Grupos ecologistas presentan carta a la Comisión de Medio Ambiente del Senado
Ratificar Convenio de Estocolmo, pide Greenpeace
MATILDE PEREZ U.
Greenpeace y la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes Orgánicos Persistentes (IPEN) demandaron al Senado ratificar el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP) para erradicar la llamada "docena sucia", que incluye ocho plaguicidas organoclorados, dioxinas, furanos, policlorobifenilos y hexaclorobenceno.
En manos de los senadores está proteger la salud de los mexicanos, dijo Mariana Boy, antes de entregar a la Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca la carta en que los grupos ambientalistas alertan a los legisladores sobre los efectos inmediatos que dichos productos provocan en la salud humana: cáncer, deformaciones congénitas, afectación al sistema inmunológico, alteraciones hormonales y efectos en el desarrollo neurológico y reproductivo.
Para llamar la atención de los senadores, activistas de Greenpeace colocaron en la entrada principal de la Torre del Caballito una docena de tambos con los nombres de cada uno de los 12 productos químicos e introdujeron hielo seco en los recipientes. "Senadores: detengan los venenos industriales", se leía en la manta con la que remataron el improvisado escenario.
Los COP -explicaron Greenpeace y la IPEN- son sustancias tóxicas, persistentes, contaminantes, capaces de recorrer grandes distancias y que se bioacumulan en las cadenas alimenticias, hasta llegar a excretarse en la leche materna, traspasar la placenta y afectar a las futuras generaciones. En México, la mayoría de los plaguicidas COP -entre ellos el DDT- están prohibidos o ya no se usan, empero subsiste el comercio ilegal de algunos de ellos.
En el caso de los policlorobifenilos -utilizados fundamentalmente en transformadores de energía eléctrica- ya no se importan ni se producen en el país, pero hay miles de toneladas almacenadas, por lo que urge información sobre la situación del resguardo de esas sustancias, y la aplicación de las más avanzadas tecnologías de tratamiento.
Los furanos y las dioxinas son producidos de manera no intencional, principalmente en procesos de combustión con compuestos clorados en la quema de basura doméstica e incineración de residuos industriales, municipales y hospitalarios.
Las autoridades ambientales, abundaron las organizaciones ecologistas en su escrito, han hecho un inventario de las fuentes de dioxinas basándose en cálculos teóricos y están elaborando un plan de manejo regional con Estados Unidos y Canadá en la Comisión de Cooperación Ambiental, así como un Plan Nacional de Monitoreo y Evaluación Ambiental, sin embargo no hay información al público y no se tiene una política pública preventiva que permita la reducción paulatina, y en la medida de lo posible su eliminación, de las fuentes antropogénicas.