Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 30 de junio de 2002
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Política

Guillermo Almeyra

Vías para la reconstrucción argentina (IV y último)

El gobierno de Domingo Cavallo-Fernando de la Rúa asesinó manifestantes para defender el plan del FMI que habían hecho suyo. El gobierno de Duhalde-Ruckauf y la derecha de la Unión Cívica Radical ahora han hecho lo mismo y se preparan a aumentar la represión para responder a las exigencias insaciables del FMI que, en cambio, no le da nada, porque juega a hundir a Argentina y el Mercosur para, con los perritos falderos como el presidente de Uruguay, Jorge Batlle, o el "socialista" Lagos en Chile, imponer el ALCA sobre los escombros de las economías y de la soberanía de los países latinoamericanos.

El dólar cae mientras tanto, y la credibilidad en la economía estadunidense se derrumba con él, bajo el peso de la recesión y de escándalos y robos descarados que prueban que el capitalismo es un sistema de rapiña que no tiene ni siquiera confianza en su futuro. ƑQué esperanzas de ayuda pueden entonces tener los enanos políticos del gobierno argentino frente a la crisis del gigante y, aunque Toni Negri diga lo contrario, de los instrumentos del mismo, como el FMI o la OMC?

Incapaces de obtener sostén alguno son también incapaces de lograr consenso para una política de reconstrucción: sólo ofrecen represión, que incluso una parte de los oficiales del ejército se niega a ejercer. El gobierno argentino ha entrado en el rigor mortis, se endurece, se pone rígido porque se acaba su vida. Los asesinatos y el violento allanamiento de la sede de Izquierda Unida, sin orden judicial, prueban que intentará una escalada represiva que puede ser el preludio y el desencadenante de su caída.

Frente a los criminales del pasado (Ruckauf) y de hoy, la huelga de la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) en mayo último concretó de hecho un frente social alternativo. La respuesta masiva e inmediata en todo el país al asesinato premeditado de dos piqueteros que cortaban el Puente Pueyrredón sobre el Riachuelo, en Buenos Aires, la nueva huelga general de la CTA y las movilizaciones que seguirán, apoyadas por el ARI de la diputada Elisa Carrió y por los partidos de izquierda, vuelven a plantear la necesidad de constituir oficialmente lo que ha nacido y se afirma en la calle.

Cuando el gobierno recurre al asesinato y da feriado a las cámaras, dejando de lado oficialmente esa quinta rueda del carro en que se ha convertido el llamado "Poder" Legislativo, declara al mismo tiempo su ilegalidad, su ilegitimidad. Si se quiere evitar la disolución nacional que denuncia solemnemente la Iglesia católica, por lo tanto, hay que dejar de lado las suspicacias y los sectarismos y construir un frente político electoral, pluralista, democrático, transparente en su funcionamiento, que organice la acción en torno a pocas ideas-fuerza de transformación radical del país. O sea: 1) expropiación sin pago de los bancos y de empresas privatizadas de interés público; 2) creación de un aparato financiero de fomento y de desarrollo nacional para crear empleos, sobre todo en el interior; 3) expropiación por interés público de los bienes de quienes exportaron ilegalmente capitales que ascienden a casi dos tercios de la deuda externa; 4) cesación de pagos de la misma salvo en casos aislados de interés nacional; 5) expropiación de la oligarquía terrateniente-financiera; 6) control de cambios; 7) elaboración de un censo de necesidad y prioridades, localidad por localidad, y de recursos existentes para dar empleo y atender prioritariamente las necesidades sociales; 8) un plan inmediato de obras públicas (lucha contra las inundaciones, por ejemplo); 9) un seguro inmediato de desempleo y un apoyo a los más necesitados, como el que plantea la CTA, y 10) la defensa de las fuentes de trabajo nacionales, haciendo funcionar las plantas que cierren.

Todo esto necesita un gobierno de emergencia y salvación nacional, de frente único entre las organizaciones sociales de resistencia y los partidos que no quieren aceptar las imposiciones del capital financiero, frente que podría surgir de una asamblea popular constituyente o de un cabildo abierto nacional, formados por representantes populares revocables. La exigencia de elecciones nacionales inmediatas para renovar todos los poderes en el marco legal debería ir unida al funcionamiento ya mismo de cabildos locales, con deliberaciones y decisiones sobre todos los problemas regionales y nacionales, que organicen la resistencia civil a las decisiones antinacionales de los gobernantes que representan la sumisión y la miseria, son ilegítimos y violan la Constitución todos los días. Si el pueblo peruano echó por tierra las privatizaciones eléctricas y Cochabamba, en Bolivia, la del agua, no sólo es posible cambiar los planes oficiales sino también encontrar apoyos internacionales para una ruptura con el sistema. Cuba, mucho más pobre y con menos recursos que Argentina, tuvo el valor de emprender otra vía. Por lo menos obtuvo su dignidad, su independencia y no es una colonia de Estados Unidos telecomandada a distancia mediante el FMI.

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