Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 27 de junio de 2002
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Cultura

Todo parece organizado para terminar de destruir a esa rama, alerta Víctor Mendiola

Editores mexicanos reciben con cautela el decreto de estímulo fiscal a esa industria

Latente, la posibilidad de que en 2003 Hacienda no devuelva nada, dice Espinasa

Para quienes publicamos poesía, no nos conviene en lo absoluto: director de Verdehalago

ANASELLA ACOSTA NIETO Y ANGEL VARGA

Más que echar las campanas a vuelo, los editores mexicanos recibieron con desconfianza e incluso resquemor el decreto presidencial mediante el cual la Secretaría de Hacienda pretende compensar fiscalmente a esa industria, luego de la eliminación de la tasa cero.

''Ambiguo", ''oscuro", "poco claro" y "confuso", son algunos calificativos expresados en torno de la redacción del documento, publicado ayer en el Diario Oficial y que hoy entra en vigor.

No todo, sin embargo, fue un panorama negativo, pues algunos editores celebraron ''el reconocimiento oficial" acerca del costo que tendría para la industrial editorial mexicana la supresión de aquel apoyo fiscal, vigente hasta el pasado 30 de mayo.

Empero, al igual que los menos entusiastas, prefirieron mantenerse cautos hasta la emisión de las reglas de carácter general para la debida aplicación del estímulo fiscal que deberá expedir el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

El poeta Víctor Manuel Mendiola, director de Ediciones El Tucán de Virginia, aseguró que los cambios en las disposiciones fiscales están provocando ''enorme inestabilidad" en el sector editorial nacional.

''Lo único que las autoridades están logrando con estas idas y venidas es desestabilizar al sector editorial y ponerlo en desventaja frente a los editores extranjeros, particularmente los españoles, que no padecen esta inestabilidad. Todo parece organizado para destruir a la industria editorial mexicana, que ya está parcialmente demolida", agregó.

''El de los editores no es caso exclusivo, pues toda esta nueva miscelánea está afectando también a los impresores, y debemos recordar que no puede haber editores mexicanos si no hay impresores mexicanos. ƑDe qué serviría a la industria editorial si tuviéramos que imprimir fuera?"

Desatinos de autoridades

José Luis Quintanilla, director de EDERE, se refirió a los desatinos de las autoridades que impiden a la rama editorial realizar actividades de planeación y control de gastos:

''El 30 de mayo se hace una modificación al IVA cuando el 29 se nos dice que no iba a proceder. El 31 informan que la tasa cero no se puede mantener porque Hacienda no tiene autoridad para modificar los impuestos que ha determinado el Congreso. No se puede estar sujeto a cambios de opinión de manera tan abrupta."

Agregó que si bien este decreto tiene la intención de resarcir la determinación publicada el primero de junio que elimina la tasa cero del IVA para la industria editorial, es incompleto, porque soslaya que desde finales de la década de los 50 las editoriales privadas no participan en el sistema de libro de texto gratuito, mercado que representa, en términos generales, 50 por ciento de la actividad editorial.

En todos los países, excepto los de corte socialista, la industria editorial privada cubre el mercado de educación básica; el Estado compra los textos a los editores privados, no los produce como sucede aquí, donde tenemos una competencia en la que el Estado cubre casi 60 por ciento del mercado, dijo.

''Si como señaló la Secretaría de Hacienda los estímulos fiscales significarán 'prácticamente lo mismo' en relación con la situación que prevalecía antes del primero de junio, entonces la eliminación de la tasa cero para los editores no tendrá ningún efecto en el costo de los libros", precisó Quintanilla, miembro de la comisión de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) encargada de las gestiones ante las autoridades hacendarias.

Ramón Cifuentes, director general de Anagrama y Colofón, consideró que la redacción del decreto presidencial es ambigua. Destacó que algunos insumos no podrán deducirse, por lo que, pese a los estímulos, el costo de los libros se verá afectado aunque no en el porcentaje previsto.

''El decreto no es claro aún -expresó-. Todavía no hay reglas que indiquen cómo van a funcionar los estímulos. Hasta que no tengamos un desglose del artículo cuarto del decreto, no podemos señalar si nos beneficiará".

Limbo y galimatías

Para el editor independiente José María Espinasa, resulta claro que ''otra vez la Secretaría de Hacienda está facultada para devolvernos el impuesto al valor agregado a los editores, aunque no comprendo cómo, porque no es en tasa cero. Hay una especie de limbo en el que habría que esperar cosas más puntuales y, sobre todo, más sencillas".

Consideró que ''cada vez se vuelve más un galimatías pagar impuestos en México, aunque no sólo para los editores; también para las industrias y los particulares", y enfatizó la necesidad de contar pronto con las reglas generales de aplicación del estímulo fiscal, porque de otra forma ''queda latente la posibilidad de que el año entrante Hacienda decida no devolver nada y empiece otra nueva monserga".

Carlos Graef, director general de editorial Paidós, fue uno de los que celebró la determinación presidencial. Destacó el hecho de que los estímulos fiscales sean equivalentes al IVA que deberían pagar con la disposición adoptada a partir del primero de junio. Sin embargo, aclaró también que tendrá que esperarse la publicación del reglamento para saber en qué forma se otorgarán los estímulos.

''Es una burla y una ofensa a la inteligencia", espetó el director de editoral Verdehalago, Alfredo Herrera, al considerar que se trata de ''un estímulo para el IVA trasladado o pagado por las importaciones, acción poco común entre nosotros, los editores mexicanos".

El decreto, agregó, ''parece estar dedicado a ciertos editores muy específicos, con mucha capacidad comercial y muchos intereses en contratos comerciales. Pero para los distraídos editores de poesía, no nos conviene absolutamente nada".

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