José Antonio Rojas Nieto
Nuestra buena fortuna petrolera
Este viernes nuestro abundante crudo Maya cerró con una cotización internacional superior a 23 dólares por barril. Pero, Ƒse acuerda usted que en 1998 este mismo petróleo alcanzó su nivel más bajo en muchos años, al experimentar un promedio anual ligeramente superior a ocho dólares? ƑRecuerda el dramático inicio de la primavera de ese año 1998, en que nuestro Maya apenas logró una cotización mensual promedio de poco más de siete dólares? Ƒ Y alcanza a tener memoria de un Maya con un precio medio mensual inferior a esos mismos siete dólares por barril que, de suyo, ya representaban un verdadero drama para nuestros ingresos por exportaciones y -todavía más- para los ingresos fiscales?
Sólo piense en diciembre de 1998 y en las angustias con las que se cerraba el año petrolero en México. Por favor recuérdelo siempre pero, sobre todo, recuerde que México colaboró a deprimir esos precios con su ánimo exacerbado de elevar producción más allá de lo que la demanda solvente de crudo en el mercado mundial lo permitía.
En realidad, digo mal al decir México, debo decir, los funcionarios gubernamentales que, por fortuna, reaccionaron bien al drama y empezaron a racionalizar la producción. De entonces a la fecha mucho han aprendido las secretarías de Energía y de Relaciones Exteriores. Hoy sus dirigentes escuchan más a sus especialistas y a algunos buenos especialistas de Pemex interesados realmente en lograr una actuación coherente de su empresa y de su país. šEnhorabuena!
Bueno, pero hablando ya de lo que ha pasado este primer semestre con nuestras ventas de crudo al exterior, hay que decir que de enero a junio de este difícil año 2002, los ingresos petroleros por ventas de crudo en el mercado mundial casi alcanzaron los 6 mil millones de dólares. Sólo fueron inferiores en 328 millones a los del primer semestre de 2001. Y no porque los precios hubieran sido inferiores, pues en ambos semestres el precio fue prácticamente el mismo: 19 dólares 70 centavos por barril, aunque el año pasado iban a la baja y hoy están estables con cierta tendencia ascendente.
Pero, además, hoy se comercializa un volumen inferior, en rigurosa coherencia con la caída de la demanda y en acuerdo con productores OPEP y No OPEP -incluido Rusia por fortuna- que han reconocido las dificultades para la reactivación.
Así, en lugar del millón 733 mil de crudo comercializado externamente en el primer semestre de 2001, este año se ha vendido un millón 637 mil barriles al día, 95 mil barriles menos aunque, debiéramos decir, casi 150 mil menos si tuviéramos una economía recuperada.
Bien, pues por este volumen de crudo vendido a casi 20 dólares por barril, recibimos 5 mil 868 millones de dólares. Y merced a ello, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ha recibido no menos de 11 mil millones de dólares de derechos de extracción de todo lo producido (apenas 0.6 por ciento más que el año anterior), volumen de recursos fiscales que a estas alturas y dadas las circunstancias de reactivación, no sólo lenta sino débil, de la economía estadunidense y de otras economías del mundo, son importantes, muy importantes y han colaborado a mantener la estabilidad del tipo de cambio, lo que frente al contexto dramático de Argentina o de Brasil debiera ser mucho más valorado.
ƑQué podemos esperar para el resto del año? Una demanda con una débil reactivación, digo débil por la tardanza -obvia por lo demás- de la recuperación de una economía vecina sumergida en el fango de la corrupción; una economía con un Dow Jones que esta semana -después de su recuperación entre septiembre y marzo, y su caída a partir de dicho mes- descendió por debajo de los 8 mil 500 puntos, y está muy próximo del dramático nivel al que cayó luego de los hechos del 11 de septiembre, y que cada día se le dificulta más superar, dado el deterioro no sólo productivo sino financiero y moral de su economía.
Si frente a esta débil reactivación controlamos producción (no exportar, por ejemplo, más de un millón 700 mil barriles al día), podemos esperar un precio promedio no inferior a 22 dólares para el segundo semestre. Con ello -nivel de producción y precio- tendríamos ventas anuales por un millón 670 mil barriles diarios y precio promedio anual cercano a 21 dólares, con lo que, a su vez, registraríamos ingresos por exportaciones de 12 mil 700 millones de dólares al año, casi 10 por ciento superiores a los del año 2001.
Esto representaría ingresos por derechos de extracción no inferiores a 23 mil millones de dólares, lo que -hay que decirlo una vez más y dado el contexto del mundo de hoy- es una verdadera fortuna, vinculada más a una buena actuación que al azar. šQue esto... sí, que esto, no se nos olvide!
[email protected]