La pintora exhibirá Antología de 3 décadas
en la UAM
De lo abstracto a lo figurativo, el eclecticismo de
Susana Campos
MERRY MAC MASTERS
De un ''eclecticismo estilístico" -como afirma
Raquel Tibol-, la pintora Susana Campos observa su pieza ''más abstracta",
el acrílico Gestativo femenino (1978), cuyas formas están
en metamorfosis, pero lo encuentra ''no del todo" abstracto.
Explica: ''Siempre he tratado de decir algo con mi pintura.
No algo concreto ni directo, excepto, por ejemplo, en la serie sobre el
Metro (1990), que fue el tema que me interesó plasmar. Lo desarrollé
de manera no realista, sino semifigurativa, para dar lo que quería:
el movimiento de masas. Pero todo desde el punto de vista plástico,
estético".
Tránsito sin ortodoxias ni remordimientos
Mañana a las 19:30 horas en la Casa del Tiempo
de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en Pedro Antonio
de los Santos 84, colonia San Miguel Chapultepec, Campos inaugurará
la exposición Antología de 3 décadas, que incluye
40 cuadros y diez esculturas blandas. La crítica de arte Raquel
Tibol escribió el texto del tríptico, El digno eclecticismo
de Susana Campos.
La muestra comenzará con el óleo La isla
(1967), que integró su primera individual del mismo año en
el Instituto Francés de América Latina (IFAL) y con el cual
se inició su trabajo ''personal". Campos asistió al taller
libre de pintura impartido por el español Antonio Rodríguez
Luna en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. ''Era muy, muy buen
maestro -comenta-, pero tenías que pintar como él." Y a pesar
de que en La isla ''no me he desprendido de su técnica, el
tema ya es mío".
En 1968 Campos recibió una beca para estudiar en
París, en el taller de William Hayter, aparte de viajar y ver mucha
pintura. Al regresar a México, su obra ya era otra: ''Entré
dentro del terreno que se manejó mucho en los años 70, lo
del diseño, aunque no geométrico en mi caso, porque es más
libre, más lírico".
Antología de 3 décadas incluye una
pintura de 1975, exhibida originalmente en el Salón de la Plástica
Mexicana con el título Ritmo obsesivo.
A partir de allí, Campos empezó a manejar
un ritmo sensual, ondulado en su obra. A decir de Tibol, ''gracias al movimiento
implícito Susana ha podido transitar, sin ortodoxias ni remordimientos,
de lo abstracto a lo figurativo y viceversa".
Sin sometimiento a un estilo
¿Por qué el movimiento? ''No sé a
qué se deba -contesta-. Es ya algo muy interno mío. Para
mí la vida es movimiento. He tenido muchos cambios en mi pintura,
en mi forma de pensar, entonces todo eso es parte de un modo de ser".
La obra de Campos tiende a ser ''más íntima
y personal", ''buscarme a mí misma", ''hablar de mis emociones y
percepciones". El trabajo hecho sobre el Metro y el burlesque constituyó
un ''parteaguas" en su carrera: ''Fue un reto porque había tenido
mucho miedo por la figuración como tal, pero me gustó el
resultado".
Con el tiempo se dio cuenta de que un tema la limitaba,
porque ''tienes que ser elocuente y expresarlo de manera concreta. Como
soy más lírica, me gusta expresarme de forma más libre".
Por eso nunca se ha sujetado a un estilo.
En la actualidad, Campos ya dejó el pincel: ''Estoy
con la pura espátula, el color y la textura". Ahora sí es
una obra del todo abstracta.