El subsecretario de Desarrollo Urbano de Sedeso describe acciones de combate al fenómeno
Marginación urbana, flanco casi incólume de la pobreza en México, afirma Rodolfo Tuirán
Las 364 ciudades del país concentran 63% de la población 18 millones viven en zonas de potenciales desastres naturales Unas 67 urbes enfrentan alguna dificultad en dotación de agua
ALMA E. MUÑOZ
Las ciudades se han convertido en foco rojo para el gobierno federal: 63 de cada cien habitantes viven en las 364 urbes del país. Esta concentración poblacional propicia que 18 millones de personas vivan en zonas de riesgo de desastres naturales y otro tanto carezca de trabajo, vivienda y seguridad social.
Esta es la segunda cara de la pobreza en México. La primera es la rural, a la cual se destinaron los principales programas de los sexenios pasados -como Solidaridad y Progresa-. Pero, según Rodolfo Tuirán Gutiérrez, subsecretario de Desarrollo Urbano y Ordenación de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), falta hacer frente a la marginación urbana.
Tan constantes son los desplazamientos que anualmente un millón de personas cambia su residencia cruzando límites estatales. Esta migración ya ocasionó que la cuarta parte de las 104 ciudades latinoamericanas con medio millón de habitantes o más se encuentren en México.
A partir de los años setenta comenzó la expansión desordenada de las urbes. Su antecedente principal radica en el descontrol demográfico que durante la centuria pasada vivieron los mexicanos. Primero, por la falta de políticas de planeación familiar y, después, por la carencia de oportunidades productivas para los habitantes del campo.
Durante 1900, indicó el funcionario en entrevista, el país contaba con 13 millones de personas. 50 años después duplicó la cifra y recibió el siglo xxi con cien millones de pobladores.
En la actualidad, las ciudades absorben cerca de 80 por ciento del crecimiento demográfico nacional, sin importar que las tasas de fecundidad cambiaran: las mujeres pasaron de tener siete hijos en promedio, en los años 60, a 2.4 en la actualidad. Pero también, las esperanzas de vida se modificaron. A principios del siglo xx la expectativa era de 30 años, y hoy, de 75. Es decir, no son más, pero sí viven más. El país envejece rápidamente, como expuso Tuirán Gutiérrez hace unos meses, cuando fungía como secretario general del Consejo Nacional de Población.
Hoy, uno de cada 20 habitantes pertenece a la denominada tercera edad, es decir, personas de 65 años o más. Para 2030 serán uno de cada ocho, y en 2050, uno de cada cuatro.
Para la Sedeso, organismo rector de las acciones federales de combate a la pobreza, queda claro que las respuestas se alcanzarán a largo plazo y por ello trabaja en la construcción de cuatro programas base -a operar inicialmente en ocho localidades- para solucionar los conflictos urbanos:
1. Ordenación del territorio, del cual surgirá un acuerdo nacional que fomente los centros urbanos aptos para el desarrollo socioeconómico de los pobladores y, a la vez, fortalezca el estado de derecho para impedir asentamientos irregulares. Es decir, constituir las reservas territoriales que permitan dar orden al crecimiento urbano.
2. Hábitat, encaminado a fomentar zonas más competitivas que se complementen entre sí; promuevan la inversión económica; revitalicen y regeneren "zonas deprimidas", y mejoren la infraestructura y los servicios.
3. Suelo-reserva territorial, para identificar la demanda de suelo actual y a futuro.
4. Prevención y atención de impactos por desastres naturales, para evitar principalmente la pérdida de personas (según el Centro Nacional de Prevención de Desastres, en los años recientes se pierde una vida diariamente, en promedio).
En sus informes Tuirán -experto en análisis poblacional- resalta que 151 ciudades, donde viven 36 millones de personas, están sujetas a riesgo sísmico; 70 urbes, con 11 millones de habitantes, se encuentran en la trayectoria de ciclones, depresiones tropicales, tormentas y huracanes; 20 mil localidades están expuestas a inundaciones, y otras 3 mil 500 peligran por corrimiento de tierras.
Respuestas insuficientes, pero considerables
La administración foxista busca, en primer lugar, "tener una estrategia integral de atención a muchos de nuestros problemas, dando orden y articulando muchas de las respuestas", señaló el demógrafo.
"Evidentemente, frente a la magnitud de nuestros problemas, muchas de estas respuestas son insuficientes, pero no podemos dejar de reconocer que los avances han sido considerables. Por ejemplo, Oportunidades, antes Progresa, es un programa que busca alcanzar 4.2 millones de hogares a finales de este año".
La pobreza urbana, señaló el funcionario, es un asunto serio: "Recuerde que en el agro, la severidad y la intensidad de la pobreza es mayor, pues buena parte de esa población tiene problemas de baja productividad y bajos ingresos, lo cual se traduce en problemas de alimentación, problemas de vivienda y otros de muy diversa naturaleza".
En el pasado, subrayó, a esa área se le brindó "mucha atención, como desconociendo que el problema de la pobreza urbana cada vez es más intenso y extenso. Debemos recordar que las ciudades, así como reflejan nuestros avances, también son reflejo de la prosperidad y la marginación, al mismo tiempo, por la concentración masiva que diariamente padecen: alrededor de 600 migrantes por día, procedentes del campo, ejercen presión sobre los centros urbanos".
De acuerdo con sus análisis, las 364 ciudades de México están asentadas en 800 mil hectáreas, que representan casi 0.4 por ciento de la extensión total del territorio. Y allí viven 63 de cada cien mexicanos que enfrentan varios problemas:
Uno es el agua. "Muchas urbes pueden ver cuestionada su viabilidad en términos del desarrollo urbano por la disponibilidad crítica de este recurso. Tenemos alrededor de 67 ciudades que enfrentan algún grado de dificultad en relación con la disponibilidad de agua. Sea crítica, sea medianamente crítica o emergente o incipientemente crítica, por decirlo de alguna manera".
Otro, agregó, es que requerimos crear una reserva territorial de aproximadamente cien mil hectáreas adicionales a las 800 mil citadas para alimentar el crecimiento de nuestras ciudades. "Mediante mecanismos de expropiación y desincorporación podríamos constituir las reservas, pero tenemos que hacerlo con orden, buscando, identificando, inventariando el suelo en cada una de las ciudades para elegir el espacio más adecuado para la expansión urbana".
-También están los asentamientos irregulares.
-Es la historia de muchas de nuestras ciudades. Estimamos que si no somos capaces de constituir reserva territorial, de ordenar el crecimiento de nuestras ciudades, por lo menos la sexta parte del suelo urbano podría ser ocupado ilegalmente.
"Entonces necesitamos primero detener esos procesos, hacer valer un estado de derecho y ordenar nuestro crecimiento. Se trata precisamente de romper todas esas inercias para lo cual, insisto, necesitamos crear no sólo el inventario de suelo, sino ir a cada una de las ciudades a definir lo que se llama un polígono de actuación concertada. Es decir, que los gobiernos estatales y municipales, así como las organizaciones de la sociedad civil y muchos otros sectores participen para dar orden a nuestro crecimiento urbano."
Ello implica procesos de negociación para abaratar costos, y confiamos, dijo, en que el suelo barato se convierta en "una alternativa frente a la ocupación irregular del suelo". De no proveer una oferta suficiente se considera que en este sexenio casi 750 mil familias se asentarán ilegalmente, ya sea en zonas de riesgo o poco aptas para el desarrollo urbano.
El subsecretario resaltó la urgencia de crear más empleos y viviendas, sobre todo para quienes viven en pobreza extrema, como 800 mil mujeres con hijos menores de cinco años, encargadas de la manutención de su familia y con ingresos inferiores a los 3.5 salarios mínimos. Las autoridades también tienen presente que en el área urbana la población con menos de tres salarios mínimos forma cada año unos 500 mil nuevos hogares.
En la Sedeso, precisó Tuirán, "buscamos desarrollar capacidades, proveer oportunidades productivas, fortalecer el patrimonio de las personas, mejorar los mecanismos de protección social creando redes alimentarias, de abasto, sociales, y al mismo tiempo necesitamos mejorar el entorno de las familias, por medio del desarrollo social, contribuyendo al fortalecimiento del tejido social, a incrementar el capital social de las comunidades y a fortalecer su cohesión social.
"Al mismo tiempo, lo hacemos mediante acciones vinculadas con la ordenación del territorio, en busca de un desarrollo urbano cada vez más equilibrado. La tarea no es simple, es de una envergadura verdaderamente impresionante. Pero, como verán, la Sedeso es como un monstruo de varias cabezas, como pulpo, pues son de tal envergadura los desafíos sociales que enfrentamos que se requieren programas con coherencia y articulación para evitar duplicidades."