Si no te hubieras ido, la más esperada en el concierto, permea toda la sociedad
Con Tu cárcel, El Buki liberó los sentimientos de 20 mil en la México
Marco Antonio Solís acompañó sus interpretaciones con sinfónica, mariachi y grupo
El público coreó entusiasta y emotivamente las canciones tras dos horas y media de programa
ARTURO CRUZ BARCENAS
La música que más emiten los medios de comunicación, sobre todo la radio, no es siempre la que más se oye, dijo a este periódico hace unos meses Joan Manuel Serrat. No es el caso de El Buki Marco Antonio Solís, quien la noche del pasado sábado, en la Plaza México, ante más de 20 mil personas, fue de lo tradicional a lo actual de su repertorio, que marca una de las carreras más consistentes, desde los setenta, cuando fue fundador -con su hermano Joel- del grupo más importante de la música popular mexicana de las últimas décadas, así como compositor, arreglista, productor y voz inolvidable para millones de parejas.
Luego de sus recientes presentaciones en el Auditorio Nacional, antes en Bellas Artes de Puerto Rico y en República Dominicana, así como en varias ciudades de México, Centro y Sudamérica, llegó al coso de Insurgentes con su cauda de humildad. Quienes lo conocen de cerca saben que su religiosidad, su fe, la antepone a la fama, ese mal que aqueja a los artistas y les hace perder el piso, volar hacia universos inexistentes, calidades que no tienen. Marco, como le dicen sus amigos, pidió una vez más a quienes fueron a oírlo el sábado que se entienda y quiera su trabajo más allá de su apariencia física, "de esta barba y esta melena" que le han valido comentarios acres en quienes se ciñen a las apariencias de niños bonitos, pero carentes de talento.
Temas intensos
Para los anhelantes de éxitos, Marco ofreció temas de gran sensibilidad, "intensos". El autor de Falso amor ha señalado a la noción de intensidad como propia de quienes escriben canciones de amor. La intensidad no tiene principio ni fin. Es el amor eterno del que habla Juan Gabriel. El pájaro azul, de Rubén Darío. Es una aporía de la razón, expuso Kant. Como el juego, el amor es una pasión, añade Troyat, en su biografía sobre Dostoievsky.
En los terrenos del amor se mueve El Buki como pez en el agua. En su composición Tu cárcel -con la que recibió el primer disco de diamante en la historia de la industria en México- señala uno de los momentos cruciales en la relación de pareja: cuando se abandona a alguien porque no se le ha valorado objetivamente, y sólo le han hecho ver los defectos. "Pero recuerda: nadie es perfecto y tú lo verás. Tal vez mil cosas mejores tendrás, pero un cariño sincero jamás." El tiempo es lo único que hace ver a los sentimientos en su verdad o mentira.
Cuando cantó Tu cárcel, que data de 1984, pero que reventó como éxito en 1986, el público gritó, aplaudió, brincó, lloró, rió, se abrazó, se besó, se calló, levantó los brazos, se miró, recordó sus ayeres, quizá la novia o el novio de la secundaria, aquella persona a la que se le dio todo por nada (como cantó Camilo Sesto). Tu cárcel liberó los sentimientos de cada quien.
Los cubeteros no se daban abasto. Corrían por más cervezas de 15 pesos cada una. "Por lo menos una Cooler de durazno", pedía una muchacha ansiosa de remojar la garganta antes de que acabara esa canción, una de las más esperadas de la noche. Desde gayola se veía un bukitito. Ayudaban las dos enormes pantallas donde se proyectaba de vez en vez la imagen del barbado doctor de las cosas internas.
De cumbia a balada
Pasa Marco de tocar los timbales, de una cumbia a una balada. "Una cumbiecita mexicana", dedicó, con ese diminutivo que identifica al mexicano en el extranjero y que, según el sicoanálisis, refiere muchas cosas del ser, desde los aztecas conquistados. A los cuatro vientos se oye Viva el amor, que en Puerto Rico pone a bailar a las señoras que lucen sus mejores prendas en sus conciertos, con boletaje agotado. Lo quieren para Dominicana, para que dé una decena de recitales. No tiene tiempo, pues su agenda está saturada. Pero dará dos masivos, "para que vaya toda la gente; así es Marco", comentó Polo López, jefe de prensa del michoacano.
Amor en silencio, canción telenovelera, con arreglos de Bebu Silvetti, es coreada altisonantemente. Un grupo de muchachos grita como si los estuviera correteando un vampiro o un violador. Es la exageración, pero los conciertos populares son espacios para la catarsis, para soltar la represión laboral y personal. "Ya con una cervecita...", precisa Marco, quien sabe que el alcohol sobredimensiona lo que la sobriedad apaga.
Canta la que considera su idea social: Casas de cartón, que él hubiera deseado componer. Pide a los autores que hagan más canciones como ésa, que hablen de la realidad, ese entorno que no le es ajeno, pues su niñez no fue precisamente de pañales de seda. Hay un vacío en los compositores, tan profundo, tan hondo, que quieren llenarlo con canciones, con frases. "Una o dos frases pueden llegar al alma; las demás son sólo palabras", describió El Buki.
El tono no ceja y se va. Regresará cuatro veces. Si no te hubieras ido, el crescendo de su fama. La más esperada, que también fue la más cantada, hasta el punto del desgañitamiento. Qué ganas de soltar la voz colectivamente, de ser parte de esa bola que gusta del máximo éxito de la música popular mexicana de los últimos años, por su capacidad para gustar a todas las capas sociales. Ya hasta hay versión mix.
Fue un concierto a la altura de lo que Marco quiere: con sinfónica, mariachi, grupo, coristas. Cierra con O me voy o te vas. Tras dos horas y media, El Buki se va, para seguir siendo el mismo. Hoy sus canciones se oyen más que las de Juan Gabriel, y ha encadenado una serie que el divo de Juárez ya tiene tiempo que no logra. Marco se oye y escucha.