COREA JAPON 2002
Marcó dos goles a Kahn y le ganó el
duelo por mejor jugador
Ronaldo da pentacampeonato a Brasil
Emotivo festejo de la verdeamarelha tras la conquista
del título
AGENCIAS
Yokohama,
30 de junio. Apenas alcanzó la orilla de la cancha al ser relevado
por Denilson, al minuto 90, y Ronaldo, nuevo rey del Mundial, estalló
en feliz llanto tras haber anotado los dos goles con que Brasil se alzó
como monarca del mundo, luego de vencer a Alemania en la gran final de
la Copa Corea del Sur-Japón.
Una lluvia de pajaritos de papel picado de colores saludó
al pentacampeón. Abrazos, llanto, risas, bailes y rezos era la catarsis
que se desbordaba del centro de la cancha hacia las gradas colmadas por
72 mil 300 espectadores, entre ellos el emperador Akihito, la emperatriz
Michiko, el presidente surcoreano Kim Dae-Jung y el canciller alemán
Gerhard Schroeder.
Ronaldinho, envuelto en una bandera brasileña,
reía y bailaba al son de alguna música interna. Cafú,
el histórico capitán de las tres finales, fue subido a una
empinada y reducida tarima, y cual osado equilibrista elevó hasta
lo más alto el trofeo recibido de Pelé y Joseph Blatter,
antes de cederlo al ansioso Roque Junior.
Los jugadores fueron a saludar a la hinchada local y propia,
la torcida nipona-brasileña que enloquecida bailaba en las tribunas,
tocaba silbatos y tambores.
Algunos no resistieron la pena ajena y fueron a dar palabras
de aliento al portero alemán, Oliver Kahn, inconsolable, abatido,
recargado en un poste de su meta.
Ronaldo, quien igualó a su mítico compatriota
Pelé, autor de 12 goles en mundiales, y que podría superarlo
si se mantiene en buen nivel en 2006, acaparaba los flashes de decenas
de fotógrafos.
Era la figura y el ganador del Botín de Oro. Por
fin exorcizó el trauma de Francia 98, y clausuró las dolorosas
memorias de una terrible lesión en la rodilla derecha, hace tres
años.
En inusual gesto, la verdeamarelha puso una banderola
en el césped que rezaba: "Pueblo brasileño, gracias por su
cariño"; los jugadores se tomaron de las manos y se arrodillaron
alrededor de ella para hacer una sentida oración.
Pero la conquista no fue fácil. Antecedió
una tensa primera mitad, donde Brasil tuvo dos oportunidades y poco antes
de que sonara el silbato para enviar a los jugadores al descanso sacó
un disparo que el arquero alemán Oliver Kahn rechazó con
las piernas.
Ronaldo conducía el balón por el sector
izquierdo y a los 64 minutos fue despojado por Dietmar Hamann. Pero cuando
éste intentaba salir al frente, el brasileño lo siguió
y le robó el balón por atrás; lo cedió a Rivaldo
y cuando Kahn cometió su primer error del torneo, al no poder contener
el tiro de Rivaldo, apareció Ronaldo para tomar el rebote y enviar
el balón al fondo de las redes.
El delantero selló la victoria a 12 minutos del
final, cuando Rivaldo hizo una pantalla a un servicio de Kleberson, dando
tiempo a Ronaldo de controlar el balón y sacar un remate pegado
al poste izquierdo.
Con la victoria asegurada fue sustituido y luego de llorar
en el hombro del jefe de prensa fue abrazado por el técnico Luiz
Felipe Scolari, a quien fueron a arrebatárselo para cargarlo en
hombros tras el pitazo final.