José Antonio Rojas Nieto
Quinto Congreso de la AMEE: la energía a debate
¡Nada más oportuno en este momento que una
buena reflexión sobre el futuro de nuestro sector energético!
Así lo ha entendido la Asociación Mexicana de Economía
de la Energía (AMEE), que lunes y martes próximos, en las
instalaciones de la rectoría general de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM), que generosamente ha cedido su local para el acto,
realiza su quinto congreso con el objetivo de analizar y debatir el tema
Oferta de Energía para el Desarrollo de México; Políticas
y Financiamiento. Y con él, por cierto, la AMEE prepara su sexto
congreso, que en octubre del próximo año realizará
conjuntamente con la rama United States Association for Energy Economics,
para analizar los términos en los que pudiera desarrollarse un mercado
de energía en América del Norte, en un horizonte de 25 años.
Sugerentes actividades y significativas temáticas que ayudarán
a fortalecer una asociación que integra a buena parte de los técnicos,
profesionistas, académicos y estudiantes mexicanos interesados en
eso que Aristóteles identificaría como "crematística
de la energía". Sí, los miembros de la AMEE están
animados a estudiar y comprender formas, mecanismos, condiciones, instrumentos
y esquemas técnicos, sociales, económicos, financieros, legales
y políticos de la adquisición de la energía y de su
disposición útil para la sociedad. Importante organismo social,
sección mexicana de la Asociación Internacional de Economía
de la Energía (IAEE, por su siglas en inglés) que agrupa
una parte importante de los más prestigiados especialistas en cuestiones
de energía en el mundo.
Y decía que nada más oportuno que este congreso,
porque tanto el dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
sobre las modificaciones del Reglamento de la Ley del Servicio Público
de Electricidad (que, incluso, sugiere una revisión de esta ley
en el contexto de los artículos 27 y 28 constitucionales), como
la decisión de la mayoría del Senado de desechar las iniciativas
de reforma de la industria eléctrica con cambio constitucional,
ambos hechos en conjunto han abierto una fase, obligadamente nueva, del
debate sobre los cambios ya no sólo de la industria eléctrica,
sino de toda la energética: petróleo, gas natural, petroquímica
y electricidad, debate en el que, sin duda, los miembros de la AMEE están
comprometidos.
¿Cómo se podrá o se deberá
desarrollar el sector energía en los próximos años?
¿Existen los instrumentos necesarios para respaldar su financiamiento?
¿El marco institucional es apropiado? ¿Qué papel puede
y debe jugar la industria privada? ¿Se plantea una encrucijada entre
las necesidades financieras del desarrollo de este sector fundamental y
las políticas desarrolladas? ¿Cuáles son o cuáles
pueden ser las bases para el desarrollo impostergable del sector energético
mexicano?
Atrás de estas interrogantes está la legítima
preocupación de identificar las condiciones en las que debieran
desarrollarse las industrias que hasta hoy nuestra Constitución
ha declarado estratégicas por tres razones fundamentales: 1) explotan,
benefician e industrializan recursos naturales propiedad de la nación;
2) prestan un servicio público esencial para la sociedad en el que,
asimismo, se utilizan recursos naturales nacionales; 3) conceden al Estado
un poder social legítimo esencial para influir en la determinación
del patrón de desarrollo de la nación.
Es una preocupación que hoy -por fortuna y acaso
por primera vez en muchos años- comparten amplios sectores de la
sociedad y -admirémonos- los tres poderes de la Unión: una
Suprema Corte de Justicia que reflexiona con cuidado sobre el servicio
público de electricidad y que sugiere una profunda reflexión
sobre los artículos 27 y 28 de la Constitución; un Poder
Legislativo que ha decidido abrir lo que podríamos llamar un nuevo
comienzo para discutir los asuntos de energía; finalmente un Poder
Ejecutivo que, sin duda, debe moderar su obsesión privatizadora
para que su legítima preocupación de cambio resulte de verdad
útil a la sociedad y a la nación.
Por todas estas razones y por el sensible contexto en
el que se realiza, este quinto Congreso de la Asociación Mexicana
para la Economía Energética adquiere especial relevancia.
¡Enhorabuena!