ASTILLERO
Julio Hernández López
Vicente Fox: Candil de palacio y oscuridad de las embajadas
El Golpe de Usabiaga a la respetabilidad de la ceremonia
del Grito
Insólitos honores a la bandera en la Catedral Metropolitana
LO IMPORTANTE PARA las corrientes ideológicas
que desean ablandar el nacionalismo y el patriotismo mexicanos, es que
ya ha sido perturbado el sentido de una ceremonia esencial como es la del
Grito de Independencia. Al igual que a sus antecesores neoliberales priístas,
al gobierno de Vicente Fox le han estorbado los pruritos defensores de
soberanías y de otras antiguallas conexas, pero sólo esta
administración orgullosamente derechista se ha atrevido a desarrollar
una campaña dirigida a desmontar rituales y símbolos relacionados
con ese espíritu cívico adverso a privatizaciones, globalizaciones
y anexiones silenciosas. Ya otras estampas del álbum mexicano de
la Reforma y de la Revolución han recibido el desaire del revisionismo
foxista, pero ninguna de manera tan aplicada y trascendente como ha sucedido
con la fiesta repicante de la noche del 15 de septiembre.
EL
PRIMER OBJETIVO de ese ataque fueron las ceremonias a realizar en las
embajadas y consulados mexicanos, presuntamente por falta de presupuesto.
El país que sería la novena economía mundial, cuyo
presidente "casi no sabe qué hacer" con las decenas de miles de
millones de dólares que tiene de reserva, y que diariamente avanza
a pasos agigantados (al menos en los discursos oficiales de ese altísimo
funcionario), no tuvo dinero para que sus representaciones en el extranjero
contaran con recursos adecuados para festejar la Independencia nacional.
La absurda decisión administrativa tuvo consecuencias políticas
colaterales como el espectáculo dado por Mauricio Toussaint, el
lamentable oficial mayor de Relaciones Exteriores que fue promovido a una
subsecretaría encargada de asuntos de América del Norte luego
de maltratar y acusar calumniosamente al embajador de México en
Cuba, Ricardo Pascoe, y posteriormente retractarse al estilo de las peores
barandillas policiacas. Pero, más allá de esas anécdotas
despreciables, y a pesar de que en diversas partes del mundo se dieron
muestras de entusiasmo mexicanísmo (como en Nueva York, donde hubo
un desfile pionero), lo cierto es que el gobierno federal ha instalado
ya en sus principales sedes diplomáticas el virus erosionador del
sentido independentista.
LOS AHORROS QUE se buscarían en el extranjero
no tuvieron correspondencia en el ámbito interno: la ceremonia que
encabezaría el presidente Fox no sufrió recortes o privaciones,
acaso porque cualquier pretensión de deslucir esa arraigadísima
fiesta popular acarrearía consecuencias políticas negativas
para el presidente que se atreviera a contrariarla (además, no hay
antecedentes de austeridad en los actos en que participa Fox; uno de ellos,
por ejemplo, el realizado en su rancho de San Cristóbal, para recibir
en 2000 al presidente Bush, obtuvo apoyo para remodelaciones de varios
millones de pesos de parte del ayuntamiento panista, que a su vez lo recibió
del gobierno panista del estado, en una triangulación que fue aprobada
por el Congreso panista de la entidad y que se niega a investigar la Contraloría
federal panista). El Presidente y su esposa (valida del bastón que
algunos suponen de mando) encabezaron una ceremonia del Grito como en los
mejores tiempos de la república de la abundancia por administrar:
candil de palacio y oscuridad en las embajadas. (No le fue igual a Javier
USAbiaga, el exitoso exportador de ajos del Bajío que despacha como
secretario de Agricultura. Siendo ya de por sí un contrasentido
mandar como representante a Dolores Hidalgo a un secretario tan dependiente
de Estados Unidos, el susodicho USAbiaga le asestó un golpe más
a la respetabilidad de la ceremonia citada, pues tardó largos minutos
-25, según algunas notas periodísticas- en esperar a que
cediera la intensa lluvia que caía sobre más de 5 mil personas
que a la intemperie aguardaban, entre rechiflas y abucheos, a que el distinguido
señor secretario se atreviera a mojar su egregia figura.)
MUCHO MAS QUE un Grito de Independencia fue lo
que dio el mismo domingo 15 el jefe máximo de la Iglesia católica
mexicana, Norberto Rivera Carrera, quien incluyó en el menú
ceremonial de la Catedral Metropolitana una insólita rendición
de honores a la bandera y un inesperado canto del Himno Nacional. El lance
histórico infringió de entrada las regulaciones precisas
que sobre el uso de los símbolos patrios establece una ley vigente
(aunque hubo voces, como la de la presidenta de la mesa directiva de la
Cámara de Diputados, Beatriz Paredes, que se apresuró a exculpar
a los curas atropelladamente patrióticos), pero, sobre todo, trastoca
y pervierte la colocación distante que durante décadas se
ha mantenido entre los símbolos y los rituales de los poderes religioso
y político. La apuesta audaz de la jerarquía católica
no proviene, sin embargo, de una entendible inspiración divina,
sino de un elemental cálculo terreno: el Presidente de la República
y su legionaria esposa, han ofrecido abundantes muestras públicas
de sumisión ante la fuerza de las sotanas, de tal manera que el
cardenal Rivera simplemente estaría ocupando el espacio que le ha
sido cedido por el poder público. Si el Presidente de México
es capaz de hincarse ante el jefe del Estado Vaticano y besar su anillo
emblemático en señal de sumisión, no puede haber razón
para que los símbolos de ese Estado mexicano abdicante no sean apropiados
por el bando triunfador. El siguiente paso en la iconografía presidencial
sería que en una ceremonia cívica el mandatario se hinque
y se persigne ante la bandera nacional.
DE LO QUE se trata, pues, como lo muestra el guión
que estamos viendo, es de desgastar el sentido mexicano del nacionalismo
y del patriotismo, para que así sea más fácil avanzar
en los proyectos entreguistas del actual gobierno y sus aliados (y jefes)
de la derecha empresarial y clerical.
ASTILLAS:CANDIDO MORALES se llama el titular designado
por Los Pinos para dirigir el Instituto de los Mexicanos en el Exterior,
creación con la que se trata de dar un segundo aire a las promesas
hasta ahora incumplidas que Vicente Fox hizo a los paisanos como candidato
y luego ya como Presidente. Cándido vive en Carolina del Norte y
es oaxaqueño... Desangelado mitin perredista dominical en el Angel
panista de la capital del país. Muchos miembros del Sindicato Mexicano
de Electricistas, pero poca capacidad de convocatoria a la altura del objetivo
de oponerse a la reforma eléctrica foxista.