El mandatario asegura a Chirac que Washington
consultará toda posible acción contra Irak
Más de 7 mil personas marchan en repudio a la
presencia del presidente Bush en Francia
Migrantes latinos gritan consignas contra la intervención
en Colombia y Venezuela
YURIRIA ITURRIAGA CORRESPONSAL
Paris, 26 de mayo. Seiscientas dieciocho filas
de 12 personas en promedio (alrededor de 7 mil 500) desfilaron de la Plaza
de la República a la de la Nación pasando por la de la Bastilla:
recorrido tradicional de las marchas obreras y de la izquierda francesa.
Esta vez va a la cabeza el colectivo Americans against Bush (estadunidenses
contra Bush). Los de la primera fila portan cada uno una letra de esta
frase, y en el contingente de 300 personas sobresalen pancartas que aluden
a las distintas intervenciones estadunidenses de este siglo en el mundo:
1947, Grecia; 1950, Puerto Rico y Corea; 1953, Irán; 1954, Guatemala;
1955, República Dominicana; 1958, Líbano; 1961, Cuba y Vietnam;
1970, Omán y Cercano Oriente, 1973, Chile; 1975, Indonesia y Timor;
1980, El Salvador; 1981, Nicaragua; 1982, Líbano; 1983, Granada;
1986, Panamá; 1989, Filipinas; 1991, Irak; 1994, Haití; 1998,
Sudán; 1999, Yugoslavia, y 2001, Afganistán. El resumen de
los agravios, en orden cronológico, se puede leer en dos grandes
pancartas mientras que muchas otras los recuerdan por separado en carteles
que agitan al ritmo de las consignas : "¡Sharon y Bush asesinos!",
"¡Bush y Chirac dejen en paz a Irak!"
Uno
de los contingentes más nutridos es el de apoyo a Palestina con
secciones de distintos departamentos colindantes con la capital. Los rostros
y vestidos de la mayoría son inequívocamente árabes,
muchas mujeres con la cabeza cubierta y grupos de ellas de negro absoluto
con carteles como: "La ocupación nos mata", o "La primera violencia
es la ocupación, Bush y Sharon nacieron para matar y destruir" (llevado
por un niño de 10 años); mientras otras manos sostienen letreros
donde se lee: "Sharon, criminal de guerra". "Apoyo al pueblo palestino
y boicot a los productos de Israel." "Alto a los acuerdos entre la Unión
Europea e Israel."
Los comunistas turcos se movilizan dentro y fuera de la
marcha, con volantes y carteles denuncian la agresión que significa
su inclusión en la lista de "terroristas", aprobada por la Unión
Europea a iniciativa de Bush, y el apoyo de éstos al gobierno verdugo
que padecen: ¿Es ésta su democracia y libertad?, preguntan
en un volante.
En contraste con las más recientes manifestaciones,
una o dos alusiones al gobierno francés: Bush fascio Chirac collabo.
(Bush, fascista, Chirac, colaborador.) El mismo ingenio en el juego de
palabras: busherie escrito y coreado sin cesar, destacando la similitud
entre el apellido del visitante y la palabra boucherie, carnicería.
Y el otro: Bush saigneur du monde, es decir, "desangrador" del mundo,
en vez de signeur, señor del mundo.
Consigna importante esgrimida por distintos contingentes
es el apoyo a los luchadores estadunidenses presos, el negro Mumia Abu-Jamal
y el indígena lakota Leonard Peltier, acusados, a causa de su militancia
política, de crímenes que no cometieron, y el primero con
pena de muerte. Contra esta sentencia se levantan cientos de carteles en
toda la manifestación: "Pena de muerte, crimen de Estado".
Un centenar de marchistas lleva una gran manta al frente:
"Los migrantes latinos, presentes". Se escucha en español: "El pueblo
unido jamás será vencido" y se lee "Stop de war in
Colombia" y "Son of a Bush", así como, en francés:
"Bush, terrorista en América Latina", "Alto al embargo contra Haití
(?)" y "No se metan con Venezuela". Mucho después, una enorme bandera
cubana pasa fuera del contingente, transportada por un valeroso chileno;
sorprende no ver ni oír nada sobre el embargo contra la isla, nada
alusivo a ese crimen contra la humanidad que dura 40 años. ¿Acaso
la propaganda masiva habrá convencido a esta buena gente en contra
de la revolución cubana y su líder?
De pronto aparece una docena de personas presididas por
un gran cartel que transportan dos hombres: "Unión judía
francesa por la paz". Uno de ellos dice que son 120 los miembros, al identificarse
esta corresponsal declara: "me gusta mucho La Jornada", y añade,
"ustedes también son afectados por Estados Unidos". Aprovecha para
preguntar: "El ministro (del Exterior, Jorge) Castañeda que tienen
¿es el mismo que escribía en Newsweek buenos artículos
sobre Cuba o es otro?" y a otra pregunta nuestra responde: "hemos recibido
muchas amenazas de muerte y nos han atacado dos veces en manifestaciones,
dos grupos extremistas sionistas, el Pethar y la llamada liga de defensa
de judíos, pero aquí estamos protegidos por los árabes
y los palestinos..."
De un camión cubierto de basura y desechos vegetales,
tapizado de letreros al estilo del oeste, con la foto de Bush y el letrero
de: "Se busca, por crímenes contra el planeta", salen consignas
que no consiguen apagar el insólito volumen de la música
rock en inglés con que un restaurante asiático intenta provocar
a los marchistas que ahora cantan: "Todos somos metecos (extranjeros)
de 1a segunda y tercera generación."
Los manifestantes del primero de mayo pasado se encuentran
más en las aceras, como espectadores, que desfilando, mientras que
en la marcha se destacan otras caras de orígenes étnicos
muy diversos y se perfila una lucha mucho más definida y objetivos
más claros: "Por el derecho contra la guerra. El capitalismo es
crimen organizado. No sangre a cambio de petróleo. Alto al oscurantismo
estadunidense. Corte penal internacional: una sola justicia para todos,
incluso para EU". Y, entre todo ello unas preguntas y un grito: ¿Dónde
quedó el avión que cayó en el Pentágono? y
"Atentados del 11 de septiembre, son un complot al servicio del capitalismo...
continuarán..." Mientras unas mujeres con pañuelo en la cabeza
gritan: "¿A quién beneficiaron los avionazos en las torres?"
y se responden a coro: "¡A Bush!"
Los comunistas y los de lucha obrera, penúltimos
de la marcha, cantan numerosos La Internacional, mientras los kurdos
que cierran el desfile aúllan y silban, como seres heridos y provocadores.
Detrás de ellos, 10 carros de limpia y dos docenas de vehículos
de la policía, incluidos carros antimotines y dos militares, vigilan
que nadie se desvíe hacia la sede de la embajada estadunidense en París, a cinco
kilómetros hacia atrás, donde Bush tocó base y se
fue a homenajear a sus muertos en Normandía, no sin antes confirmar
que son más los puntos de acuerdo que de desacuerdo con Francia,
minimizando así los planteamientos del mandatario francés
sobre la unilateralidad de Estados Unidos en el cumplimiento de las reglas
que ellos mismos imponen a los demás y su desprecio a la salud de
nuestra tierra.
Bush elogió a Francia por su apoyo en la lucha
contra el terrorismo y afirmó: "No tenemos otro aliado más
fuerte". Agradeció además a su par francés por "liderar
en Europa la detención de las personas que quieren herir a Estados
Unidos y a otros países", y reiteró la posición estadunidense
de que debe haber un cambio de régimen en Irak, si bien garantizó
a Chirac que no hay planes de guerra sobre su escritorio y que Washingon
consultará toda acción con sus aliados europeos.