Desnudo de Jesusa Rodríguez corona tertulia
sobre literatura erótica
Presentan los dos primeros títulos de la colección
Primero Sueño
ANASELLA ACOSTA
Recinto de penitencia y oración en siglos pasados,
el ex convento de San Jerónimo, convertido ahora en espacio de conocimiento,
albergó la tarde del viernes una tertulia dedicada a la literatura
erótica que tuvo como clímax el desnudo de la actriz Jesusa
Rodríguez en un altar.
En uno de los patios principales de la Universidad del
Claustro de Sor Juana, regado de pétalos de rosas rojas y decorado
con las fotografías de desnudos, tomadas por las artistas Lourdes
Almeida y Lucero González, se realizó el festival El arte
en el cuerpo/el cuerpo en el arte, en el que se presentaron los dos primeros
títulos de la colección erótica Primero Sueño
-Apariciones, de Margo Glantz, y La travesía, de Luisa
Valenzuela-, coeditada por Alfaguara y el Claustro de Sor Juana.
Sandra
Lorenzano, encargada del proyecto de la serie de literatura erótica,
consideró pertinente aclarar que el nacimiento de esta colección
es "absolutamente diferente a las revistas semipornográficas que
leen los secretarios de Estado", con lo que se llevó los aplausos
de la noche.
Para calentar el ambiente, el festival dio inicio con
la lectura de poesía erótica por Vania Sofía Villegas
y Erika de la Torre. Para no perder temperatura, vino una charla entre
la escritora Luisa Valenzuela y uno de los personajes de su novela, Ava
Laurel, en la que se llegó a la conclusión de lo saludable
que es alimentar las perversiones en la pareja.
La capilla de San Jerónimo abrió sus puertas
para cobijar el performance barroco de Jesusa Rodríguez.
Abarrotada por invitados especiales disímbolos -desde Elena Poniatowska
hasta el ex presidente José López Portillo-, así como
por comunes amantes de lo erótico y las letras y uno que otro pervertido.
En el lugar de sacrificio del cordero, a media luz, frente
a cuatro cirios, apareció Sor Juana bajo un velo negro y con ella
los versos del poema Primero sueño que llenaron el recinto.
Con la peculiaridad de este performance, que hace
coincidir los versos con los movimientos corporales que aluden a un doble
sentido, Sor Juana (Jesusa Rodríguez) se liberó de prejuicios
y oficios, claro, en forma metafórica.
Con el despojo del hábito se abrió el candado
de la reclusión; con la palabra se desnudó. Abrió
las piernas y ofreció el verdadero manjar. La monja fue una poeta
en negligé y pronto una Eva en el paraíso.
Tras el misticismo que devino en carcajada, catarsis,
liberación y desquite, el altar-escenario se convirtió en
un panel en el que participaron Luisa Valenzuela, Margo Glantz, el escritor
Alberto Ruy Sánchez, Sandra Lorenzano y Marisol Schulz, directora
editorial de Alfaguara.
Schulz destacó la coincidencia de la colección
erótica con el solsticio del verano, como representación
de un fenómeno astral, concebido por las culturas antiguas como
momentos mágicos, pues manifestó: "Este es un momento mágico
que marca un ciclo que ha conllevado un proceso existencial creativo, de
unión, coincidencia desenfado y apuesta".
En su intervención, Lorenzano evocó el erotismo
mediante la frase contenida en el poema Piedra de sol de Octavio
Paz: "El erotismo es nuestra ración de paraíso". Y explicó:
"Con la literatura aprendemos, ni más ni menos, que somos en el
deseo".
Glantz y Valenzuela expusieron algunas de sus experiencias
como autoras de literatura erótica y dieron lectura a fragmentos
de sus respectivas novelas, escoltando a Ruy Sánchez, quien ofreció
un haiku para ambas novelas.
La tertulia concluyó con los sones del grupo Tilingo
Lingo y un brindis con bebidas afrodisiacas que resultaron insuficientes
para un público que se mostró ávido de entender el
erotismo desde la literatura.