Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 17 de julio de 2002
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Política

En su juventud rechazó ser abogado, ''porque no quiero estudiar para ratero''

La lucha no se gana con consignas sino con razones, afirma el dirigente Ignacio del Valle

Hemos volteado a vernos como hermanos y logrado la unidad de nuestro pueblo, dice

MARIA RIVERA

Con gran banquete, los campesinos de Magdalena Panoaya celebraron la liberación y el retorno de los dirigentes del movimiento de resistencia al proyecto del aeropuerto. El domingo fueron a San Salvador al festejo compartido, pero este lunes era su fiesta y echaron la casa por la ventana. Cada quien según su posibilidad cooperó. Unos acercaron el pollo y el chicharrón, otros los frijoles y las calabacitas. La única que andaba de malas era doña María Rodríguez, la cocinera, porque a nadie se le ocurrió que el menú requería ''su cilantrito y su yerbabuena'', y miraba desolada el desangelado caldo.

''Y yo que quería quedar bien con don Nacho (Ignacio del Valle)'', repetía mientras servía a los hambrientos comensales, quienes parecían no percatarse del sazón. Cuenta que no tiene tierras que defender, que ni a eso llega, pero ha estado en la lucha desde sus inicios. ''Si ponen el aeropuerto Ƒa dónde va a ir mi familia?, Ƒa ver? Mi esposo es maestro albañil y gana bien sólo cuando trabaja, pero por ejemplo, ahorita que llueve no le cae nada... El señor Nacho me ha dicho: 'mira, aunque no tengas terrenos se te va a ayudar, tú no te preocupes'. Yo no estoy aquí por interés, de veritas, pero me gustan los modos de él, la forma en que nos trata.''

Si se le preguntara a la gente que se ha incorporado a la lucha campesina sus razones, buena parte respondería de manera similar. La labor de gestoría social que ha realizado Ignacio del Valle a lo largo de 25 años ha calado en esta región mexiquense, donde los favores oficiales llegan a cuentagotas.

Familia formada en luchas sociales

Los orígenes del liderazgo de este hombre de 46 años hay que rastrearlos desde principios del siglo pasado. En 1929 su tío, don Odilón del Valle, organizó a los campesinos de la zona para reclamar las tierras de la hacienda grande, donde ha-bían trabajado sus padres como peones. Por ejemplo, Longinos del Valle, abuelo de Nacho, se dedicaba a abrir pozos artesianos para los cultivos.

Las gestiones del dirigente agrarista terminaron bien; meses después, dos trenes repletos de labriegos se dirigieron a Chalco para recibir su dotación como ejidatarios. Los títulos de propiedad los recibieron de manos de Pascual Ortiz Rubio, presidente del país.

Un niño pequeño también tuvo su parcela. Era don Luis del Valle, padre de Nacho, a quien le pintaron bigotes para hacerlo pasar por adulto. Desde entonces -relata- se dedicó al cultivo de su parcela. Con el maíz y el frijol que sembraba dio de comer a su numerosa prole compuesta por ocho hijos. Con el tiempo, el campesino puso un molino y más tarde una carnicería. De esa forma, los más chicos de la familia gozaron de una serie de facilidades que los más grandes no tuvieron.

El más pequeño, Nacho, incluso fue a estudiar parte de la primaria y la secundaria a Texcoco y más tarde estuvo en el CCH Naucalpan. Don Luis cuenta que deseaba que su hijo fuera abogado, pero éste, muy serio, le respondió que ''él no quería estudiar para ratero''. Finalmente, el padre le enseñó los pormenores de la carnicería y del campo ''y así se fue haciendo un hombre de bien''.

En la preparatoria tuvo contacto con el pensamiento de izquierda, y ahí empezó a escuchar sobre el movimiento del 68, pero también sobre los movimientos guerrilleros de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. Los dirigentes guerrerenses son, al igual que el Che Guevara, Fidel Castro y Ho Chi Minh, sus fuentes ideológicas.

Otro elemento que despertó su interés en la participación política fue el activismo de su padre. Don Luis primero fue síndico del ayuntamiento y más tarde realizó diversos trabajos en el comisariado ejidal. Con todos estos elementos, en 1976 comenzó su participación política el actual dirigente del movimiento de Atenco. El eje de aquella primera protesta fue la ley catastral del estado de México, que ponía por los cielos los impuestos a las casas habitación. Eran tiempos en que laatenco_marcha_7tr zona oriente de la entidad apenas si tenía trabajo político, así que a los nuevos activistas les tocó abrir brecha.

''Poco a poquito y gracias al olvido oficial ante el clamor popular'', como explica el líder, el trabajo de gestoría social empezó a conseguir sus frutos. La actividad se realizaba sin tener en cuenta la filiación partidista de los beneficiarios. Algunas ocasiones el grupo trabajó de manera cercana a gobiernos priístas y en otras a panistas.

A mediados de los 70 se organizaron formalmente en Habitantes Unidos de San Salvador Atenco (Hausa), perteneciente al Frente Popular de Texcoco, cuyo antecedente inmediato es el Frente Popular del Valle de México. ''Cuando a alguien se le atoraba algo, se lo desatorábamos'', cuenta Felipe González, Finini, uno de los militantes de aquel movimiento. La gestión variaba. A algunos se les orientaba para conseguir ayuda legal, a otros para atención médica, hasta entierros dignos tuvieron que tramitar. Lo que los diferenciaba de los partidos políticos, explica, es que su trabajo no se limita a una época, sino que tocaban puerta tras puerta todo el tiempo.

También hubo altibajos. En 93 tuvieron su primera prueba de fuego. Ante la decisión oficial de retirar los tortibonos a la gente de la región decidieron bloquear la carretera Texcoco-Lechería. El gobierno de Emilio Chuayffet les mandó la fuerza pública, que no sólo reabrió la vía de comunicación, sino que rodeó al pueblo y entró golpeando a cuanto ser encontraron en el camino.

Al principio, la comunidad sorprendida se replegó, pero cuando llegaron los gases lacrimógenos respondió. Por lo menos una patrulla fue quemada. Así, de golpe, se convirtió en nota de noticiarios televisivos. ''Hasta Televisa vino'', recuerdan los pobladores.

Al principio trataron de achacar la violencia al presidente municipal panista, pero Ignacio del Valle salió en su defensa.

Más tarde irrumpió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el escenario político del país y los militantes de Hausa le manifestaron sus simpatías. Nacho recuerda que, para él, 1994 fue un despertar. ''Aquellos que teníamos ciertas ideas en torno a la justicia vimos que era el momento de hacer algo. De reflexionar, más que nada. De ver que cada quien desde su trinchera sí puede hacer algo.''

Algunas pintas y volantes que circularon por el pueblo hicieron que el gobierno mexiquense pusiera a la comunidad en la mira. Desde entonces, Atenco es visto con desconfianza. Incluso a este lugar y a las poblaciones que lo rodean, se les obligó por aquellos tiempos a mantener despejada el área frente a las oficinas del ayuntamiento. Algunos dicen que para que no hubiera algún atentado y otros que para que pudieran aterrizar helicópteros en caso de necesidad. No faltan en el pueblo los que se atreven a sugerir que el proyecto del aeropuerto tiene también como fin acabar con este foco rebelde.

Aunque se ha dicho que el movimiento de resistencia tiene un liderazgo colectivo es más que conocido que Ignacio del Valle y Adán Espinoza han asumido en buena medida su dirección. Aunque en los primeros tiempos después de que se dio a conocer el decreto de expropiación, el 22 de octubre de 2001, había contrapesos como el grupo Atenco Unido, conformado por jóvenes del pueblo, y el comisariado ejidal, con el tiempo la hegemonía ha terminado en manos de la gente que proviene de Hausa.

Al interior también se empezaron a manifestar problemas. En los siete meses que lleva la resistencia hubo una serie de roces el interior. Eran inocultables las diferencias. Sin embargo, si algo marcó la jornada del domingo por la noche, con la que el pueblo de San Salvador festejó su primer triunfo, fue la unión en torno a Nacho. Otro ejemplo de cómo los manejos gubernamentales no son los más acertados. Si se trató de acabar con él al aprehenderlo, lo único que se consiguió fue lo contrario.

''Ya se estableció la comunicación que se buscaba con el gobierno federal -analiza el dirigente-, ahora hay que reafirmar la consigna de que no queremos ese proyecto. Queremos ser propositivos. No rechazamos todo, pero sí queremos un modo de vida diferente en todos los ámbitos: salud, educación, cultura. Esto también para nosotros ha sido una gran lección, hemos volteado a vernos como lo que somos, hermanos, y hemos logrado la unidad de la gente de nuestro pueblo.''

Hoy en día es imposible hablar de Nacho sin hacerlo de su hija América, de 22 años, quien durante la crisis pasada asumió buena parte de su trabajo. El padre la califica de metichona y corajuda, pero es evidente el orgullo que siente por ella. ''Me adora, y yo también a él -afirma la joven dirigente-, aunque siempre estamos como perros y gatos. Los genes no nos ayudan, tenemos caracteres explosivos.''

La estudiante de Pedagogía recuerda que la única indicación que recibió desde pequeña fue: ''lee, lee y lee. En la adolescencia yo pensaba 'ya va a empezar a molestar', pero con la edad uno va aprendiendo cosas, y poco a poco se va formando su propio concepto de lo que es la libertad y la justicia''.

Un modo de vida en riesgo de extinción

Otra de las indicaciones que le ha hecho su padre es que la lucha no se gana a través de consignas, sino desde las razones. ''El tiene mucho carisma. A veces creo que va a cometer un gran error y resulta que las cosas le salen de maravilla. Me digo, šcómo es posible! Ha de ser por su entrega a la gente. Yo a veces le decía: 'primero están los demás y luego nosotros, tus hijos'. El me respondía: 'no es así, pero si quieres participar y actuar tienes que entregarte, si no nadie te va a creer'''.

Entre las razones por las que Ignacio del Valle cree que el movimiento de Atenco ha tenido tanta repercusión está la justeza de sus demandas y porque es un claro ejemplo de cómo un modo de vida está en peligro de extinción. ''El concepto de globalización ha pegado muy fuerte. De frente. El sistema ya no oculta lo que trae detrás. Dice abiertamente 'te quito tu tierra y te exploto'. Ya no hay medias tintas, ahora dicen 'te chupo totalmente'. Los campesinos no somos otra cosa que mano de obra barata, ni a quien se le ocurra impulsar el campo.''

Por lo pronto, considera que tras esta crisis han hecho que el gobierno entienda que la voluntad del pueblo es lo más importante y que si no se le hace caso habrá problemas como los recientes.

El crecimiento del movimiento sorprende hasta al mismo dirigente campesino. ''Yo me identifico mucho con el Guerrero de Genaro y Lucio, con la guerrilla y las luchas sociales, pero nunca pensé que en el corazón mismo del país, que es Atenco, iba a surgir un movimiento social de tal magnitud. Por lo visto cuando hay injusticia no necesitamos una selva para escondernos o aventarnos. Estamos viendo que lo que surgió en Chiapas se puede dar en cualquier lugar. Los zapatistas son modelo de inspiración revolucionaria. Porque la solución es la revolución.''

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