TOROS
Salir del problema exige un precio altísimo que las partes se niegan a pagar
En la actualidad la fiesta de toros es una frustración, afirma el crítico Baruqui
Sus beneficiados acabaron con la reserva de autenticidad del toreo, sostiene
LEONARDO PAEZ
"La única salida a la peor crisis que ha aquejado al espectáculo taurino en México tiene un precio altísimo que dudo mucho que las partes de la fiesta lo lleguen a aceptar", arguye Francisco Baruqui, prestigiado crítico de Guadalajara, con más de 30 años como cronista y columnista en el periódico El Informador de aquella ciudad, conductor de programas de radio y televisión, conferencista internacional y durante 19 años jurado en Madrid, a cuya feria de San Isidro asiste desde hace 40.
-ƑExisten salidas para esta crisis sin precedente?
-Desde luego existen. En primer lugar que las autoridades de las principales ciudades taurinas del país tuvieran la disposición y la voluntad política de devolver a la fiesta la dignidad que en un momento tuvo, con base en reglamentos realistas y autoridades verdaderamente capacitadas que hagan cumplir esa normativa. Ya se sabe que los reglamentos taurinos traen mucha paja, que si una sala de estar para los toreros o que si un mínimo de sanitarios, pero el punto fundamental es que salga el toro de lidia presentado con dignidad, es decir, con el trapío de sus cuatro años, sus astas íntegras y con casta. Ese es el otro protagonista que nos urge recuperar.
"En segundo lugar los ganaderos tienen que devolverle la casta al toro, que es labor de muchos años, que el toro vuelva a tener una movilidad con bravura y los toreros no tengan que estar sobándolo todas las tardes para que medio embista. Eso es lo que ha ido disminuyendo el espectáculo y quitado la emoción del riesgo. El riesgo podrá existir, ya en una voltereta o incluso en una cornada, pero cada día es menos y, lo peor, que ese riesgo no se trasmite del ruedo al tendido."
"En tercer lugar, como los toreros actualmente no pueden vender esa sensación de peligro, han caído en la falsa proyección artística, carente de lidia, de lucha y de riesgo transmisible, haciendo que el espectáculo taurino pierda su esencia. Es parecido a las acróbatas chinas, maravillosas en sus rutinas y piruetas, pero sujetas de un arnés casi invisible", agrega Baruqui.
Círculo vicioso taurino
-ƑPor qué esta renuencia de la autoridad a ocuparse de los toros, y de los ganaderos a que aquellos recuperen su emoción?
-Porque en este momento la fiesta es una frustración; no hay una afición organizada y unida que presione, y porque el gran público se ha ido desinteresando de la fiesta de toros para ocuparse de otros espectáculos y deportes. Asimismo porque es un sector que no representa una gran masa política, como la de los años cuarenta. Si a la gran masa no le interesa, pues al gobierno menos, que hoy como nunca se ve obligado a afrontar cosas mucho más apremiantes.
"Por otra parte, es casi imposible que el ganadero comercial se dignifique de un día para otro. Saben que se saldrían del mercado elitista de las figuras, pero a la vez ya comprobaron que la gente se ha salido de las plazas. Allí está la Plaza México, para 45 mil gentes, con asistencias de 3 mil en temporada grande, o la Nuevo Progreso, de Guadalajara, con un aforo de casi 20 mil localidades, donde con supuestos toreros de cartel el público hace entradas de 2 mil personas. Y con figuras como El Juli, Ponce, Hermoso o Cavazos, medias entradas. ƑPor qué?, porque la gente ya se saturó, y no debido a que estos diestros se prodiguen tanto sino porque se prodigan sin competitividad, un concepto que los mismos toreros han perdido en la práctica."
-ƑSeguirá el espectáculo taurino de México en las guerras y garras de la autorregulación?
-Me temo que sí, pues las partes de la fiesta, divididas para engrandecerla pero unidas para exprimirla, ya comprobaron que ni leyes ni autoridades pudieron hacerlos entrar en razón. Pero la autorregulación taurina equivale a dejar la Iglesia en manos de Lutero. Sin embargo, para que recupere su salud, la fiesta de toros tiene que estar regulada con capacidad, compromiso y objetivos comunes, no con demagogia.
Realidad confirmadora
"En ocasiones ha habido autoridades honestas y capaces, tanto en la Plaza México como aquí en Guadalajara. Claro, esa gente no conviene al negocio taurino porque es la que pone obstáculos al fraude. Pero los llamados taurinos se niegan a aceptar que, precisamente por llevar la fiesta como la han llevado, está en las condiciones en que está.
"Si tú me dijeras: Es que a la gente le gusta el toro soso o el toro tonto y le interesa ver un saltimbanqui, pues entonces los que estamos mal somos los críticos 'emisarios del pasado', 'enemigos de la fiesta' o 'fundamentalistas'. Pero el hecho incuestionable es que el espectáculo taurino que ofrecen los empresarios autorregulados no interesa.
ƑLas plazas se llenan, hay toreros que de verdad estén empujando o hay ganaderos que manden el toro con edad y trapío, en puntas, con casta y movilidad? Si es así, los críticos disgustados apagamos la luz y nos vamos, porque definitivamente los que estamos equivocados somos nosotros.
"Pero mientras la realidad taurina del país nos dé la razón, el público que queda seguirá pagando por ver torear festivales de luces, con novillos despuntados en vez de toros."