Otto Minera anuncia la creación de seis
festivales
Acabar con el centralismo teatral, meta del
INBA
La Coordinación Nacional de Teatro ejerció
el año pasado $90 millones; 56 fueron absorbidos ''por la burocracia''
CARLOS PAUL
''Acabar con la centralización'' del teatro en
la ciudad de México es, según Otto Minera, la meta principal
del Plan Nacional de Desarrollo Teatral Integral, entre cuya estrategia
se considera implantar una Red Nacional de Festivales de Teatro y reactivar
las muestras regionales.
Se trata de uno de los planes, el gubernamental, en torno
al fomento teatral en el país. En anteriores entregas los responsables
de otros proyectos han expuesto sus políticas sobre el tema. Así,
Antonio Crestani, director de Teatro y Danza, expuso lo concerniente al
teatro universitario (La Jornada, 14/5/02) y Luis Mario Moncada,
director del Centro Cultural Helénico, sobre la manera de auspiciar
este arte desde una perspectiva experimental e independiente (La Jornada,
20/5/02).
Sobre la política cultural en el ámbito
teatral, Minera, titular de la Coordinación Nacional de Teatro del
Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), explica: ''Queremos que la relación
del teatro y los espectadores sea más directa, que sea visto por
más gente y que llegue a más lugares del país, pues
lo que entendemos como teatro hecho con propósitos artísticos
se ha presentado, por muchos años, en pocas salas. En su momento
la Casa del Lago, Arcos Caracol, la UNAM, los centros culturales del Bosque
y el Helénico, y eso que hablamos de la ciudad de México,
y no se diga en el resto del país".
Con ese plan nacional, según Minera, se quiere
''acabar con la centralización del teatro en la ciudad de México".
Meta, añade, que se puede alcanzar ''si nos ponemos de acuerdo todos
en si queremos un teatro profesional de calidad y sobre el costo para lograrlo.
Ya no dependería de haber que presupuesto nos dan, sino de que esto
va a costar tanto y adelante. Le tienen que entrar, desde la sociedad y
la comunidad teatral hasta instancias como las secretarías de Hacienda,
de Educación Pública y los institutos de cultura".
Coproducción con entidades federativas
Para
''enfrentar en serio la centralización", explica el funcionario,
tratamos de ''instrumentar la Red Nacional de Festivales de Teatro. La
coordinación anterior, con la comunidad teatral, creó dos
festivales internacionales y especializados: Telón Abierto, para
niños y jóvenes, en Aguascalientes, y Teatro del Cuerpo,
en Querétaro. Son foros que sirven de apoyo a otros proyectos. Por
ejemplo, el primero ayuda al Programa Nacional de Teatro Escolar y viceversa".
Este año -adelanta Minera- ''se han creado dos
festivales: el de monólogos en Saltillo, Coahuila, que se desarrollará
en agosto, y el de Teatro de Calle, en la capital de Zacatecas, para octubre".
La intención, abunda, ''es crear otros cuatro en lo que resta del
sexenio. Colima propone un festival de teatro de máscaras, Oaxaca
quiere que hagamos uno de teatro indígena y campesino, y Guanajuato
plantea que se haga un festival de teatro de títeres que fortalezca
a los existentes".
Los dos nuevos festivales ''son la pauta de lo que queremos
hacer para que el teatro se extienda por el país", señala.
''Nos permitirán -además de enviar a algunos creadores para
que impartan talleres-, poder trabajar en coproducción con las entidades
federativas. La idea es crear vasos comunicantes entre los artistas, esta
coordinación y los estados."
Una de las políticas que se necesita ''revisar",
dice el también creador escénico, es el porcentaje que aporta
cada institución para organizar un festival, ''pues cuando a los
institutos de cultura de los estados les decimos, 'ustedes ponen 75 por
ciento y nosotros 25', nos dicen por qué tanto. Les explicamos,
entonces, que nosotros debemos apoyar otros festivales y que ellos sólo
ponen para el suyo. Sin embargo, todavía es un aspecto pendiente
de estudiar".
Este año la Muestra Nacional de Teatro ''vuelve
-con algunos ajustes-, a planificarse desde abajo en los estados, es decir,
habrá cinco muestras regionales antes de la nacional (ver recuadro).
''Ya no será como en años anteriores que se hicieron así
por razones de presupuesto y organización, cuando los creadores
mandaban un video y un jurado seleccionaba las obras.
''Si vamos a acabar con la centralización en serio
-reitera Minera- debemos dejar que los estados ejerzan su autonomía.
Cada uno deberá decidir qué obra escoge, como si se tratara
del concurso Señorita México. Si nos mandan a la más
fea, sabrán que van a pasar vergüenzas. Queremos acceder a
una honestidad crítica y verdadera. Si nos dicen, 'no tenemos nada
que mandar', nosotros les preguntaremos qué necesitan para que esa
situación cambie. Pero, ese juicio inicial no debemos hacerlo nosotros,
sino ellos".
El presupuesto de la Coordinación Nacional de Teatro
de 2001 fue de ''90 millones de pesos, de los cuales 56 son para la burocracia,
sin contar que cada vez que se levanta el telón se les pagan horas
extras. Los 34 millones que restan se distribuyen entre las producciones
de las obras (12 millones) y el Programa Nacional de Teatro Escolar, que
sólo el año pasado absorbió 22 millones de pesos.
''Para ese programa realizamos 29 producciones con presencia
en 25 estados. Nos faltaron seis. Se produjo una obra por entidad aunque,
reconoce Minera, deberíamos de hacer cuatro. Una para jardín
de niños, otra para primarias, una más para secundarias y
una itinerante para los municipios más pequeños, algo que
en la actualidad no se hace. Para lograrlo, señala, tienen que participar
las dependencias federales antes mencionadas, además de que debemos
administrar muy bien los cinco pesitos que paga cada niño."
Para allegarnos recursos, dice, ''hemos pensado no sólo
en las instituciones o en la iniciativa privada, sino en otras alternativas.
Por ejemplo, si el Programa de Teatro Escolar paga 100 funciones en cada
estado para 100 escuelas públicas, por qué no vendemos 30
funciones a las escuelas privadas y en lugar de cinco pesos que paguen
30. Sin embargo, eso todavía hay que planificarlo".
Cultura teatral para toda la población
Los 12 millones de pesos destinados a la producción
de obras, indica Minera, ''son insuficientes para las necesidades del país
y es probable que se nos acaben antes de que termine el año". Sin
embargo, ''una noticia que palia esa insuficiencia es que ya se consiguió
conservar los ingresos generados y no entregarlos a Hacienda, sino que
los administre el INBA".
Respecto de las producciones, ''proponemos una programación
que ofrezca una cultura teatral general para la población y no sólo
para un sector social. Son seis ciclos -cada uno con dos obras- con los
que se pretende exponer y organizar la historia teatral para que el público
en general, aun el analfabeta, adquiera una visión teatral exigente.
Tenemos tres ciclos cronológicos: Clásicos, Clásicos
modernos y Nuevo teatro. Los otros tres son: Arte y sociedad, Nuestro teatro
y El mejor teatro para niños".
¿Cuál es papel atribuido a la Compañía
Nacional de Teatro? ''Es muy sencillo -responde Minera. Consiste en actuar
como un instrumento de la política cultural para complementar la
acción de la sociedad. Por ejemplo, si nos proponen distintos creadores
o grupos hacer nueve obras para esos ciclos, nosotros realizaremos las
tres restantes. Si nos proponen 12 obras, ya inventaremos algo para la
compañía".
Entre los proyectos ya instrumentados por la Coordinación
Nacional de Teatro está la coproducción con la UNAM y el
Centro Cultural Helénico de la edición de la Hoja del
espectador (25 mil ejemplares mensuales distribuidos de manera gratuita)
y de Cuadernos del espectador.
Por otro lado, en julio se estrenará El automóvil
gris, dirigida por Claudio Valdés Curi, y en fecha aún
por confirmar se pondrá en escena Los justos, del Nobel Albert
Camus, dirigida por Ludwik Margules. También ''estamos por
firmar un convenio con la Sociedad General de Escritores de México,
para producir obras nacionales en los teatros Coyoacán y Wilberto
Cantón".