Simularon un enfrentamiento para justificar
los crímenes, sostiene
Agentes de la PFP asesinaron a tres personas, dice
la CNDH
Alteraron evidencias, señala en su recomendación
a la SSP federal
VICTOR BALLINAS
Agentes de la Policía Federal Preventiva (PFP)
dieron muerte a balazos a Roberto Reyes Barajas, Abel García Magaña
y Juan Carlos Gregorio Pablo, luego simularon un enfrentamiento para justificar
los crímenes y alteraron las evidencias, sostiene la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en la recomendación 20/2002,
que ayer envió al secretario de Seguridad Pública, Alejandro
Gertz Manero.
En dicha recomendación, el ombudsman, José
Luis Soberanes, solicita al titular de la SSP que dé vista al órgano
interno de control de la PFP para que se inicie la investigación
de los tripulantes de las patrullas 6436, 7146, 7342, 7351 y 7354; que
se instruya a esa corporación policiaca para que determine el monto
de la indemnización correspondiente por concepto de reparación
del daño a los familiares de las víctimas, y se giren instrucciones
para auxiliar al agente del Ministerio Público de la Federación
en Ocotlán, Jalisco.
Necesarios, cursos para respetar garantías individuales
Además, el ombudsman nacional insiste, a
través de la recomendación, en que se impartan cursos a los
elementos de la PFP para que conozcan y respeten los derechos humanos y
sepan el trato que debe darse a la población en el desempeño
de sus funciones, así como que se evalúe en forma periódica
el perfil de personalidad de los agentes de la Federal Preventiva encargados
de prestar el servicio de seguridad pública.
Los hechos ocurrieron el 31 de enero pasado en Ocotlán,
Jalisco, ''cuando Reyes Barajas, García Magaña y Gregorio
Pablo, quienes iban a bordo de una camioneta pick up blanca, placas
MZ-68766 de Michoacán, fueron detenidos por elementos de la PFP
?quienes tripulaban la patrulla 6724? en el cruce del rancho El Bajío
y Santa Rita, municipio de Ocotlán, para una revisión.
''Uno de los tres individuos que viajan en la pick
up privó de la vida al suboficial de la PFP, Carlos Alberto
Ortega Rangel, y a golpes lesionaron al oficial Jesús Aurelio Tirado
Sánchez. Luego huyeron del lugar de los hechos (cita textual).''
Al analizar las evidencias, las pruebas y recoger los
testimonios de los testigos, la CNDH apunta en su investigación
que ''después de ser localizados y perseguidos los tres individuos
que habían asesinado al suboficial de la PFP, Ortega Rangel, éstos
fueron detenidos por elementos de la Federal Preventiva y asesinados. Luego,
los agentes simularon un enfrentamiento para justificar sus asesinatos''.
Sin embargo, aclara el organismo, los tres cadáveres
de los perseguidos presentaron tiros en la cabeza, con lo cual se evidenciaron
las diversas inconsistencias y contradicciones en los reportes oficiales
que recibió esa instancia para su análisis.
La CNDH recabó testimonios en los municipios de
La Barca y Ocotlán, y en ellos algunos vecinos, testigos presenciales
del crimen contra los tripulantes de la pick up blanca relataron lo siguiente:
''Se bajaron los muchachos con las manos arriba y expresaron que se rendían.
Dijeron: 'no nos vayan a hacer nada, entréguenos a las autoridades'.
Uno de los oficiales le dijo: 'te va a llevar la ...', y el primer occiso
hasta se hincó, mientras otro agente le dijo: 'a mí me vale,
¡mátalo!' Le dispararon y hasta le volaron los sesos; le voló
la mitad de la cabeza''.
Con esto, apunta la CNDH, ''el señor Roberto Reyes
Barajas, el primer occiso -de los tres tripulantes del vehículo-,
no murió en enfrentamiento, como se asentó en el parte 003/2002''.
De acuerdo con los resultados de la investigación del órgano
de derechos humanos, Reyes recibió un impacto de bala muy probablemente
cuando estaba de rodillas ante su victimario, quien se encontraba a su
izquierda. Tiene heridas provocadas por proyectil de arma de fuego en el
cráneo.
En el caso de los otros dos individuos que fueron asesinados
por la Federal Preventiva, la CNDH recabó el siguiente testimonio:
ya muerto Reyes Barajas, ''los otros dos sujetos se encontraban, uno debajo
de la camioneta y el otro a un lado, y los oficiales de la PFP siguieron
disparando; se acercaron y los golpearon. Sin tomar en cuenta que los individuos
gritaban 'nos rendimos, nosotros no fuimos, no me maten' ... y un oficial
decía: '¡Ya mátalos!', a lo que el agente no accedió
porque había mucha gente. Los esposaron y se los llevaron en la
camioneta. Regresaron los agentes a los 15 minutos, con los jóvenes
al parecer ya muertos. Volvieron a poner la camioneta en el lugar en que
se encontraba originalmente, luego chocaron la patrulla contra la camioneta.
Ellos, los policías, quisieron hacer las cosas a su modo, pero todo
el pueblo vio lo que hacían''.
Sostiene la CNDH que en las investigaciones que realizó
se pudo observar que ''los indicios fueron alterados indebidamente por
los elementos de la PFP, pues en los partes 003/2002 y 0048/2002, hay información
inverosímil, contradictoria, con inconsistencias e incompatibles''.
Explica: ''El reporte 003/2002 refiere que elementos de
la PFP fueron agredidos por uno de los ocupantes que había descendido
de la camioneta, y que para repeler la agresión lo impactaron contra
la patrulla 7354, proyectándolo al frente, y posteriormente chocaron
la patrulla contra el la pick up''. Tal afirmación -sostiene la
CNDH- se desvirtúa con el dictamen emitido por los peritos de este
organismo, en el sentido de que por lo que respecta al cadáver de
Reyes Barajas, con base en la fe ministerial del lugar de los hechos, así
como el dictamen de criminalística realizado por el Instituto Jalisciense
de Ciencias Forenses en el mismo lugar, la posición que presentó
el cuerpo de Reyes Barajas corresponde a una final y no original.
''De acuerdo con los testimoniales de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos, los elementos de la Policía Federal
Preventiva se llevaron a dos sujetos en la misma camioneta y regresaron
para ponerla en el mismo lugar; chocaron la patrulla en contra de ella,
lo cual aunado al resto de las evidencias desvirtúa el contenido
de dicho parte informativo'' de la corporación.
Hay contradicciones en las declaraciones de los miembros
de la PFP, inconsistencias y manipulación de evidencias. Por ejemplo,
subraya la CNDH, el parte informativo de la Federal Preventiva referido
dice que ''los detenidos estaban heridos -los dos-, por lo que serían
trasladados para recibir atención médica; las observaciones
y el dictamen de este organismo sobre el interior de la cabina del vehículo
referido establecieron la ausencia de dicho líquido (sangre), lo
cual permite concluir que muy posiblemente sus ocupantes no fueron lesionados
en su interior, y en consecuencia ninguno de ellos presentaba lesiones
con solución de continuidad''.
Resalta la comisión que la propia PFP, al iniciar
el procedimiento administrativo de investigación PFP/CUD/DGAI/DDH/AC/233/02,
apreció que ''existen elementos que hacen suponer la alteración
de los hechos'', simulando un enfrentamiento.
Los agentes no debían cambiar la posición
original de los cuerpos, ni mover la camioneta del sitio en que inicialmente
quedó, tampoco levantar las armas, "pues con ello alteraron las
evidencias'', agrega.
Si bien es cierto -apunta la CNDH- que se inició
un procedimiento interno contra los tripulantes de las patrullas 7146 y
7354, ''también existe una probable responsabilidad de los tripulantes
de las patrullas 7342, 6436 y 7351, por lo que deben ser investigados''.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos concluye
que ''el hecho de que los sujetos hayan asesinado al suboficial de la Federal
Preventiva, Carlos Alberto Ortega Rangel, no era motivo para que elementos
de esa corporación incurrieran en la misma conducta antijurídica
y socialmente reprobable que significa hacer justicia por propia mano.
Debieron sujetarse a los principios de legalidad, eficiencia y profesionalismo,
con apego al orden jurídico y respeto a los derechos humanos, además
de que tenían el deber de preservar y custodiar el lugar de los
hechos a efecto de que no se alteraran las evidencias e indicios''.