Jacques Julliard
Los intelectuales deben regresar a la búsqueda
de verdad
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
El único medio para mantener la paz y la prosperidad
en este siglo es la creación de "conjuntos regionales internacionales",
ya que los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos "nos llevan
a la idea de que los sistemas de alianza del pasado ya no valen", según
el intelectual francés Jacques Julliard, quien sostiene que la próxima
figura de la globalización "es cierta forma de gobierno mundial
sobre bases regionales".
Antes de los atentados, precisa, existía consenso
en el sentido de que la globalización atañía a la
economía y las comunicaciones, pero después del 11 de septiembre
se introdujo la variante de medidas policiales en todo el planeta (la guerra
en Afganistán, por ejemplo), y vemos además que "la globalización
se utiliza mejor por parte de las fuerzas dominantes que por las fuerzas
dominadas. El modo de funcionamiento de las instituciones internacionales
-FMI y Banco Mundial- se percibe principalmente en beneficio de los países
más ricos. No hay que escandalizarse de eso, es perfectamente lógico,
lo que hay que hacer es modificarlo. Las ideas más útiles
son las que darán la palabra al mundo subdesarrollado en las instituciones
internacionales", agrega Julliard, subdirector de redacción del
semanario francés Le nouvel observateur.
Reforzó EU su caracter de potencia
Los atentados reforzaron a Estados Unidos como potencia,
"no sé si eso era lo que buscaba Bin Laden, pero lo logró",
y ahora Washington ya tiene una buena alianza con Rusia y otra, aunque
provisional, con China, mientras que Europa ya no es una potencia diplomática
o militar. Sin embargo, advierte, "no tenemos que estar resentidos con
Estados Unidos por eso, lo que tenemos que lamentar es la falta de iniciativa
de las grandes naciones. No hay un sentimiento de hostilidad hacia los
estadunidenses, sino de equilibrio, porque no pueden por sí mismos
mantener al planeta".
Una de las consecuencias de los atentados es que ahora
"la sociedad industrial se pregunta cuáles son sus fines. De ahí
que se trata de una interrogación sobre el sentido mismo de la democracia.
¿Es la democracia un objetivo en sí mismo, una técnica
de gobierno como cualquier otra o acaso es capaz de dar al mundo una nueva
aspiración, un nuevo sistema de valores?".
Lo cierto, añade el director de la revista Intervention,
es que el 11 de septiembre "fue una señal de alarma para preguntarnos
por qué trabajamos y qué tipo de sociedad deseamos. Sobre
eso el sistema industrial no tiene nada qué decirnos".
En este contexto los intelectuales deben regresar a su
primera función: entender la realidad, ser fieles a valores sencillos
como la verdad y la libertad, y no decir a la sociedad lo que tiene que
hacer, puntualiza Julliard, quien visitó México para dar
las conferencias "De la caída del muro de Berlín a la caída
de las Torres de Nueva York", y "La invención de los intelectuales
del siglo XVIII al siglo XX'', dentro del ciclo Agitadores de ideas,
de Casa de Francia.