Emilio Pradilla Cobos
Texcoco-Atenco y el futuro
La cancelación del proyecto de construcción del nuevo aeropuerto metropolitano en Texcoco fue un triunfo de la movilización social de los ejidatarios en defensa de su tierra y su cultura, y de la acción legal de algunos gobiernos democráticos locales para proteger la sustentabilidad ambiental de la metrópoli; fue una victoria sobre las decisiones autoritarias del gobierno federal y del estado de México. Ahora, los habitantes y los gobiernos de la microrregión y de toda la Zona Metropolitana del Valle de México deben preocuparse por el futuro de esta zona estratégica para la sustentabilidad ambiental y social de la metrópoli y la ciudad-región del centro de México, una de las más pobladas del mundo.
Sin abandonar su vinculación con la movilización de otros sectores sociales que se enfrentan a la profundización foxista de las políticas neoliberales priístas y al viejo régimen político aún vivo, una parte importante de la fuerza demostrada por los pobladores de Atenco y Texcoco debería enfocarse hacia el diseño de un futuro de desarrollo económico y social justo, equitativo y ambientalmente sustentable, que supere la pobreza estructural que padece la mayoría de sus habitantes. En este sentido avanza el proyecto democrático de desarrollo para la región Atenco-Texcoco, en el que colaboran el ayuntamiento de Texcoco, la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh) y el Sindicato de Trabajadores Académicos de la UACh, uno de cuyos rasgos es la participación activa de las comunidades y los habitantes en la formulación y discusión de las propuestas y la toma de decisiones.
Los promotores del proyecto están conscientes de que este territorio es a la vez rural y urbano, y está ubicado en la periferia de una de las mayores metrópolis del mundo y en el corazón de una enorme megalópolis, la del centro de México, de donde se derivan los mayores riesgos (la urbanización incontrolada) y también la potencialidad y las ventajas comparativas para el desarrollo: un gran mercado agropecuario, de servicios ambientales para la metrópoli y de recreación sustentable de la población metropolitana. Por ello, este proyecto interesa a todos los ciudadanos y los gobiernos de la metrópoli, que deberían aportar su apoyo concreto y su participación activa al margen de los intereses políticos partidarios coyunturales.
Esta iniciativa confronta dos de los rasgos que llevaron al fracaso el enterrado proyecto aeroportuario: la ausencia total de procesos de planeación estratégica regional previa que señalaran los riesgos ambientales, urbanos y sociales de la megaobra; y el autoritarismo de la decisión, que se tomó sin alcanzar los consensos indispensables con los gobiernos de las entidades municipales y estatales interesadas e involucradas (Distrito Federal, Hidalgo y municipios mexiquenses conurbados), y sobre todo de las comunidades campesinas y urbanas que serían desplazadas y destruidas por la obra. Por ello, la iniciativa de programa en discusión puede y debe lograr la significación que en su momento tuvo la movilización defensiva: marcar un hito en la construcción de un nuevo esquema de planeación estratégica y democrática del desarrollo económico, social, cultural, ambiental y territorial, cuyos rasgos esenciales deben ser la integración del conocimiento científico y técnico, la participación activa y decisoria de las comunidades locales, y la concertación entre actores sociales y gobiernos locales. Este ejercicio de mediano y largo plazos debe ser previo a las decisiones y no una simple justificación textual, casi siempre insostenible, cuando ellas ya han sido tomadas; se trata de construir un nuevo paradigma planificador mediante el cual, la sociedad, sus representaciones políticas y sociales y sus gobiernos diseñen colectiva, voluntaria y democráticamente el futuro, dejando atrás la comprobada falacia neoliberal de "los equilibrios sociales y económicos producidos por la mano invisible del mercado".
La muerte prenatal del aeropuerto de Texcoco y la iniciativa de planeación democrática puesta en marcha en la zona deben ser lecciones para todos los gobiernos -federal, de los estados y municipios del centro, del Distrito Federal- cuando pretendan poner en marcha programas de desarrollo o megaobras al margen de la planeación democrática real y de la participación activa de la población en su diseño, decisión y ejecución. El proyecto de segundo piso en Periférico y Viaducto en el Distrito Federal debe ser igualmente cuestionado, pues someterlo a plebiscito después de tomada la decisión y ejecutada en parte -megadistribuidor de Viaducto y San Antonio- no resuelve las inconsistencias de su gestación por fuera de la planeación y la participación ciudadana. ƑSe entenderá la lección de Texcoco?