Chico prodigio
Madrid/Nueva York, 4 de junio. Nacido el 1Ɔ de diciembre de 1935 y criado en el barrio neoyorquino del Bronx, Allan Stewart Konigsberg, consciente de que tal nombre no era adecuado para un artista, ''renació" en la primavera de 1952 en Brooklyn, convertido en Woody Allen. El cineasta, que se ha caracterizado por rodar una película por año, cuando cumplió 54 años dijo: ''Siempre he sido el chico prodigio de 16 años".
Familiares de sus padres, judíos, llegaron a Nueva York a principios del siglo XX desde Austria y Rusia.
Adorador del legendario cómico Bob Hope, el realizador hizo de los cines su segundo hogar durante su juventud. ''Me críe en una época en que se iba al cine y el programa básico era Fred Astaire o Humphrey Bogart", comentó en una ocasión.
El biógrafo Erix Lax describió al personaje interpretado por Allen en sus cintas como ''un individuo al principio pastoso y de dudosas habilidades, entre las que no se contaba la de afrontar con éxito la vida cotidiana, como un tenaz inadaptado que se obstina a pesar de sus neurosis".
Allen es el único director que tiene el control artístico total de sus películas, siempre y cuando se limite al presupuesto acordado, sin que las personas que financian o distribuyen ejerzan poder alguno sobre el guión, la definición del elenco, la dirección, el montaje o la música.
Con frecuencia el realizador opta por rescribir o rodar de nuevo hasta 50 por ciento o más de un guión original, y los productores de su compañía cinematográfica -desde 1982 la Orion Pictures Corporation- nunca saben nada sobre los filmes hasta el día del estreno.
Pese a su imagen de sujeto torpe y desgarbado, el creador de La rosa púrpura de El Cairo -al que en ocasiones ha descrito como su mejor filme- posee sex appeal para la mayoría de las mujeres, situación que lo llevó a relacionarse de manera sentimental con hermosas mujeres como Diana Keaton y Mia Farrow, con quien estuvo casado y adoptó varios hijos. Más tarde contrajo matrimonio con su hija adoptiva Soon-Yi y adoptó un bebé.
La película más reciente de Allen, Hollywood ending, se presentó en el pasado Festival de Cannes y en ella se burla en tono satírico de los mecanismos con los que funciona la Meca del cine. Tras los atentados del 11 de septiembre, el realizador apareció en el escenario del teatro Kodak, el pasado marzo, para rendir homenaje a la ciudad de Nueva York mediante fragmentos de películas con imágenes de la gran manzana.
Allen, conocido en el mundo por sus películas, también ha escrito obras de teatro como Sueños de un seductor, La bombilla que flota y No te bebas el agua, punlicados en español por Tusquets, editorial que ha pubicado desde 1981 los guiones de Interiores, Recuerdos, Delitos y faltas, así como Misterioso asesinato en Manhattan, Balas sobre Broadway, Annie Hall y Maridos y esposas.
Tusquets Editores tiene en su catálogo los libros de relatos de Woody Allen Cómo acabar de una vez por todas con la cultura y Sin plumas.
El próximo octubre, la editorial publicará Woody Allen, Ensayo sobre la comicidad, de Vittorio Hösle.
DPA