Respaldo a propuestas para establecer controles
fronterizos más estrictos
Rechazan líderes de la UE castigar a naciones
que no impidan la inmigración indocumentada
Pide AI tomar en cuenta la crisis por la que atraviesan
los derechos de los trabajadores
Solicita España "forzar la máquina" para
lograr acuerdos de control con terceros países
REUTERS, DPA Y AFP
Sevilla, 21 de junio. Los líderes de la
Unión Europea rechazaron este viernes las peticiones para castigar
a los países pobres que fracasen en cooperar en la lucha contra
la inmigración indocumentada en el próspero bloque de los
15.
Sin embargo, alarmados por el respaldo popular a los partidos
populistas (ultraderechistas) contrarios a la inmigración, los di-rigentes
respaldaron las propuestas para es-tablecer controles fronterizos más
estrictos y acordaron presionar a terceros países para lograr su
cooperación.
Al
tiempo, Amnistía Internacional (AI) emitió un comunicado
de "última hora" en el que llamó a los mandatarios europeos
a tomar en cuenta la crisis por la que atraviesan los derechos de los trabajadores
y, so-bre todo, en relación a la demagogia que a su juicio reina
en Europa sobre el tema de la inmigración.
Fuentes diplomáticas indicaron que el canciller
alemán, Gerhard Schroeder, quien se enfrenta a una dura batalla
por su relección en septiembre próximo, fue el que más
insistió en perseguir con multas económicas a los países
que no cumplan estos controles de sus ciudadanos más pobres.
Gran Bretaña y España también querían
que el bloque retirara la ayuda a los países que no combatan a las
mafias que trafican con seres humanos y no acojan de nuevo a los ciudadanos
deportados de la Unión Europea, pero esta medida fue rechazada tras
una fiera oposición de Francia, Suecia y otros países.
"No habrá ninguna sanción", dijo el primer
ministro sueco, Goran Persson, a la prensa en un descanso de la elaboración
de un texto final que los líderes políticos adoptarán
este sábado.
Las medidas de castigo a las naciones que no controlen
la emigración son "inútiles" y usar la ayuda internacional
como una presión para los países en vías de desarrollo,
que los inmigrantes abandonan en busca de una vida mejor en Europa, dañaría
la credibilidad del bloque, sostuvo.
Negación de la negación
El ministro de Exteriores español, Josep Piqué,
cuyo país preside la cumbre de Sevilla, se mostró este viernes
en favor de "forzar la máquina" para llegar a acuerdos de control
de la inmigración de indocumentados con terceras naciones.
"Si un país sistemáticamente infringe los
acuerdos, es decir rompe las reglas del juego, entonces la Unión
Europea se reserva el derecho de ver si debería haber consecuencias
de tal comportamiento", afirmó.
La actitud de Madrid ha despertado severas críticas
en América Latina, debido a que ese continente ha recibido durante
siglos a millones de inmigrantes españoles, que sa-lieron de su
país cuando había condiciones económicas adversas
o persecuciones políticas y religiosas, lo que ahora parece olvidar
la actual clase gobernante.
Por su parte, el ministro de Exteriores británico,
Jack Straw, reconoció que la mayoría de los gobernantes quería
que la Unión Europea se centrara en incentivos positivos para premiar
la cooperación de otros países en lugar del castigo.
En este contexto, AI, a través de un co-municado,
hizo un "llamado de última ho-ra, emitido la víspera de la
reunión del Consejo Europeo en Sevilla, para pedir a los dirigentes
europeos que no recurran a la adopción de medidas contra terceros
países que distorsionen aún más el equilibrio en materia
de derechos humanos en la lucha contra la inmigración de indocumentados.
Si en la cumbre se vincula la ayuda al control de la inmigración,
no habrá discurso diplomático que pueda ocultar el hecho
de que la Unión Europea no tiene reparo alguno en perseguir sus
propios intereses a costa de los refugiados y los inmigrantes", informó
el enviado de La Jornada a Sevilla, Armando G. Tejeda.
La organización de defensa de los derechos humanos
consideró que "hasta la fe-cha se ha observado una contradicción
flagrante entre los esfuerzos concertados de la Unión Europea para
cerrar sus fronteras, mantener fuera a los inmigrantes y presionar a sus
países de origen para que les impidan marcharse o los readmitan,
y la ausencia de esfuerzos comparables para presionar a esos mismos países
para que resuelvan las causas que obligan a huir a las personas: la negación
de los derechos humanos por medio de la persecución, los conflictos
violentos, la desigualdad y la privación de los mínimos económicos".
La mayoría de los gobiernos de la Unión
Europea introdujo las llamadas políticas de "inmigración
cero" a mediados de los años 70, debido a la crisis económica,
dejando pocas vías legales para entrar aparte de los sistemas de
asilo, agrupamientos familiares o matrimonio.
La inmigración legal neta al bloque de naciones
europeas ?cuya población es de 375 millones de personas? era de
unas 680 mil en 2000, el año más reciente del que existen
cifras.