¿LA FIESTA EN PAZ?
Leonardo Páez
Toro de ojos rasgados
"HOY, CIERTOS PAISES y sus imitadores quieren abolir las
corridas, pero es tanto como querer abolir los shows de Madonna:
Al que le indignen, que no vaya, y al que le exciten, que no se los pierda",
señala el antropólogo Yoshi Makázima, quien realiza
una investigación sobre los significados de la muerte en ritos y
mitos. Familiarizado con los rituales táuricos en las diferentes
civilizaciones, añade:
"EL
TORO ES una importante presencia mitológica en las civilizaciones
más antiguas. En Egipto, Mesopotamia, Persia, India, Creta, Grecia
y aun Roma, era visto como deidad benefactora, símbolo de fuerza,
de fecundidad y combatividad. Hace más de 7 mil años muchos
pueblos lo destinaban al sacrificio, y otros lo siguen haciendo hoy en
día."
''EN EL JAPON medieval, luchadores de jiujitsu enfrentaban
toros a mano limpia, venciéndolos, y en los años de la posguerra
me tocó ver al gran maestro de karate Mazutatzu Ogama matar varios
toros bravos, aunque no de lidia, ya que en mi país el toro también
tuvo un rol mitológico.
"UNA LECTURA SIMPLIFICADORA sostiene que en la corrida
el toro representa las energías animales y la sexualidad humana,
y una lectura piadosa afirma que la tauromaquia actual es la escenificación
del renovado propósito de anticipar la victoria espiritual, a cargo
del torero, sobre las fuerzas oscuras de la carnalidad y la materia, representadas
por la amenazante negritud del toro.
"PERO CON LA paulatina domesticación de la bravura
y la consiguiente simplificación de la técnica de la lidia,
así como con la proliferación de espectáculos, rito
y mito táuricos descendieron a mercadotecnia de circo, a una teatralización
monótona de la tragedia, pues la vida del torero difícilmente
es puesta en juego, mientras que la muerte del toro casi ha perdido toda
dignidad.
"EN 1567 LA Iglesia -prosigue Makazima-, en la plenitud
de su poderío político, prohíbe la fiesta de toros,
no por consideración alguna hacia los animales, valor inexistente
entonces, sino para castigar con excomunión la escandalizante soberbia
por parte de algunos nobles de desafiar a la muerte sin ninguna causa trascendente
o motivo religioso detrás. Pero ocho años después
Gregorio XIII se ve obligado a levantar la prohibición, tanto por
la indiferencia entre caballeros y espectadores españoles ante la
amenaza de ser excomulgados, como por los motivos de política interna
esgrimidos por Felipe II al Papa.
"LOS ENEMIGOS DE la decadente función taurina actual,
llámense ecologistas, proteccionistas o ambientalistas -versiones
emergentes del jainismo, secta de la India que ordena no hacer daño
a ninguna criatura-, mal disimulan sus miedos ante su complicidad con un
mundo irrefrenablemente absurdo, aunque ya se vio que si se muestran muy
compasivos con especies tan perfectamente protegidas como el toro de lidia,
hasta puestos políticos pueden obtener.
"PERO EL PERFECCIONISMO, más que sensibilidad hacia
los seres, entraña un gran enojo consigo mismo y una ira patológica
porque el mundo no es, ni podrá ser, perfecto."