Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 20 de mayo de 2002
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Según analistas, busca pagar deudas electorales y apoyo para su hermano en Florida

Bush ratificará el bloqueo hacia Cuba

Los cambios más interesantes en la política hacia la isla están en el Congreso: Bernard Aronson

JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES

Washington, 19 de mayo. El presidente George W. Bush tiene la intención de ratificar este lunes su firme apoyo al bloqueo contra Cuba y fortalecer la prohibición de viajes a la isla, pero la declaración tiene más que ver con pagar deudas electorales en Florida y buscar apoyo para la relección de su hermano, el gobernador de ese estado, que con política exterior.

No es por nada que las declaraciones del presidente sobre Cuba se ofrecerán justo antes de viajar a Miami.

Aunque el ex presidente Jimmy Carter llamó a levantar el embargo la semana pasada y 40 legisladores se expresaron a favor de suspender las restricciones de viajes a la isla, el presidente se pronunciará en sentido contrario y con ello intensificará, por lo menos retóricamente, la presión estadunidense contra el gobierno de Cuba. Pero según funcionarios y analistas aquí, estas declaraciones tienen más un propósito político doméstico y no representan un giro en la política hacia la isla más allá de ajustar algunas de las medidas ya existentes. De hecho, el gobierno de Bush ya ha empezado a aplicar sanciones a estadunidenses que viajan a Cuba sin permiso, presentando multas y amenazando tomar otras acciones punitivas.

"Fidel Castro es un dictador, y es represivo; debería tener elecciones y una prensa libres, y debería liberar a sus prisioneros, así como alentar el libre mercado", afirmó Bush la semana pasada. "Mi mensaje al pueblo cubano es: demanden libertad, y tendrán un presidente que los respalda."

Pero esta retórica no es nueva. Lo novedoso es que en estos años recientes, la comunidad conservadora cubano-estadunidense y sus aliados en Washington ha-bían mantenido la ofensiva incrementando sanciones del bloqueo, agregando nuevas medidas y derrotando todo intento de cambiar esta política. Ahora esta retórica y las acciones de Bush se adoptan en un momento en el que se fractura el consenso sobre la política estadunidense de los últimos 40 años contra Cuba, a tal nivel que ahora estas fuerzas se encuentran a la defensiva, buscando sólo defender lo existente. Bush en esencia sólo reafirmará la política actual, pero no ofrecerá ninguna nueva iniciativa de ley ni buscará cambiar de fondo el bloqueo.

Sí buscará ampliar algunas medidas ya existentes, particularmente el apoyo de grupos anticastristas dentro y fuera de Cuba, utilizando la llamada "segunda vía" de la legislación Helms-Burton. Se espera que Bush anunciará una expansión mayor de financiamiento para los grupos anticastristas en Miami y otras partes. Durante los pasados cinco años el gobierno estadunidense ha otorgado más de 11 millones de dólares en apoyo a grupos anticastristas y, según documentos oficiales, tiene la intención de dedicar por lo menos otros 5 millones de dólares más a estos esfuerzos. En otra estrategia diseñada para ganar apoyo entre los cubano-estadunidenses conservadores de Miami, el gobierno de Bush también podría anunciar un incremento en los montos de dinero que pueden enviar los cubano-estadunidenses a sus familias en la isla.

Nada nuevo

Todas estas medidas, explicó el ex secretario asistente de Estado Bernard Aronson, no deberían sorprender a gente que ha conocido las posiciones de Bush en el pasado. Aronson, en entrevista con La Jornada, señaló que los votantes cubano-estadunidenses son aún más importantes para este presidente que para algunos de sus antecesores. "Para una persona que llegó a la presidencia de Estados Unidos como resultado de menos de mil votos enpjr01-131927-pih Florida, y que tiene a un hermano buscando la relección como gobernador de ese mismo estado, obviamente ellos (los cubano-estadunidenses) son importantes", comentó Aronson, quien actualmente es presidente de Acon Investments, aquí en Washington.

Pero mucho de lo que el presidente anunciará este lunes no representará cambios fundamentales en el embargo contra Cuba, sino que tendrá el propósito básico de evitar cualquier debilitamiento o aflojamiento de las sanciones. Por ejemplo, nadie entrevistado por La Jornada aquí esta semana cree que Bush llamará a aplicar el capítulo de la ley Helms-Burton que dictaría sanciones a empresas extranjeras que invierten en Cuba al comprar bienes expropiados a empresas estadunidenses después de la revolución. La implementación de esas cláusulas se ha suspendido por los presidentes Bill Clinton y Bush cada seis meses, y varios funcionarios indicaron que esta práctica continuará, ya que aplicarla provocaría una reacción de furia por parte de aliados de Estados Unidos.

"El presidente hará lo que pueda para asegurar que la ley actual sea implementada, pero no creo que buscará cualquier tipo de nueva legislación para fortalecer las sanciones contra Cuba", comentó otro ex funcionario estadunidense que se dedica a este tema. "Pero sí creo que incrementará la retórica contra Castro".

Sin embargo, Aronson, quien antes estaba encargado de relaciones hemisféricas en el gobierno de Bush padre, cree que los cambios más interesantes en torno a la política sobre Cuba son los que se perciben dentro del Congreso.

"Más interesante y, a la larga, más significativo, es lo que está ocurriendo en el Congreso", sostuvo.

Señaló que el año pasado la cámara baja aprobó por amplio margen el fin de la prohibición de viajes a Cuba, y que esa misma iniciativa legislativa podría ser aprobada por ambas cámaras este año.

Aunque es probable que esta legislación sería vetada por Bush, Aronson consideró que el clima político sobre Cuba dentro de este país ha cambiado bastante aquí. De hecho, el potencial de exportaciones estadunidenses a Cuba desde estados agricultores importantes está obligando a que varios legisladores tradicionalmente conservadores se expresen a favor de levantar el bloqueo. Cuba ya ha comprado más de 550 mil toneladas de alimentos de Estados Unidos desde que se suspendieron las restricciones sobre estas exportaciones el año pasado, y el gobierno cubano pronostica que granjeros estadunidenses podrían obtener parte importante de los 750 millones de dólares que la isla compra en importaciones agrarias.

Según un análisis del Consejo Comercial y Económico Estados Unidos-Cuba, agrupación empresarial que promueve el comercio con la isla, ésta ya ha importado productos como maíz, arroz, trigo y pollo de 27 estados de Estados Unidos que juntos conforman 66 por ciento de todos los legisladores de la cámara baja y 54 por ciento de los senadores. Esos estados en conjunto representan más que los votos necesarios para elegir al próximo presidente.

La opinión editorial

Esta presión política, combinada con un coro cada día más creciente de opinión pública y páginas editoriales de todo el país, se suma a la opinión de figuras públicas, como fue evidente con el reciente viaje de Jimmy Carter. El Wall Street Journal, cuya voz editorial está entre las más conservadoras del país, se ha inclinado durante muchos años por levantar el bloqueo, y lo reiteró una vez más la semana pasada al declarar que "ya pasó la hora para levantar el embargo y la prohibición de viajes". Agregó que aunque es poco probable que Bush, en un año electoral, traicione a los cubano-estadunidenses que lo ayudaron a llegar a la Casa Blanca, el rotativo argumentó que levantar el bloqueo ayudaría, más que a nadie, a los opositores de Castro. El New York Times, el Washington Post y otros periódicos importantes también han expresado su opinión editorial de suspender o levantar el embargo.

Pero aun después de las elecciones legislativas de noviembre, un cambio en la política actual hacia Cuba podría ser difícil. Otto Reich, el actual secretario asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, es un cubano-estadunidense conservador que se ha dedicado durante décadas a mantener el embargo, y defensores de la política actual acaban de lanzar una contraofensiva contra los que favorecen un cambio de política al convencer a un alto funcionario del Departamento de Estado de que advirtiera públicamente del peligro de que Cuba pudiera estar desarrollando armas biológicas. Aunque tanto el secretario de Estado, Colin Powell, como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se vieron obligados a conceder que no contaban con pruebas e intentaron reinterpretar la acusación como algo más vago, no cabe duda de que el propósito de la declaración fue vincular a Cuba con el famoso "eje del mal" y con ello amedrentar a todos los que favorecen un cambio de política dentro de este país.

Para un funcionario del Departamento de Estado que sigue estos temas de cerca, la pregunta ahora es quién tendrá más poder dentro del Partido Republicano sobre este asunto: Ƒla comunidad empresarial o la derecha ultraconservadora?

El cálculo electoral dentro de Estados Unidos es lo que determina la política exterior hacia Cuba y, por el momento, ese cálculo sigue pasando por Miami.

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