Lograron llenar el salón Teotihuacan
del Centro de Convenciones
Las actuaciones de Shaggy, Jaguares y Rod Steward clausuraron
el Acapulco Fest 2002
El estadunidense encendió al público con
su mezcla de reggae, rock, pop y funky
Para los mexicanos sólo media hora; el inglés,
como en sus mejores tiempos
MARIANA NORANDI ESPECIAL
Este sábado se clausuró el Acapulco Fest
2002 con las actuaciones de Shaggy, Jaguares y Rod Steward. Costó,
pero al final este festival logró llenar en su totalidad el foro
Teotihuacan con cuatro mil personas. A pesar de que el plato fuerte de
la noche fue Rod Steward, las otras bandas realizaron una buena intervención,
especialmente la del estadunidense Shaggy.
Lleno
de energía, Shaggy salió al escenario acompañado de
sus músicos, coristas y bailarinas, encendiendo al público
desde un principio. El estadunidense, que cada vez ha ganado terreno en
el ámbito, hace una música multirrítimica. Mezcla
reggae, rap, rock, pop, tecno y funky. El resultado es un mestizaje musical
interesantísimo, en el que los ritmos blancos se funden con los
negros, aunado a la arrolladora personalidad del cantante. Desde un principio,
Shaggy tuvo un dominio total del escenario y del público. Las noches
aguadas del Acafest quedaron atrás con su actuación. Sexy
y provocador, este cantante se ganó al público, en particular
el femenino, al que no dejó de piropear en toda la noche. Cuando
ya había cantado algunas rolas se le entregó un disco de
oro por las más de 120 mil copias vendidas en México de su
álbum Hot shot, el cual vendió más de 13 millones
en todo el mundo. De este disco cantó It wasn't me, Angel,
Luvme Luvme y Bombastic con coreografías de un sensual
cuadro de bailarinas.
A eso de las nueve y cuarto de la noche el turno fue para
Jaguares. Después de la actuación anterior, el listón
había quedado algo elevado para Saúl Hernández, ya
que Shaggy había dejado el ambiente muy prendido demostrando gran
calidad musical. Muchos pensamos que Saúl iba a apagar, con su ritmo
menos enérgico, un público con ganas de divertirse, pero
no fue así. Los Jaguares sonaron bien y demostraron que esta banda
no sólo es respetada, sino que además cuenta con gran número
de admiradores. El grupo comenzó con Dime Jaguar y la gente
estaba entusiasmada escuchándolo. Pero la sorpresa -y el descontento-
fue que a la cuarta canción, cuando apenas había transcurrido
media hora de espectáculo, acabaron su actuación. El abucheo
fue unánime. Silbidos, insultos y reclamos al grito de "¡Jaguares!"
se prolongaron durante más de 10 minutos. Los presentadores Bertín
Osborne y Jacqueline Bracamontes no pudieron ni hablar, y el comediante
El Costeño, que entretiene al público mientras los
técnicos preparan la siguiente actuación, tuvo que abandonar
el escenario.
Las quejas desaparecieron con la presencia de Rod
La gente no dejó de quejarse hasta que salió
Rod Steward. Con saco blanco y pantalón negro, el cantante se presentó
acompañado de seis músicos y tres coristas. A sus 57 años,
el legendario roquero se veía, no tan ágil como en otros
tiempos, pero con bastante energía. A pesar de que tiene un disco
fresquito llamado Human, no interpretó temas de este álbum,
y complació al público con esas canciones que lo hicieron
famoso como Sailing, Baby Jane, Hot legs y Young turks.
La voz de Steward se oía igual que en sus mejores momentos y demostró
una entrega total en el escenario. El público siguió cada
una de sus canciones, las cuales recordaron una época en la que
el rock era mucho más que un estilo musical.
Con Rod Steward se cerró esta undécima edición
de Acapulco Fest 2002, en la cual se vivieron momentos muy diversos. Este
año los artistas que se presentaron no recurrieron al play back
como había ocurrido en otras ocasiones. Con las excepciones, bastantes
nefastas, de Azalia y Rabanitos Verdes, todos los artistas cantaron en
vivo. Esta edición contó con buenas actuaciones, como la
de Panteón Rococó o La Maldita Vecindad, pero también
se vieron otras, en su mayoría, muy poco afortunadas.
Este festival representa una buena opción para
todos aquellos acapulqueños que no tienen muchas oportunidades de
ver espectáculos musicales, pero en general al Acafest le falta
emoción. Por otro lado, es importante eliminar determinados componentes
ya rancios, como ese tipo de presentadores, el estilo de comediantes y
sobre todo, ese afán de querer equipararlo con otros festivales
internacionales como el de San Remo o Viña del Mar, ambos ya caducos
dentro del lo que representa el nuevo concepto de encuentros musicales.