La ley no reconoce que somos humanos normales,
dice la mixe Lorenza Gutiérrez
Trabajadoras domésticas indígenas exigen
respeto
ALMA E. MUÑOZ
Lorenza Gutiérrez Gómez, mixe que llegó
a la ciudad de México hace tres años en busca de trabajo,
cuenta que en la capital de la República padece cinco formas de
discriminación: por ser mujer, indígena, migrante, pobre
y trabajadora doméstica.
Ella, en coordinación con otras personas de su
clase ?afiliadas a seis organizaciones? lucha por que sea modificada la
Ley Federal del Trabajo, a fin de que les reconozcan sus derechos.
Como coordinadora general del Grupo de Expresión
Cultural Mixe Xaam, habló durante el ciclo de conferencias Nuevas
perspectivas de migración y asuntos indígenas, organizado
por Sin Fronteras, Cáritas Hermanos Indígenas y Migrantes,
Instituto Nacional Indigenista, Casa de Escritores en Lenguas Indígenas,
Unión de Juristas de México y Misioneros Scalabrinianos.
En la Escuela Nacional de Antropología e Historia,
Lorenza rechazó enfáticamente la visión que sobre
las trabajadoras domésticas difunde la televisión mexicana
en telenovelas: "Dicen que la empleada del hogar pasa a ser la patrona
o triunfa o se convierte en una cantante famosa y eso ¡no pasa, no
pasa, no pasa! Los empleadores nunca se meten con nosotras, nunca nos preguntan
cómo te sientes si estamos enfermas, no les importa, y si lo hacen
dicen que traemos un bicho de nuestra comunidad, cosa que no es cierto".
Para esta mujer es lamentable que en su lucha por sobrevivir
se adopten costumbres citadinas en detrimento de la cultura e identidad
de sus pueblos, al grado de que los padres de familia asentados en zonas
rurales ya no transmiten ni su lengua a sus hijos, además de que
a las instituciones gubernamentales no les importa que los indígenas
aprendan a escribir en su idioma.
"Un indígena es una mujer, un hombre o un ser humano
normal", pero en la ley "no nos lo reconocen. Como trabajadoras domésticas
no tenemos seguridad social y si alguna fallece porque se cayó en
el baño no hay algo que nos proteja o a nuestros hijos, para saber
si se quedan o se regresan a las comunidades".
Informó que mediante las organizaciones Grupo la
Esperanza, Red de Formación Indígena, Colectivo Atabal, Grupo
el Porvenir, Centro de Apoyo a la Trabajadora Doméstica Asalariada
y el Grupo de Expresión Cultural Mixe Xaam las indígenas
que trabajan como domésticas buscan que las patronas reconozcan
que la jornada de trabajo debe ser de ocho horas y se les brinden vacaciones,
aguinaldo, y se proteja a la mujer que se embaraza porque "a la que espera
un hijo, la despiden o no le dan trabajo, cuando en su comunidad no tiene
para sobrevivir".
Nosotras, afirmó, nos reconocemos como indígenas
y "no queremos ser gentes sin cultura propia. Somos trabajadoras no somos
como la imagen que presentan algunos medios informativos, del indígena
que está sentado pidiendo limosna. Creen que no pensamos, que no
tenemos conciencia y que Dios se olvidó de nosotros".
En la ciudad "han explotado nuestra imagen. Es feo porque
sentimos la discriminación. Nosotros queremos las herramientas,
no que nos digan cómo vivir porque ya sabemos; valoramos la vida
y la naturaleza".