Las almas reunidas en el recinto aplaudieron en todo momento al regiomontano
Igual que en su disco, Nicho Hinojosa cantó en vivo para los capitalinos en el teatro Metropólitan
GABRIEL LEON ZARAGOZA ESPECIAL
Nicho Hinojosa cantó en el teatro Metropólitan. Al midas del cover se le cumplió presentarse en el coso de Balderas, donde, sin preámbulos, comenzó su concierto de casi dos horas ante miles de jóvenes que se dieron cita para conocer al intérprete de éxitos musicales de antaño.
El regiomontano se presentó un tanto nervioso por la cantidad de almas que lo vitorearon en todo momento y porque este primer encuentro masivo con los capitalinos fue grabado para un especial de la televisora de colores ámbar y para un disco-concierto en vivo, de próxima venta.
Vestido de negro e inmerso en un ambiente oscuro -propiciado por el juego de luces y humo artificial-, tal como luce en la portada de sus discos comerciales, rasgó su guitarra de la que obtuvo pobres acordes y dejó fluir su voz de acento norteño y tono barítono. Fue como escuchar las grabaciones del disco, pero en vivo. Sin un ápice de cambio.
Destacó la asistencia de jóvenes
Entre la audiencia resaltó la asistencia juvenil que, habituada a las estrellas baladíes del ídem canal, dejaron sordo a más de uno por el incesante griterío de los "te amo", "apachurro" y demás frases melosas que inundaron el ambiente.
Con la composición de Franco de Vitta, Te amo, abrió y cerró el primero de sus dos conciertos que ofreció muy al estilo de los programas y musicales de las tardes dominicales que ya fenecieron en televisión.
Inmerso en un ambiente de bebida y bohemia, el barítono de la interpretación se siguió con Ay amor y su composición Helado de limón, hizo una pausa para, ahora sí, hablar y aclarar que él hace lo que ninguno o pocos artistas que se han consagrado: mantener comunicación directa y muy estrecha con sus seguidores por medio de Internet.
Expresado el choro, cantó y cantó hasta que se le acabó la hora y 45 minutos de interpretaciones que pasaron de Franco a Manzanero, de Litto a Milanés, de Karina a Mocedades y de José Feliciano a sus canciones propias, las cuales no fueron tan aclamadas como las ya conocidas.
Convivencia en el vestíbulo
Se despidió con Santa Lucía, Ojalá, Tus viejas cartas y con El último trago de su señoría vernácula José Alfredo Jiménez. La incesante ovación hizo que Nicho regresara a interpretar un par de temas más y posteriormente se fuera a cumplir con su cita: reunirse con su público en el vestíbulo del recinto, donde estuvo hasta altas horas de la noche.