Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 20 de mayo de 2002
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Espectáculos
Lograron llenar el salón Teotihuacan del Centro de Convenciones

Las actuaciones de Shaggy, Jaguares y Rod Steward clausuraron el Acapulco Fest 2002

El estadunidense encendió al público con su mezcla de reggae, rock, pop y funky

Para los mexicanos sólo media hora; el inglés, como en sus mejores tiempos

MARIANA NORANDI ESPECIAL

Este sábado se clausuró el Acapulco Fest 2002 con las actuaciones de Shaggy, Jaguares y Rod Steward. Costó, pero al final este festival logró llenar en su totalidad el foro Teotihuacan con cuatro mil personas. A pesar de que el plato fuerte de la noche fue Rod Steward, las otras bandas realizaron una buena intervención, especialmente la del estadunidense Shaggy.

Lleno de energía, Shaggy salió al escenario acompañado de sus músicos, coristas y bailarinas, encendiendo al público desde un principio. El estadunidense, que cada vez ha ganado terreno en el ámbito, hace una música multirrítimica. Mezcla reggae, rap, rock, pop, tecno y funky. El resultado es un mestizaje musical interesantísimo, en el que los ritmos blancos se funden con los negros, aunado a la arrolladora personalidad del cantante. Desde un principio, Shaggy tuvo un dominio total del escenario y del público. Las noches aguadas del Acafest quedaron atrás con su actuación. Sexy y provocador, este cantante se ganó al público, en particular el femenino, al que no dejó de piropear en toda la noche. Cuando ya había cantado algunas rolas se le entregó un disco de oro por las más de 120 mil copias vendidas en México de su álbum Hot shot, el cual vendió más de 13 millones en todo el mundo. De este disco cantó It wasn't me, Angel, Luvme Luvme y Bombastic con coreografías de un sensual cuadro de bailarinas.

A eso de las nueve y cuarto de la noche el turno fue para Jaguares. Después de la actuación anterior, el listón había quedado algo elevado para Saúl Hernández, ya que Shaggy había dejado el ambiente muy prendido demostrando gran calidad musical. Muchos pensamos que Saúl iba a apagar, con su ritmo menos enérgico, un público con ganas de divertirse, pero no fue así. Los Jaguares sonaron bien y demostraron que esta banda no sólo es respetada, sino que además cuenta con gran número de admiradores. El grupo comenzó con Dime Jaguar y la gente estaba entusiasmada escuchándolo. Pero la sorpresa -y el descontento- fue que a la cuarta canción, cuando apenas había transcurrido media hora de espectáculo, acabaron su actuación. El abucheo fue unánime. Silbidos, insultos y reclamos al grito de "¡Jaguares!" se prolongaron durante más de 10 minutos. Los presentadores Bertín Osborne y Jacqueline Bracamontes no pudieron ni hablar, y el comediante El Costeño, que entretiene al público mientras los técnicos preparan la siguiente actuación, tuvo que abandonar el escenario.

Las quejas desaparecieron con la presencia de Rod

La gente no dejó de quejarse hasta que salió Rod Steward. Con saco blanco y pantalón negro, el cantante se presentó acompañado de seis músicos y tres coristas. A sus 57 años, el legendario roquero se veía, no tan ágil como en otros tiempos, pero con bastante energía. A pesar de que tiene un disco fresquito llamado Human, no interpretó temas de este álbum, y complació al público con esas canciones que lo hicieron famoso como Sailing, Baby Jane, Hot legs y Young turks. La voz de Steward se oía igual que en sus mejores momentos y demostró una entrega total en el escenario. El público siguió cada una de sus canciones, las cuales recordaron una época en la que el rock era mucho más que un estilo musical.

Con Rod Steward se cerró esta undécima edición de Acapulco Fest 2002, en la cual se vivieron momentos muy diversos. Este año los artistas que se presentaron no recurrieron al play back como había ocurrido en otras ocasiones. Con las excepciones, bastantes nefastas, de Azalia y Rabanitos Verdes, todos los artistas cantaron en vivo. Esta edición contó con buenas actuaciones, como la de Panteón Rococó o La Maldita Vecindad, pero también se vieron otras, en su mayoría, muy poco afortunadas.

Este festival representa una buena opción para todos aquellos acapulqueños que no tienen muchas oportunidades de ver espectáculos musicales, pero en general al Acafest le falta emoción. Por otro lado, es importante eliminar determinados componentes ya rancios, como ese tipo de presentadores, el estilo de comediantes y sobre todo, ese afán de querer equipararlo con otros festivales internacionales como el de San Remo o Viña del Mar, ambos ya caducos dentro del lo que representa el nuevo concepto de encuentros musicales.

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