Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 26 de mayo de 2002
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Política
Experiencias de sobrevivencia en el DF

Collares y anillos de piedra

Don José tiene 70 años y vende collares y anillos de piedra tallada y pulida afuera de mercados del sur de la capital. "Tengo 20 años yendo y viniendo de Guerrero. Cuando se me acaba la mercancía regreso por más y sirve de que llevo dinero p'allá. Me vine porque allá no había para comer y aquí duermo en un cuartito, por el rumbo del Toreo de Cuatro Caminos, que me cuesta 400 pesos al mes. Con lo que vendo, a veces hasta 800 en un mes, me alcanza para ir y venir y llevar dinero a mis familiares".

Vivió en vecindades de Tacubaya y Coyoacán

Orgullosa de ser hija de una indígena del estado de Hidalgo que vino a la capital en los años 50 en busca de trabajo, la señora Tere cuenta con satisfacción que dos locales para la venta de fruta en el mercado de Coyoacán ya son suyos. Platica que de niña vivió en vecindades de Tacubaya y Coyoacán que pagaba su mamá con el dinero que juntaba pidiendo limosna. "A los siete años trabajé en una casa haciendo quehacer; después mi esposo, que ya murió, y yo pudimos comprar un localito en el mercado y luego compramos otro. Juntamos dinero para comprarnos la casa donde yo trabajé de niña, aquí en Coyoacán, está viejita, pero ya es mía. Nos ayudó un cliente que me prestó un dinero que todavía estoy pagando, pero no me cobra intereses".

"Me lastimé y ya no me quisieron contratar"

Como agricultor venido a menos, Raymundo Nabor Castro llegó a la capital del país desde 1967 en busca de una oportunidad de trabajo, que no encontró en su natal Puebla. Aquí se casó y tuvo tres hijos, los cuales, al no conseguir empleo, emigraron a Querétaro, donde siguen el oficio de su padre: ayudantes de albañil. Hace dos años, Nabor Castro sufrió una caída en una obra y "me lastimé el intestino y las costillas y ya no me quisieron contratar. Por eso ahora compro en la Central de Abastos bultos de nueces que vendo cada tres días y saco 250 pesos cuando vendo dos costales, cada uno de 30 kilos". Con ese dinero le alcanza para que coman él y su esposa y pagar mensualmente 400 pesos de renta por un cuartito allá en el pueblo de San Agustín, "más adelante de Neza". En Puebla y Querétaro tiene dos casas y tierras para la siembra de maíz, pero los dejó porque no tiene dinero para cosechar.

"Me cacharon en una transa con un maestro"

Simón Herrera Hernández está casado y tiene tres hijos. Cada mes viaja a Perote, Veracruz, para visitarlos. Duerme en el suelo de la Central de Autobuses del Norte junto a niños de la calle, y cuida y lava carros en el estacionamiento del lugar. Diario trabaja de siete de la mañana a 11 de la noche y junta hasta mil pesos semanales. "Me vine acá hace como tres años porque allá, la siembra de papa no te deja. Quise trabajar como albañil pero nada más me pagaban 550 pesos a la semana y pus no. Me fue rebién vendiendo dulces afuera del CCH (Vallejo). Ganaba hasta 700 pesos diarios pero me cacharon en una transa con un maestro y ya no puedo vender. Unos muchachos querían hacer un arreglo con el maestro y yo tenía que darle el dinero pero me vieron cuando los chavos me daban los pesos y la directora ya no me dejó trabajar ahí".

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