En un envejecido equipo de estrellas, Bosko Balaban es el aporte joven a la ofensiva
Croacia, a confirmar el nivel mostrado en su primer Mundial
AFP
En su primer Mundial, en 1998, Croacia logró un sorprendente y merecido tercer lugar, luego de haber hecho temblar a Francia, futuro vencedor, en la semifinal. Una proeza que demuestra, además, el importante papel que desempeñaban los jugadores croatas en los éxitos internacionales de la ex Yugoslavia, antes del desmembramiento del país.
Bajo la dirección de Miroslav Blazevic, algunos de los "extranjeros" que en ese entonces circulaban por los grandes clubes europeos supieron fundirse en un conjunto homogéneo formado Zvonimir Boban, Robert Prosinecki y Aliosha Asanovic, pasando por Robert Jarni y Davor Suker, máximo goleador de la competición, con seis anotaciones.
Cuando Mirko Jozic tomó el relevo de Blazevic, destituido en noviembre de 2000 por haber fracasado en su intento por clasificar a Croacia para la Eurocopa 2000, se encontró con un grupo lleno de dudas, luego de dos partidos empatados en el comienzo de las eliminatorias de la zona de Europa.
Con algunos "jubilados", como Igor Stimac, Suker, Prosinecki (que, sin embargo, había decidido poner punto final a su carrera internacional) y algunos jóvenes, Jozic logró clasificar a Croacia.
Al lado de Prosinecki, que continúa siendo un mediocampista de talento, aunque lo demuestra sólo ocasionalmente, Jozic puede también contar con Zvonimir Soldo.
Jugador de modesto nivel, Mirko Jozic jamás pasó de la Segunda División. Durante 17 años, de 1972 a 1989, este diplomado en educación física se ocupó de los equipos de jóvenes en el cuerpo técnico de la Federación Yugoslava.
En 1989 abandonó Yugoslavia y comenzó entonces un verdadero periplo de trotamundos, que lo condujo sucesivamente a Chile (Colo Colo y la selección nacional), México (América), Arabia Saudita (Al Hilal), Argentina (Newell's Old Boys) y Portugal (Sporting de Lisboa), incluyendo en esos tránsitos un regreso a Croacia (Hadjuk Split) en 1996.
Muchos de los nostálgicos hinchas del equipo ofensivo del Mundial 1998 le reprochan su extrema prudencia, en la que la defensa es prioritaria.
Estrella: Bosko Balaban
En el equipo de Croacia apareció un importante peón desde la pasada Eurocopa: Bosko Balaban, nuevo goleador con la camiseta a cuadros rojos y blancos.
En abril de 1996, a los 17 años, disputó su primer partido en Primera División con el Rijeka.
Balaban apareció en toda su magnitud en la temporada 1999-2000, cuando el entrenador de Rijeka, Nenad Gracan, confió totalmente en sus condiciones. Marcó 15 goles en 29 partidos.
Dejó el Rijeka por el Dynamo Zagreb en 2000, pero sólo permaneció una temporada en el más conocido club croata, para el cual logró 14 goles en 25 partidos, antes de incorporarse al club inglés Aston Villa.
En un envejecido equipo de estrellas croatas, especialmente en el sector ofensivo, la llegada de Bosko Balaban fue una bendición. Seleccionado por primera vez el 16 de agosto 2000, contra Eslovaquia, en Bratislava, sólo esperó 23 minutos para marcar su primer gol.
A partir de ahí se instaló en la selección, disputando 11 de los siguientes 12 partidos. Más aún, marcó seis goles en los siete primeros encuentros, contribuyendo ampliamente en la clasificación para el Mundial 2002.
Rápido, buen regateador, Balaban dispone igualmente de un excelente disparo, pero admite que tiene que progresar en el juego aéreo.