La lenta furia es su nuevo volumen de
cuentos, publicado por Tusquets
Las obras dictan su perfil, sugiere Fabio Morábito
CESAR GÜEMES
aDel mismo modo en que algunos autores planifican hasta
el último de los detalles del libro que escriben, hay otros que
apuestan en favor de que la historia en proceso los conduzca con bien hasta
el final. Fabio Morábito se inscribe dentro de este último
apartado. Ensayista, poeta, narrador, acaba de dar a conocer su nuevo trabajo,
el libro de cuentos La lenta furia, publicado por Tusquets.
Algo más que trama
Morábito
explica la autonomía de su quehacer: ''Escribo un libro y de algún
modo siento que se va armando solo en tanto que cada historia, como en
el caso de un volumen de cuento, suscita otra familiar y pone una barrera
a aquellas que no le van bien. Es muy fácil imaginar historias,
lo difícil es saber si eso que ha imaginado le toca a uno contarlo
o no le corresponde. Esa es la madurez del escritor, lo que se aprende
con el tiempo. Cuando uno es muy joven piensa que puede escribir cualquier
cosa y que sólo por eso hay que dejar por escrito todo lo que pasa
por la cabeza. Con el tiempo uno se da cuenta que las historias no son
sólo trama sino algo más.
''Uno aprende a detectar las situaciones que son más
propias como para contar una historia a partir de ahí. Esto es:
cuando escribo un cuento nunca sé hacia dónde va. Es más
como si hiciera poemas, del mismo modo. Me pasa esto con los cuentos, no
tengo la necesidad de saber mucho, parto de muy escasos elementos y así
la historia va dictando su acontecer."
?Habrás llegado a esta confianza en parte porque
tu trabajo es poético y en parte por los años dedicados a
la escritura.
?Así es, aunque con este sistema también
se me generan cuentos fallidos. Detrás de La lenta furia
hay otro libro que no cuajó, en el que avancé pero que no
era para publicarse. Veo que los libros dictan su perfil, su carácter.
Acabo de terminar un poemario y pensé que todos los textos escritos
bien podían aparecer, pero al ordenarlos advertí que algunos
de ellos eran repeticiones o no estaban del todo logrados. Me di cuenta
de eso hasta el final, cuando les busqué el parentesco entre sí.
''Con los cuentos ocurre algo semejante: tengo historias
que me hubiera gustado terminar o retrabajar pero que no alcanzaron a entrar
al libro porque no me parecieron del todo autónomos.''
-Dentro de tu quehacer hay escritos pensados originalmente
para niños. Ahí debe haber una diferencia más grande
que entre hacer poemas o cuentos sobre la marcha.
-La hay, pero no es tajante. El defecto de mucha literatura
infantil es que quien escribe se obliga a cambiar de régimen. Por
ejemplo, La lenta furia es una obra en la que la verdad infantil
es importante, lo cual no quiere decir que esté dirigido a niños
o jóvenes sino que está concebido a partir de una mirada
infantil que niños y adultos compartimos. Un verdadero libro para
niños ha de ser cautivador para lectores de cualquier edad. Esto
tiene consecuencias, entre ellas la del lenguaje. Al hacer libros para
primeros lectoares es fácil que se haga con frases cortas, se abunde
en diminutivos o se sustantive más que se adjetive. Ese sistema
no introduce directamente al lector en el mundo que le plantean.
''Un texto hecho para niños, como los que leí
en mi infancia, no eran del todo transparentes; contenían palabras
y conceptos que desconocía. Por otra parte está lo del mensaje:
cuando se quiere dar algún tipo de orientación la historia
se vuelve reductiva y mutilante.''
-Dejas buena parte de tu trabajo en manos de la subjetividad
y poco espacio al proyecto.
-Los proyectos literarios sólo sirven para solicitar
becas.