José Cueli
Filosofar en clave tojolabal
Carlos Lenkersdorf, doctor en filosofía e investigador titular de lingüística en el Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, tras casi 30 años de convivencia y arduo trabajo con grupos indígenas tojolabales los que, según sus propias palabras, le enseñaron su lengua y su cultura en el seno mismo de sus comunidades introduciéndolo a su cosmovisión, presenta su más reciente obra, Filosofar en clave tojolabal.
Como sus anteriores libros y múltiples publicaciones, Filosofar... está avalado no sólo por muchos años de investigación y estudio, sino también por una entrega incondicional a la tarea que se propone. Nada sencilla por cierto.
La lectura de Filosofar en clave tojolabal confronta nuestros esquemas conceptuales (lingüísticos, filosóficos, sicoanalíticos y sociológicos) basados todos ellos en el pensamiento occidental. La tesis central apunta a corregir el error del eurocentrismo que, según el autor, colocó a Grecia como la cuna de la filosofía y a Atenas como la fuente primigenia de la democracia. Las investigaciones de Lenkersdorf cuestionan esta propuesta ancestral. Para él, ''los maya-tojolabales, uno de los pueblos amerindios del continente, moradores de Chiapas, han elaborado a lo largo de siglos un idioma que implica y manifiesta un tipo de filosofar, desde las raíces diferente de la filosofía occidental".
En el choque de cosmovisiones que se hace patente en la infinidad de hostilidades que se actúan de manera cotidiana a lo largo y ancho del planeta puede leerse lo que Carlos puntualiza con claridad; por un lado la perspectiva de sujeto-objeto que ataca y hostiliza al enemigo hasta el aniquilamiento, que se hace evidente tanto en el ataque como en la respuesta. A ésta se contrapone la perspectiva tojolabal de intersubjetividad ''que quiere decir aprender los unos de los otros por diferentes que seamos".
Argumentaciones como éstas refutan la aseveración de que los pueblos indígenas carecen de una forma de filosofar. La tesis del autor consiste en que ''las lenguas encierran en sí mismas cosmovisiones que explican las particularidades de las estructuras lingüísticas, las expresiones idiomáticas y, en total, la idiosincrasia de idiomas determinados.
De esta manera se extienden por todas las ramificaciones de las lenguas y conforman lineamientos para el filosofar. El tipo de filosofía que se encontrará irá mucho más allá de aquello que se suele llamar filosofía en el contexto occidental. A lo largo del texto se hace manifiesta la importancia de un concepto clave que orienta toda la investigación. Lenkersdorf se refiere a la noción de nosotros.
La presencia de dicho concepto en la lengua tojolabal caracteriza la filosofía en clave tojolabal. El acento se desplaza del individuo a la comunidad, implica una inclusión al grupo nosótrico. En palabras de Carlos ''el nosotros'', pues, no borra al individuo, sino que le da espacio para desarrollar todo su potencial y representa un principio organizativo de la lengua y de la realidad extralingüística, trasciende en la educación, en la organización cultural, social y política, en la concepción del poder y en el establecimiento de una actitud de auto y heterocrítica.
Cabría aquí enlazar con el pensamiento derridiano que escapando al encasillamiento dentro de la metafísica tradicional occidental, denuncia la violencia del logofonocentrismo y apuesta por una apertura del pensamiento con una propuesta deconstructiva.
Filosofar en clave tojolabal abre un horizonte inexplorado. El respeto por el pensamiento y el discurso del otro y la sabiduría y la riqueza que éste encierra, en el caso de los pueblos indígenas, puede ayudarnos a ensanchar los límites de nuestro pensamiento y aportar opciones para mejorar la convivencia entre los pueblos.