Destaca el gobernante la libertad de movimiento y expresión que tuvo el visitante
Moderado rechazo de Castro a demandas de Carter de apertura política en Cuba
El ex mandatario de EU amplió su crítica al embargo; afirma que restringe derechos
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 17 de mayo. El presidente Fidel Castro rechazó hoy en forma moderada las pertinaces demandas de apertura política que lanzó aquí esta semana el ex mandatario estadunidense Jimmy Carter, pero defendió la tolerancia de su gobierno para que el visitante se moviera y expresara con libertad en Cuba.
Con fugaces pero reveladoras respuestas a la prensa, Castro mostró el delicado ejercicio de equilibrios a que lo ha obligado la visita de Carter: la concesión de escuchar críticas punzantes y ver crecer la interlocución de la disidencia interna a cambio de la firme oferta del ex mandatario de poner el peso de su opinión en Estados Unidos en favor de eliminar el bloqueo económico, elogiando con fuerza la política social cubana.
Carter concluyó con optimismo su visita. Antes de salir al aeropuerto ofreció una conferencia de prensa en la que manifestó su esperanza de que se fortalezca en su país la corriente de opinión contra el bloqueo y que las autoridades de La Habana faciliten la discusión pública del Proyecto Varela, campaña opositora que busca impulsar un referendo para precipitar una reforma del sistema político de la isla.
Dijo que era muy temprano aún para evaluar la reacción del gobierno cubano a su visita, y que bien puede ocurrir que "se endurezcan las cosas, o podría haber una inclinación a un debate abierto; espero que sea lo segundo". Pero subrayó que el sistema de partido único es una elección de los cubanos y "ningún otro país en este hemisferio tiene el derecho de interferir en los asuntos internos de Cuba".
Anunció que entregaría un informe de su visita al presidente George W. Bush este sábado, y que ante el mandatario, el secretario de Estado, Colin Powell, y el Congreso, ratificaría la tesis que vino a exponer aquí: una necesaria reconciliación entre los dos países, con negociaciones y concesiones mutuas, en la que Estados Unidos debe dar el primer paso liquidando el embargo. "Espero que de alguna forma modesta mi visita mejore esa situación en el futuro".
Precisó que habló con activistas de la oposición local sobre el financiamiento externo a sus movimientos. Los disidentes, agregó, abogaron por esos recursos siempre que fueran de fuentes no gubernamentales, y expresamente rechazaron el apoyo económico del gobierno de Estados Unidos, así como cualquier declaración pública al respecto, para evitar el estigma del patrocinio foráneo.
Cambios hacia adelante, no hacia atrás
Cuando el pequeño jet ejecutivo de Carter apenas tomaba pista para emprender el regreso a Estados Unidos, casi a la una de la tarde local de este viernes, Castro contestó a los reporteros en el aeropuerto internacional José Martí.
Traduciendo el lenguaje gestual, podría decirse que al despedir a Carter, Castro redujo un grado su aprecio por la visita, en relación con la bienvenida. El líder cubano iba hoy enfundado en su habitual uniforme verde olivo, símbolo de trinchera y combate político, a diferencia del elegante traje civil, señal de deferencia y armonía, con el que recibió al ex presidente el domingo pasado.
Sin embargo, en la despedida Castro fue, como siempre esta semana, muy amable y cálido en el trato a su visitante. El alto rango que concedió el líder cubano a la visita fue subrayado, entre otros aspectos, con la propia asistencia del mandatario al aeropuerto a la llegada y a la salida de Carter.
"Toda mi vida he creído en los cambios. Pero en los cambios hacia adelante y no hacia atrás. Todos los problemas que nos hemos buscado han sido por eso", dijo Castro, en una fórmula barroca con la que ratificó su oposición al pluripartidismo y la economía de mercado como un sistema envejecido y superado en Cuba, y su confianza en que el socialismo de partido único es la mejor vía para la isla.
Pese a la ratificación de su conocida línea de pensamiento, desde la llegada de Carter y hasta hoy, Castro se abstuvo de lanzar calificativos como "grupúsculos contrarrevolucionarios" a la pequeña oposición interna, que fue abiertamente alentada y defendida por el ex mandatario estadunidense.
"No podíamos concebir una invitación con limitaciones", añadió el líder cubano, en alusión a la plena libertad de expresión que garantizó a su visitante, incluso ante la cadena nacional de radio y televisión. "Lo hice porque tenemos la razón. Más confianza que nunca en nuestro país, en nuestra gente".
Expresó que "la revolución es más fuerte que nunca", para explicar su gesto de apertura informativa ante Carter, que incluyó la publicación íntegra de un crítico discurso del ex mandatario estadunidense en el diario oficial Granma y el también matutino nacional Juventud Rebelde. "Me alegro mucho de que todo haya sido tan feliz. De que ustedes hayan podido preguntar todo lo que quisieran. De que él haya podido preguntar y expresar todo lo que quisiera".
En esa forma, el líder cubano pareció enviar dos mensajes: hacia el exterior, que es posible la tolerancia interna hasta extremos nunca antes vistos; hacia el interior, que es necesario hacer concesiones no sustanciales, aunque notables, si se quieren sumar fuerzas contra el bloqueo.
Antes de ir al aeropuerto, Carter reconoció ante la prensa la libertad que tuvieron él y su comitiva para hablar con distintos sectores en Cuba. Dijo que de tres objetivos en su viaje (comunicarse con el pueblo, discutir con funcionarios y dirigentes de distintas posiciones y contribuir a mejorar las relaciones con Estados Unidos), había tenido "mucho éxito" en los dos primeros.
Todos los temas que discutió con Castro en privado, agregó, fueron abordados en su discurso de la Universidad de La Habana el martes pasado, cuando lanzó una audaz propuesta de reconciliación entre la isla y Estados Unidos.
"El mensaje básico que quiero presentar es de gratitud enorme, describir el progreso que hemos logrado al tener conversaciones con los dirigentes en Cuba, y la esperanza de que en el futuro mejoren las relaciones", añadió.
Estimó que el gobierno cubano aún no ha tomado una decisión sobre cómo reaccionar al Proyecto Varela, si lo publicará o no en Granma, como lo pidió el propio ex mandatario y que aún no está claro si sus promotores serán escuchados por las autoridades y el plan será debatido en el país. Sin embargo, subrayó que cualquier decisión al respecto sólo compete a los cubanos.
Carter dijo que durante su gestión presidencial trató de normalizar "paso a paso" las relaciones con la isla, pero el proceso se frustró por el envío de tropas cubanas a Africa.
También amplió su crítica al bloqueo económico; lo consideró restrictivo para los derechos humanos de los estadunidenses, que por esa medida no pueden comerciar libremente ni viajar a la isla.
Hizo notar que observó de cerca el impacto del embargo que su país ha impuesto a Cuba. Dijo que al llegar en algún momento a un policlínico de La Habana y revisar el equipamiento y la dotación de medicinas disponibles tuvo "cierta preocupación". Abogó por permitir, al menos, la donación irrestricta, por ejemplo, de electrocardiógrafos o cortisona para los hospitales cubanos.