Luis Javier Garrido
El desgaste
Los mexicanos están cada vez más hartos del gobierno neoliberal de Vicente Fox, pero los publicistas que dirigen desde Los Pinos las políticas del Estado no parecen darse cuenta y pretenden seguir gobernando a través de la propaganda, pretendiendo que en el país hay importantes cambios democráticos.
1. El gobierno foxista ha sido de continuidad, no de ruptura con los gobiernos priístas y esto es evidente en el terreno de los derechos humanos, donde ha mostrado absoluta falta de voluntad política para establecer un verdadero régimen de derecho. Al igual que sus predecesores priístas, Fox se caracteriza porque con él prosiguen los abusos impunes de poder de las autoridades federales y siguen siendo violados discrecionalmente los derechos fundamentales de los mexicanos.
2. La propaganda gubernamental sobre derechos humanos no puede enfrentar que el gobierno foxista, en nombre de los intereses de las multinacionales, se ha dado por misión histórica cancelar los principales derechos sociales de pueblos y comunidades, desde los derechos a la tierra, al agua y a los bosques hasta los de educación, salud y trabajo, pero sigue empeñada en forjarle a Fox una imagen democrática.
3. La política exterior del nuevo gobierno, según reconoció el canciller Castañeda el pasado 26 de abril durante un almuerzo con su grupo de amigos llamado de "la izquierda azul" o del "voto útil", ha tenido como prioridad, además de servir para impulsar los cambios estructurales a la economía y las privatizaciones, para proyectar la imagen personal de Vicente Fox, tratando de presentarlo como un defensor de los derechos humanos, pero esta pretensión se ha saldado con el más absoluto fracaso porque la contradice la realidad. Los diarios de Estados Unidos y de Europa han dado cuenta a lo largo de los primeros meses de foxismo de que muy poco ha cambiado en México en materia de derechos humanos, como evidencia la inconformidad social ante las tentativas gubernamentales de coartar a las comunidades su derecho a la tierra, a la educación o a la salud, y los asesinatos de abogados, de defensores de derechos humanos y de dirigentes sociales.
4. La estrategia foxista de dar conferencias de prensa en sus viajes al exterior a fin de culpar al régimen priísta de todos los males que hay en el país y de hacerse pasar como un "demócrata" que está cambiando a México, se ha desgastado rápidamente porque el propio escenario de la globalización impide tal impostura, y cuando afirma que en México ya todo cambió, que ya no hay presos de conciencia o que la ley indígena es la más avanzada del mundo, como hizo en España, queda en el exterior como un mentiroso y un demagogo. Amnesty International y Americas Watch han establecido en sus informes anuales que la violación de los derechos humanos en México sigue siendo escandalosa, que subsiste la tortura y que los abusos de autoridad no se frenan (La Jornada, 29/05/02), y el World Bank Institute en una encuesta consideró al gobierno de Fox como el número uno en materia de corrupción administrativa, incluyendo al sistema judicial, lo que representa para ellos el mayor de los obstáculos para las inversiones (Milenio Diario, 5/06/02).
5. La propaganda gubernamental no puede falsificar la realidad como pretende, ni tampoco el silencio de un número significativo de académicos, escritores y artistas y, sobre todo, de dirigentes de ONG, coptados por el foxismo, que trocaron su actitud de vigilancia de los derechos de los mexicanos por la defensa del "nuevo régimen", va a impedir que se conozca lo que acontece.
6. El silencio de Fox ante el homicidio de 26 campesinos en el paraje de Agua Fría en Santiago Xochiltepec, Oaxaca, durante una emboscada (1/06/02), las declaraciones demogógicas de su esposa tres días después y la explicación peregrina de éste, aun antes de que haya habido una investigación en el sentido de que se trata de uno más de los enfrentamientos que se dan en las comunidades (5/06/02) y que, según el racista titular de Semarnat, Víctor Lichtinger, se deben a la incultura y violencia de los campesinos, según declaró a Televisa, no lograron ocultar la responsabilidad oficial en el crimen. La matanza es responsabilidad directa del gobierno de Fox, que continúa utilizando las políticas sociales del Estado, y en este caso los permisos de aprovechamiento forestal, buscando dividir a las comunidades con criterios de control político.
7. La decisión del gobierno foxista de no investigar los hechos, a todas luces constitutivos de delitos federales, además de hacer recaer más sospechas sobre su muy probable responsabilidad criminal, plantea la urgencia de reformar la legislación en esta materia. Utilizando el vago principio incorporado por Salinas en 1993 a la legislación procesal, otorgando a la Federación la facultad discrecional "de atraer" ciertos delitos, Fox ha decidido investigar o no los delitos federales cuando le conviene políticamente, como es el caso.
8. Los procesos monstruosos seguidos a la estudiante de la UNAM, Ericka Zamora, encarcelada de manera injusta durante cuatro años y liberada por la presión de la sociedad civil (30/05/02), aunque no lo reconozca Fox, evidenciaron la necesidad de revisar democráticamente la legislación penal federal para evitar que la incorrecta tipificación de una serie de delitos permita a la autoridad, como en este caso, revivir delitos de opinión, típicos de las dictaduras; el crimen de Agua Fría plantea la urgencia de definir una profunda reforma a la administración de justicia.
9. Una reforma judicial sólo puede impulsarla un gobierno democrático que entienda la responsabilidad del Estado, y no es el caso de los gerentes de empresas que gobiernan México, que sólo piensan en hacer negocios desde el poder y en el lucro de unas cuantas empresas, y quieren desentenderse de sus responsabilidades.
10. La sociedad que resiste puede, sin embargo, definirla y seguirla impulsando en todo momento.
