Culmina hoy temporada Corpus populi, crítica a estereotipos de belleza femenina
"Si Barbie fuera real, tendría que caminar en cuatro patas"
ARTURO CRUZ BARCENAS
"Corpus populi es una obra valiente; cuando acabas de verla te quieres más, es decir, te aceptas, pues criticas y dejas de lado todo el bombardeo publicitario que crea estereotipos de belleza, sobre todo en televisión", expresó Betsy Pecanins, quien escribió la música para violonchelo de esta puesta en escena cuya corta temporada finaliza hoy.
Dirigida por Rocío Carrillo, Corpus populi es un espectáculo interdisciplinario donde se crea conciencia de que 3 mil millones de mujeres en el planeta no lucen como supermodelos (sólo 12 de ellas lo son). La talla promedio de las mujeres mexicanas es 14 o 16, y en la obra las jóvenes actrices protestan porque "ellos quieren verlas flacas y sentirlas como gordas".
Es obvia la crítica a los productos llamados maravilla, por sus supuestos rápidos efectos para bajar de peso. "Flaca güey", pronuncia una de las actrices, entre vómitos, dolores abdominales, retortijones, insomnios, nervios, cintas métricas y básculas, en alusión la multitud de utópicas soluciones para su gordura.
En el programa de mano se señala que, a partir de un estudio sicológico de 1995, tres minutos después de hojear una revista de modas, 70 por ciento de las mujeres manifestaron sentirse deprimidas, culpables o avergonzadas de sus cuerpos. Una de cada cuatro mujeres jóvenes usan métodos de control de peso que incluyen ayuno, ejercicio excesivo, abuso de laxantes o vómito inducido. "Si Barbie fuera real, tendría que caminar en cuatro patas, debido a sus proporciones irreales, pues no podría balancearse sobre sus largas piernas. Su estrecho cuerpo sólo tendría capacidad para un kilo y algunas pulgadas de intestinos, en vez de los 13 metros usuales. El resultado sería una diarrea crónica y la muerte por mala absorción".
La idea original de Corpus populi es de Rocío Carrillo, con la colaboración de María Elena Cerecero. Este teatro se mide por su profundidad; sus características y fines son diferentes a las del comercial. Un aspecto relevante son los elementos del escenario, el ritmo de las luces, sus intensidades, los colores. Juan Manuel Marentes, responsable del diseño de escenografía y vestuario, dijo que partió "de una idea en la que hizo una propuesta individual en torno a un punto de vista femenino, que es de lo que se trata en la obra.
"Esto tiende un poco al psicodrama, al análisis; aunque nosotros -la pruducción en general- no estamos en el escenario compartimos la experiencia de los actores, quienes hacen algunos desnudos. Me planteé: yo quiero que suceda esto porque siento esto, porque el ambiente me dice esto. No es un medio muy elaborado, sino preciso. La iluminación y la escenografía son un todo, junto con las intenciones".
En la puesta en escena hay algunos elementos inalterables, como un maniquí de color blanco que representa el esterotipo de la belleza comercial, de la "flaca güey". "La idea (escenográfica) es que fuera un todo, un lienzo donde sucedieran todas las acciones. El lienzo debía ser flexible, manejable. El lienzo permite lo sencillo y la unidad visual."
Marentes colabora en el grupo Organización Secreta, que se aboca a la tarea de hacer un teatro de propuesta, diferente. "Incluso se vuelve un poco difícil de ver, así como de llenar, pero hay poco público incluso en el teatro comercial. Ahora bien, la crisis no es de creatividad, sino económica".
La cita para la última función de esta breve temporada es hoy, a las 18:00 horas, en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, Río Churubusco y Tlalpan. Informes: 5420-4509.