Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 4 de agosto de 2002
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Política
Desde 1952 están esperando que el gobierno "cumpla"

Aún no pagan a ejidatarios tierras del actual aeropuerto

Los 40 sobrevivientes del grupo de 262 fundadores del Peñón de los Baños confían en que si luchan van a ganar

FABIOLA MARTINEZ Y GUSTAVO CASTILLO

Cincuenta años después de la expropiación siguen esperando el pago de sus parcelas... "Mientras me llega la hora, quisiera ese dinero para tomarme un refresco y decir miren, ahí quedó el resultado de mi sudor, ahí quedaron mis pulmones", expresa Trinidad González, uno de los 40 sobrevivientes del grupo de 262 fundadores del ejido del Peñón de los Baños.
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Junto con sus compañeros, ahora viejos, enfermos y al amparo de sus hijos o nietos, que ya también adquirieron derechos agrarios, recuerda que el gobierno federal expropió sus tierras para la construcción del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en 1952, justo donde sembraba maíz, alfalfa y rábano de bola; también por donde caminaba con su arado y sus mulas, y en ocasiones, cuando la tierra se apretaba, con tractor. Por eso, afirma, "ahora lo peor es morirse y no cobrar".

Las autoridades agrarias los reconocen como ejidatarios, sin embargo, no son dueños siquiera de un centímetro de tierra. En lo que fue su ejido, en el lugar donde pescaban, en los terrenos donde recolectaban mosco y cazaban chichicuilotes y patos, cuentan los viejos, hoy se localizan el aeropuerto capitalino, la Alameda Oriente, colonias como Cuchilla del Tesoro, Arenal, el bosque de San Juan de Aragón y varias de las concentraciones urbanas con mayor número de habitantes por metro cuadrado en el país.

Ignacio Cedillo Caballero, Hipólito Caballero Cedillo, Eulogio Rodríguez Romero, Trinidad Gutiérrez, Venustiano Padilla Cedillo y Pascual Caballero Padilla afirman que actualmente es difícil entender la dimensión del ejido original.

Ellos narran -y presentan documentos- que sus posesiones comprendían en la década de los 30 poco más de 500 hectáreas, desde el perímetro de la actual colonia Moctezuma hasta los límites con los municipios mexiquenses de Ciudad Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y Ecatepec. Todo les fue arrebatado en cuatro años.

Juan Padilla, hijo de uno de los campesinos fundadores, señala también, mostrando legajos de documentos oficiales, que forman pilas: "sí hubo algunos pagos, pero se entregaron a supuestos líderes, comisarios e incluso ejidatarios vinculados a políticos como Augusto Gómez Villanueva (titular de la Reforma Agraria en tiempos de Luis Echeverría y actual diputado federal por el PRI) y al priísta Humberto Serrano Pérez, actual diputado en la Asamblea de Representantes.

Lo mismo ocurrió, agrega, con 5 millones de pesos que cobró Rogelia MoralesPacheco, a quien también le dieron dos ranchos: primero les concedieron uno en San Miguel de Allende, Guanajuato, pero años después grupos de supuestos campesinos, al mando de Humberto Serrano Pérez, los despojaron. Luego, el gobierno les dio otro en Jantetelco, Morelos, donde ocurrió exactamente lo mismo.

Pero eso no es todo, asegura Pascual Caballero, supuestamente se entregaría una casa a cada ejidatario como indemnización. "Algunos fueron beneficiados. Otros, como mi madre, jamás recibieron nada. Lo peor fue que los que sí tuvieron casa después , se las cobraron en un plazo de 15 años".

Con todo y la lista de "trinquetes", Ignacio Cedillo Caballero dice que una vez más tienen "la esperanza de que en este año sí haya una respuesta favorable a las demandas y que no ocurra, como tantas veces, que a punto de alcanzar una solución cesen al funcionario encargado o que algún tipo de beneficio llegue a cualquier mano, menos a las nuestras".

Como si la expropiación hubiera sido ayer, se espera que en las próximas semanas la Procuraduría Agraria convoque a una asamblea ejidal en la que se elija a representantes del núcleo y se proceda al avalúo de los débitos gubernamentales.

A decir del grupo representado por Padilla, a valores de 1975 dicho adeudo asciende a 50 millones de pesos, más la actualización de capital e intereses generados en los últimos 27 años.

Además, según versión de los entrevistados, los terrenos en los que se realizó la última ampliación del AICM -entre 1999 y 2000- también eran propiedad ejidal, por los cuales nunca se hizo un pago, y que se suman a los que hoy son utilizados para el área de aduanas y al espacio que ocupa Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA).
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Alentados por la lucha de los ejidatarios de San Salvador Atenco, Texcoco, los de El Peñón advierten "por experiencia en carne propia" que por las expropiaciones "el gobierno no paga". En ese sentido, consideran absurdo que las autoridades quieran construir otro aeropuerto, e incluso ampliar el actual, sin haber finiquitado antes todos los adeudos derivados de la construcción del AICM, en 1952.

El saldo de la expropiación en el Peñón de los Baños, afirman, no fue de empleos bien remunerados para los ejidatarios y sus familias, sino infinidad de oficios con sellos de recibido en oficinas gubernamentales, una deuda millonaria pendiente, la división de los campesinos en cuatro grupos y un proceso en la Procuraduría Agraria "a punto de empezar".

Todo se acabó, los patos, los chichicuilotes...

Los viejos ejidatarios, apoyados por bastones, muletas o el brazo de algún familiar, advierten que en caso de ampliarse la actual terminal aérea, las tierras que fueron de ellos, concedidas en tiempos de Lázaro Cárdenas y de las que no han recibido ni un centavo desde hace cinco décadas, podrían ser nuevamente afectadas.

Desde el techo del estacionamiento de la zona de llegadas nacionales del AICM recordaron que en los 30, en tiempos de lluvia, los terrenos que hoy son las pistas se hacían fangosos, se inundaban y servían para cosechar chichicastle, maíz, calabaza, frijol y rábanos.

Hacia el final de la década de los 40, el gobierno ya había construido pequeñas pistas de aterrizaje en sus predios: "ocupaban un terreno bien pequeñito, la primera expropiación ni siquiera fue formal, y nosotros no nos preocupamos por ello, pero para 1948 y 1952, detrás del ejército llegaron las máquinas", recuerda Ignacio Cedillo.

"Todo se acabó: los patos, los chichicuilotes, ya no hubo de donde sobrevivir", agrega Eulogio Rodríguez.

El relato lo secunda don Trinidad -uno de los ejidatarios más viejos-, quien detalla: "la orden (de expropiación) se la entregaron al comisario Flavio Morales... Yo no sé si lo obligaron a firmarla o qué, pero luego nos salimos de nuestra parcela porque era el señor gobierno quien lo mandaba".

Aun así, interviene Pascual, hubo resistencia de algunos con sus escopetas y sus 30-30, y hasta hubo un muerto de cada bando (ejidatarios y ejército), pero al final creímos en la promesa de pago. A 50 años continuamos esperando. "Si seguimos luchando creo que podremos ver algo, algún día; no hemos desistido porque nuestros líderes están seguros de que nos van a dar lo que nos deben".

De los ex presidentes, dicen, "nadie nos ha hecho caso. Sólo Lázaro Cárdenas fue compartido con nosotros, nos dio la tierra. Uuuuh, los demás... ¡nada! ¿Y Fox?... está en veremos".

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