Lamenta el obispo de San Cristóbal la
matanza de campesinos en Agua Fría
Exige Arizmendi al gobierno atender rezagos para evitar
enfrentamientos entre indígenas
ELIO HENRIQUEZ CORRESPONSAL
San
Cristobal de Las Casas, Chis., 9 de junio. La matanza de 27 indígenas
en Agua Fría, Oaxaca, ocurrida el pasado 31 de mayo, debe ser "un
llamado a la conciencia del país", afirmó Felipe Arizmendi
Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
En rueda prensa pidió que "la euforia por los triunfos
de la selección mexicana de futbol no nos haga olvidar estos dramas
tan terribles que están ocurriendo en el país, que avergüenzan
y entristecen. Deben ser un examen de conciencia, pues es más fácil
culpar a otros en lugar de que cada quien asuma su responsabilidad y analice
qué nos ha faltado para poder vivir con justicia y dignidad".
Asimismo hizo un llamado a las autoridades federales para
que piensen más en el campo y le den prioridad a las carencias tan
graves que siguen padeciendo campesinos e indígenas, "porque Dios
nos va a pedir cuentas de lo que hayamos hecho o dejado de hacer en su
favor".
Arizmendi Esquivel agregó que el hecho de que indígenas
y campesinos mexicanos tengan que vivir de una forma tan lamentable y deban
dedicarse a muchas cosas para sobrevivir significa que el campo está
muy abandonado y muchas veces no les queda más remedio que la migración,
la tala inmoderada de árboles o la siembra de estupefacientes.
Sostuvo que con la matanza de Agua Fría la conciencia
nacional debe estar herida y adolorida, "y todos tenemos que ver qué
podemos hacer. Todos debemos ver cómo se superan las divisiones
internas en las comunidades, mismas que muchas veces son provocadas por
la miseria, la pobreza y la lucha por la sobrevivencia".
Por su parte, el sacerdote jesuita Pedro Arriaga, uno
de los párrocos del municipio de Chenalhó y quien atiende
espiritualmente a los habitantes de Acteal -donde el 22 de diciembre de
1997 fueron asesinados 45 tzotziles-, lamentó los hechos de Agua
Fría y recordó que en su parroquia permanece un "gran dolor"
por la matanza que perpetraron los paramilitares priístas hace casi
54 meses.
El religioso dijo también que la reciente aparición
pública en Chiapas del ex gobernador Julio César Ruiz Ferro
-en cuyo mandato se cometió la masacre- "ha indignado mucho a los
pobladores de Chenalhó", particularmente a sobrevivientes, familiares,
amigos y compañeros de las víctimas, así como a los
habitantes de Acteal y de otras comunidades de donde eran originarios los
indígenas.
"Los ha indignado mucho la aparición de Ruiz Ferro,
lo cual es una señal de la impunidad que sigue habiendo, pues él
era uno de los presuntos autores intelectuales o por lo menos fue destituido
como gobernador al ocurrir la matanza; o sea, se siguen dando señales
de que no se busca la justicia, como se demuestra también con el
hecho de que hay órdenes de aprehensión