BALANCE DE LA JORNADA
MARLENE SANTOS Y CARLOS HERNANDEZ
Rayos, equipo viejo, ante un rejuvenecido América, por el título
La fe de las figuras de Aguilas tuvo su aporte inspirador
El errático Manuel Vidrio desentona en la defensa tricolor
Los equipos de Televisa, América y Necaxa, con métodos diferentes y similar futbol defensivo se convirtieron en los finalistas para la gloria y bolsillo de la citada televisora.
Resulta habitual ver a Rayos en estas instancias, pero América, de la mano del técnico Manuel Lapuente, está a un paso de acabar con el largo ayuno de un equipo que, pese a todo, increíblemente tiene a la afición más numerosa del país.
Los rojiblancos apelan al amor propio de jugadores veteranos y en mala racha. Ha hecho resurgir a jóvenes degradados como Cuauhtémoc Blanco y Braulio Luna, y logró que gente como Zague, Nicolás Navarro o el ya retirado Ignacio Ambriz tomen su quinto aire rejuvenecedor.
Pero fuera de Luis Pérez tiene poco mérito en el tema de fuerzas básicas. Incluso sacrificó a un brillante portero en ciernes y a otros jugadores para dar prioridad a Navarro y a una tripleta de colombianos que poco aportaron.
Lapuente salió del Tricolor convencido de que el trabajo en fuerzas básicas vale la pena y de que hay suficiente material humano. Ya al frente de Aguilas el doble torneo le dio la opción de echar mano de la olvidada cantera con resultados que saltan a la vista:
El Bam Bam Zamorano pasó de incógnito en la semifinal y el peso recayó en los Salinas, Ortiz, Castro, Serratos y demás chicos de apellidos poco conocidos, pero que cumplieron con labor de hormiga: callada y eficiente.
En América hubo otro factor, el religioso. Y si las ciencias sociales aceptan la benéfica influencia de la fe, es tiempo de que el deporte haga lo propio. Basta ver la inspiración con que Christian Patiño, Adolfo Ríos y hasta el técnico Manuel Lapuente se condujeron en la fase final de la liguilla y Copa Libertadores.
El guadalupano Patiño, el cristiano Ríos y el apostólico y romano Lapuente no escatiman en oraciones. El técnico de la boina, que tiene un hermano cura, prometió asistir este domingo a misa de mediodía, y nadie olvida que en su etapa de seleccionador nacional llevó a la catedral parisina a sus devotos pupilos.
Por otra parte, en la Copa Libertadores, América dio cuenta del Morelia; desoyó el chismorreo entre Hugo Sánchez y Rubén Omar Romano, y fiel a su estilo monástico dio poco acceso a la prensa para cocinar sus vitales partidos. El enclaustramiento y todo los demás ingredientes tienen a su equipo como el único semifinalista invicto, y en julio enfrentará al brasileño Sao Caetano.
En tanto, Morelia, Santos y Pumas guardaron sus aspiraciones para mejor ocasión.
Por su parte, la selección mexicana terminó su preparación y ahora Javier Aguirre dispone tan sólo de un par de juegos poco exigentes para disipar sus dudas. Parece insuficiente y habría, en todo caso, que esperar ante Croacia a un Tricolor con el conocido estilo del Vasco, aguerrido, impetuoso y luchón, pero sin variantes suficientes; lo que se podría compensar con la creatividad de Cuauhtémoc.
En los ensayos contra Bolivia y el Milán demostró que sólo tiene en la mira a Croacia, mientras los castigados Cabrito Arellano y Joahan Rodríguez enmohecen en la tribuna. Por lo observado ante los sudamericanos no es difícil descartar de la titularidad a Luis Hernández, quien está muy lejos del nivel exhibido en Francia 98.
Jared Borgetti tampoco convence; ha estado errático y acaba convirtiéndose en un hombre menos, aislado al frente, a la espera de una especie de Pony Ruiz que el Tri no tiene. Sin un creativo mediocampista Aguirre espera impaciente el extra de Carmona o Luna.
Y aunque asegura estar tranquilo en la defensa, Manuel Vidrio siembra preocupación con errores infantiles y una lentitud que se agudizará ante los veloces rivales de la Copa.