Desde 1952 están esperando que el gobierno "cumpla"
Aún no pagan a ejidatarios tierras del actual
aeropuerto
Los 40 sobrevivientes del grupo de 262 fundadores del Peñón
de los Baños confían en que si luchan van a ganar
FABIOLA MARTINEZ Y GUSTAVO CASTILLO
Cincuenta años después de la expropiación
siguen esperando el pago de sus parcelas... "Mientras me llega la hora,
quisiera ese dinero para tomarme un refresco y decir miren, ahí
quedó el resultado de mi sudor, ahí quedaron mis pulmones",
expresa Trinidad González, uno de los 40 sobrevivientes del grupo
de 262 fundadores del ejido del Peñón de los Baños.
Junto con sus compañeros, ahora viejos, enfermos
y al amparo de sus hijos o nietos, que ya también adquirieron derechos
agrarios, recuerda que el gobierno federal expropió sus tierras
para la construcción del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México (AICM), en 1952, justo donde sembraba maíz, alfalfa
y rábano de bola; también por donde caminaba con su arado
y sus mulas, y en ocasiones, cuando la tierra se apretaba, con tractor.
Por eso, afirma, "ahora lo peor es morirse y no cobrar".
Las autoridades agrarias los reconocen como ejidatarios,
sin embargo, no son dueños siquiera de un centímetro de tierra.
En lo que fue su ejido, en el lugar donde pescaban, en los terrenos donde
recolectaban mosco y cazaban chichicuilotes y patos, cuentan los viejos,
hoy se localizan el aeropuerto capitalino, la Alameda Oriente, colonias
como Cuchilla del Tesoro, Arenal, el bosque de San Juan de Aragón
y varias de las concentraciones urbanas con mayor número de habitantes
por metro cuadrado en el país.
Ignacio Cedillo Caballero, Hipólito Caballero Cedillo,
Eulogio Rodríguez Romero, Trinidad Gutiérrez, Venustiano
Padilla Cedillo y Pascual Caballero Padilla afirman que actualmente es
difícil entender la dimensión del ejido original.
Ellos narran -y presentan documentos- que sus posesiones
comprendían en la década de los 30 poco más de 500
hectáreas, desde el perímetro de la actual colonia Moctezuma
hasta los límites con los municipios mexiquenses de Ciudad Nezahualcóyotl,
Chimalhuacán y Ecatepec. Todo les fue arrebatado en cuatro años.
Juan Padilla, hijo de uno de los campesinos fundadores,
señala también, mostrando legajos de documentos oficiales,
que forman pilas: "sí hubo algunos pagos, pero se entregaron a supuestos
líderes, comisarios e incluso ejidatarios vinculados a políticos
como Augusto Gómez Villanueva (titular de la Reforma Agraria en
tiempos de Luis Echeverría y actual diputado federal por el PRI)
y al priísta Humberto Serrano Pérez, actual diputado en la
Asamblea de Representantes.
Lo mismo ocurrió, agrega, con 5 millones de pesos
que cobró Rogelia MoralesPacheco, a quien también le dieron
dos ranchos: primero les concedieron uno en San Miguel de Allende, Guanajuato,
pero años después grupos de supuestos campesinos, al mando
de Humberto Serrano Pérez, los despojaron. Luego, el gobierno les
dio otro en Jantetelco, Morelos, donde ocurrió exactamente lo mismo.
Pero eso no es todo, asegura Pascual Caballero, supuestamente
se entregaría una casa a cada ejidatario como indemnización.
"Algunos fueron beneficiados. Otros, como mi madre, jamás recibieron
nada. Lo peor fue que los que sí tuvieron casa después ,
se las cobraron en un plazo de 15 años".
Con todo y la lista de "trinquetes", Ignacio Cedillo Caballero
dice que una vez más tienen "la esperanza de que en este año
sí haya una respuesta favorable a las demandas y que no ocurra,
como tantas veces, que a punto de alcanzar una solución cesen al
funcionario encargado o que algún tipo de beneficio llegue a cualquier
mano, menos a las nuestras".
Como si la expropiación hubiera sido ayer, se espera
que en las próximas semanas la Procuraduría Agraria convoque
a una asamblea ejidal en la que se elija a representantes del núcleo
y se proceda al avalúo de los débitos gubernamentales.
A decir del grupo representado por Padilla, a valores
de 1975 dicho adeudo asciende a 50 millones de pesos, más la actualización
de capital e intereses generados en los últimos 27 años.
Además, según versión de los entrevistados,
los terrenos en los que se realizó la última ampliación
del AICM -entre 1999 y 2000- también eran propiedad ejidal, por
los cuales nunca se hizo un pago, y que se suman a los que hoy son utilizados
para el área de aduanas y al espacio que ocupa Aeropuertos y Servicios
Auxiliares (ASA).
Alentados por la lucha de los ejidatarios de San Salvador
Atenco, Texcoco, los de El Peñón advierten "por experiencia
en carne propia" que por las expropiaciones "el gobierno no paga". En ese
sentido, consideran absurdo que las autoridades quieran construir otro
aeropuerto, e incluso ampliar el actual, sin haber finiquitado antes todos
los adeudos derivados de la construcción del AICM, en 1952.
El saldo de la expropiación en el Peñón
de los Baños, afirman, no fue de empleos bien remunerados para los
ejidatarios y sus familias, sino infinidad de oficios con sellos de recibido
en oficinas gubernamentales, una deuda millonaria pendiente, la división
de los campesinos en cuatro grupos y un proceso en la Procuraduría
Agraria "a punto de empezar".
Todo se acabó, los patos, los chichicuilotes...
Los viejos ejidatarios, apoyados por bastones, muletas
o el brazo de algún familiar, advierten que en caso de ampliarse
la actual terminal aérea, las tierras que fueron de ellos, concedidas
en tiempos de Lázaro Cárdenas y de las que no han recibido
ni un centavo desde hace cinco décadas, podrían ser nuevamente
afectadas.
Desde el techo del estacionamiento de la zona de llegadas
nacionales del AICM recordaron que en los 30, en tiempos de lluvia, los
terrenos que hoy son las pistas se hacían fangosos, se inundaban
y servían para cosechar chichicastle, maíz, calabaza, frijol
y rábanos.
Hacia el final de la década de los 40, el gobierno
ya había construido pequeñas pistas de aterrizaje en sus
predios: "ocupaban un terreno bien pequeñito, la primera expropiación
ni siquiera fue formal, y nosotros no nos preocupamos por ello, pero para
1948 y 1952, detrás del ejército llegaron las máquinas",
recuerda Ignacio Cedillo.
"Todo se acabó: los patos, los chichicuilotes,
ya no hubo de donde sobrevivir", agrega Eulogio Rodríguez.
El relato lo secunda don Trinidad -uno de los ejidatarios
más viejos-, quien detalla: "la orden (de expropiación) se
la entregaron al comisario Flavio Morales... Yo no sé si lo obligaron
a firmarla o qué, pero luego nos salimos de nuestra parcela porque
era el señor gobierno quien lo mandaba".
Aun así, interviene Pascual, hubo resistencia de
algunos con sus escopetas y sus 30-30, y hasta hubo un muerto de cada bando
(ejidatarios y ejército), pero al final creímos en la promesa
de pago. A 50 años continuamos esperando. "Si seguimos luchando
creo que podremos ver algo, algún día; no hemos desistido
porque nuestros líderes están seguros de que nos van a dar
lo que nos deben".
De los ex presidentes, dicen, "nadie nos ha hecho caso.
Sólo Lázaro Cárdenas fue compartido con nosotros,
nos dio la tierra. Uuuuh, los demás... ¡nada! ¿Y Fox?...
está en veremos".