Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 14 de julio de 2002
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Espectáculos
Posponen por lluvia el reggae de Riddim Forz y Zenglen

Sorprendieron en el Afrocaribeño las danzas infantiles de Sol Mestizo

PATRICIA PEÑALOZA ESPECIAL

Veracruz, Ver., 13 de julio. El viernes, tercer día del noveno Festival Internacional Afrocaribeño, después de la presentación de Sol Mestizo y su taller infantil de danza experimental, apenas comenzaba a percutir el Taumbú Ensemble cuando el chipi-chipi se transformó en tromba. Aunque muchos huyeron apenas sintieron gotitas, decenas se negaron a dejar de bailar bajo la fresca lluvia; pero cuando el equipo se mojó, todo cesó y no quedó ni un alma en el Malecón. El aguacero duró dos horas, por lo que fue imposible que el reggae de Riddim Forz (Jamaica) y Zenglen (Haití) cerraran la noche.

Aun así, el primer acto del programa del viernes fue gratísimo, colorido, festivo. Con enjundioso ritmo, la agrupación mexicana Sol Mestizo expuso el rescate que realiza de temas africanos (yorubas), antiguos danzones de inicios del siglo XX y obras del barroco; todo ello con un particular toque percusivo. La multiplicidad de sus voces (mujeres, niños, hombres adultos) le dan un aire familiar. El mejor momento fue cuando interpretaron una rítmica notablemente africana, intensa, durante la cual niños y niñas del taller de danza experimental, ataviados con máscaras, túnicas de brillantes colores y vestimentas africanas zangolotearon sus cuerpecitos; dos que tres niñas, de las cerca de 30 que participaron en coreografías y rondas, sorprendieron a la audiencia con su capacidad de agitarse con la soltura y sensualidad de una mujer adulta.

Sol Mestizo fue capaz de combinar, con un sonido elemental pero sabroso, rumba, conga y danzón, ritmos a los cuales muchos acudieron al frente, a la zona de baile. Otro bello detalle fue cuando una pareja de ancianos, Martita y David, ganadores del reciente premio nacional de danzón, bailaron con gran elegancia una habanera de 1910.

Apenas pudo el Taumbú Ensamble de Estados Unidos, cuya vocalista es veracruzana, comenzar a incitar al baile. Cuando más demostraban su sobresaliente entretejido de percusiones africanas el agua se dejó venir. A pesar de ello, no pararon de tocar hasta haber concluido su primer número musical.

Reprograman el reggae

Debido a este imprevisto natural, el reggae de Riddim Forz y Zenglen fue programado para la noche del sábado, en otro foro. Las presentaciones más esperadas para ayer (Xiomara Fortuna, Kolé, los Pleneros de la 21 y Mono Blanco) fueron trasladadas al Teatro de la Reforma; por su parte, al escenario del Malecón se pasó el espectáculo afro-roquer-chilango de Maldita Vecindad, Salón Victoria y Toño Canica, que originalmente estarían en Playa Pirata, pero el escenario fue derrumbado por la lluvia.

De gran afluencia, abundante, rico en ritmo y conversación resultó ayer por la mañana el foro La musicalidad de Guillén, a propósito de la obra poética del cubano Nicolás Guillén, dentro de la celebración internacional de su centenario, y como tema central de este festival. Los investigadores y académicos cubanos Luis Rovira, Carlos Olivares Baró y Helio Orovio, entre melodías grabadas y citas poéticas, hicieron notar, ejemplo tras ejemplo, los rasgos naturalmente musicales de la literatura de Guillén.

Rovira advirtió que aunque el poeta de Camagüey empleó conceptos para defender la negritud y hablar desde ella, y que muchas veces usó la décima como forma, resulta simplista reconocerle sólo como negrista y sonero: "No es eso todo Guillén: se trata más de un escritor universal".

Helio Orovio denotó cómo Guillén fue profundamente influido por el Septeto Habanero y el Trío Matamoros. Rovira hizo ver lo claro de la cercanía e inspiración del son Caminando de Miguel Matamoros, por ejemplo, con un poema del escritor cubano, cuyo leit motiv es casi emulación del estribillo.

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