Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 20 de agosto de 2002
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Política
José Blanco

Exorcismos estériles

Los exorcismos discursivos de los presidentes Fox y Bush en materia económica son inútiles. Los comportamientos económicos de las sociedades capitalistas no son tan "sicológicos" como los discursos de Bush y Fox pretenden o implican. Las palabras del poder mal dichas pueden obrar catástrofes -al menos temporales-, pero las bien dichas no obran milagros. Ambos presidentes insisten en que la recesión está vencida. No hay tal. Los procesos económicos en Estados Unidos pasan por un momento de fluidez incierta en sus tendencias, con propensión hacia la fatiga y hacia una recesión quizá de largo plazo.

Todavía hacia el inicio de este año podía sostenerse la hipótesis de que la recuperación de la economía estadunidense podía darse en cualquier momento, dadas las señales que emitía el crecimiento de 5 por ciento durante el primer trimestre; pero el frenazo del segundo trimestre con un crecimiento de sólo 1.1 por ciento (ambas medidas en variación anual), vino acompañado de hechos cada vez más graves referidos a problemas que no son de mera coyuntura.

En México, en el juego de los exorcismos Eduardo Sojo tomó la iniciativa y dio la "buena nueva" de que la economía mexicana registraba un crecimiento de 2.1 por ciento en el segundo trimestre, interrumpiendo los crecimientos negativos de los anteriores tres trimestres. Ello a pesar de que tanto Hacienda como el INEGI habían informado que el producto, desestacionalizado (eliminando el efecto de la Semana Santa, que en 2001 ocurrió durante el segundo trimestre y en 2002 durante el primero), era en realidad de 1.16 por ciento. Con todo, el presidente Fox echó las campanas a vuelo y de plano dio por terminada la recesión. En el mismo discurso ha insistido Bush, especialmente durante los dos últimos meses, como si las palabras presidenciales crearan el conjuro para neutralizar a las fuerzas del mal que nos mantienen en recesión.

En Estados Unidos el análisis de Bronson con su indicador WLI, de uso creciente en el análisis macroeconómico, insiste en la hipótesis de que esa economía enfrenta una recesión de doble fondo. Por su parte, el índice ISM del sector manufacturero de Estados Unidos de julio, por lo pronto revela que estamos todavía a medio año de un probable cambio de tendencia y por lo tanto a casi un año de una hipotética recuperación.

Justo en relación con problemas de fondo de la economía estadunidense conviene oír la voz de Paul Krugman, un economista del MIT y de Princeton al que muchos gobiernos ponen atención.

La semana pasada nos recordaba en el NY Times por qué, hasta hace poco, según su análisis, la economía estadunidense no tenía en su horizonte de posibilidades una crisis económica de largo plazo como la que padece Japón (Krugman tiene un web site sobre este país, al que ha dado seguimiento durante cuatro años). En traducción libre, sus argumentos eran: "1) frente a cualquier eventualidad, tenemos tela de dónde cortar, en relación con la tasa de interés; 2) la situación estadunidense de las finanzas públicas a largo plazo es muy fuerte (recuerde usted a Clinton dibujando en una pizarra un gran cero, indicativo del equilibrio presupuestal, con gran anticipación a la fecha originalmente programada: JB), por tanto también hay posibilidades de estímulo fiscal en el improbable caso de que los decrementos en la tasa de interés no fueran suficientes; 3) no tenemos que preocuparnos de una pérdida de confianza al estilo asiático en el sector comercial, porque nosotros tenemos un control (governance) corporativo excelente; 4) tenemos -como Japón en su momento-, una burbuja accionaria, pero no tenemos una burbuja de bienes raíces".

Es claro, para quienes tienen un mínimo de información sobre la economía estadunidense, por qué Krugman ha debido eliminar de su análisis los tres primeros argumentos (los instrumentos a que se refieren los dos primeros incisos han sido ya ampliamente ejercidos, y en el caso del tercero, los escándalos de corrupción de las grandes corporaciones a nadie han escapado); respecto al cuarto, la burbuja accionaria ha sido tan grande como lo demuestran el derrumbe del Nasdaq y las amplias caídas del Dow Jones. Además, según Krugman, un análisis reciente de Dean Baker, del Centro para la Investigación de la Política Económica, es particularmente convincente respecto de una burbuja en el mercado inmobiliario. Los precios de las casas han corrido muy por delante de las rentas, sugiriendo que las personas están comprando casas para la especulación y no meramente como vivienda.

De acuerdo con este análisis, el fondo de la recesión estadunidense bien puede ser de 5 a 10 años; tal lo que concluye Krugman, sin abandonar el nivel de la hipótesis y aunque haya muchas "W" en el camino del crecimiento. Del otro lado del Bravo, desgraciadamente, el gobierno no piensa en otra vía de estímulo de la economía mexicana que la recuperación de los vecinos. Estamos aviados. 

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