ASTILLERO
Julio Hernández López
JORGE G. CASTAÑEDA HA vuelto a reunirse con Carlos Salinas de Gortari. Lo hizo anoche cordialmente en Bruselas, donde cenó y conversó durante más de dos horas con el ex presidente mexicano en el restaurante Lola (caro y de moda), ubicado en la exclusiva Plaza Sablon de la capital belga. Según reportes de comensales y turistas que los vieron y saludaron, ambos personajes platicaron animadamente y, luego de consumir una botella de buen vino francés, fueron los últimos en dejar el establecimiento. A la salida, abordaron juntos un Mercedes Benz negro, con chofer y sin guardaespaldas a la vista. Castañeda llevaba un saco informal, con estampado a cuadros, y Salinas un traje gris oscuro.
EL ENCARGO O LOS MOTIVOS de la sugerente reunión deben de ser tan importantes como para que el canciller cancelara a última hora una reunión que había programado con corresponsales y representantes de medios europeos de comunicación. Tal encuentro formaba parte de los actos preparatorios de la llegada del presidente Fox a aquellas tierras. Los puntos de la agenda (o los tratados) Castañeda-Salinas de Gortari podrían pasar lo mismo por los varios planos de la globalidad en que el activísimo canciller se mueve, que en los de la política interna en la que se siente llamado a meter mano para tejer acuerdos políticos que le den al foxismo mayoría legislativa en San Lázaro, aun a pesar de las precariedades del PAN.
EN AMBOS TERRENOS, EL externo y el interno, la alianza de los ingenios más mentados de los últimos años podría generar proyectos que acerquen aún más al foxismo con el priísmo y, en especial, con la vertiente privilegiada del madracismo apoyado por Salinas de Gortari. En tanto, y desafiando órdenes de aprehensión por desvíos de fondos de Pemex a la campaña priísta del 2000, Ernesto Zedillo se asoma nuevamente a la política mexicana, ya no desde Monterrey y de pasadita, sino en la ciudad de México y sin amparo.
Y, LUEGO DE ESTE BREVIARIO informativo, se dará paso a lo considerado originalmente para abrir esta columna:
EL GOBERNADOR DE JALISCO, Francisco Ramírez Acuña, le ha declarado la guerra a las "orgías y francachelas" que, disfrazadas de fiestas de música electrónica (usual, aunque impropiamente identificadas por el término inglés rave), suelen organizar algunos jóvenes que no siguen las prédicas del ultracardenal Juan Sandoval Iñiguez.
ACICATEADO POR EL CONSEJO Ciudadano de Seguridad Pública, que está bajo el dominio de representantes de la extrema derecha jalisciense, el antes citado mandatario (panista, por supuesto) impulsó el pasado día 4 una acción conjunta de policías municipales, estatales y federales para que irrumpieran en un festival de ese corte electrónico que se realizaría en Tlajomulco, municipio parcialmente conurbado con Guadalajara. A pesar de que tal celebración contaba con permisos oficiales, y que era pública y no clandestina, y que no había más evidencia o sustento para el acto represivo que una difusa "llamada telefónica" denunciante de presuntos consumos de droga, los policías obligaron a alrededor de un millar y medio de jóvenes a tirarse al suelo bocabajo y permanecer así entre media hora y tres horas, mientras los agentes golpeaban, maldecían, robaban, manoseaban y, en el colmo de su eficacia justiciera, instalaban a algunos de ellos presuntas pruebas de culpabilidad narcotraficante.
FUE POCO PRODUCTIVO, SIN embargo, el esfuerzo de los polipuercos, como han sido bautizados tales especímenes (sin que el autor de estas líneas electrónicas logre entender si la combinación de palabras alude a los políticos o a los policías). Tanto esfuerzo para casi nada: de los mil 500 jóvenes sometidos a revisión, sólo 26 fueron nominados a la siguiente fase del Big Brother jalisciense y, de ellos, nada más cinco pasaron de los separos preventivos a la siguiente fase, dos a un tribunal para menores y tres al nivel superior, el penal de "máxima seguridad" de Puente Grande, famoso gracias a los actos de escapismo sin esfuerzo realizados por El Chapo Guzmán. El rudo golpe dado al narcotráfico en esa incursión rave podría, sin embargo, figurar en el récord de las grandes hazañas: el temible millar y medio de promesas juveniles de gansterismo tenía en su poder 366 pastillas llamadas tachas, otras 174 "sicotrópicas" (supone este adicto a las teclas que las tales tachas no son "sicotrópicas", y por ello los rectos guardianes del orden hicieron tal separación conceptual), 620 gramos de mariguana, 13 pipas y una navaja Victorinox.
GENERAL VICTORIOSO SOBRE el campo de jóvenes bocabajeados, el gobernador Ramírez Acuña declaró al siguiente día de los hechos bélicos que no permitiría más "orgías" ni "francachelas". No contaba con la reacción de padres de familia, organizaciones sociales, defensores no institucionales de derechos humanos e incluso empresarios propanistas que habían apoyado al propio Ramírez Acuña y que ahora se organizaban para protestar por el abuso de poder. El domingo pasado se reunieron en la Plaza de Armas de Guadalajara (entre 4 y 6 mil personas, según diversas estimaciones) para protestar con música electrónica por el atraco cometido contra los jóvenes. Allí se conocieron testimonios de los agravios sufridos. También se demandó la liberación de los tres jóvenes recluidos en Puente Grande por delinquir contra la salud, Juan Pablo Reyna, Abraham Sprague y Christopher Cuéllar (afectado éste de sus riñones, que sólo trabajan a 25 por ciento, sujeto a dietas y cuidados médicos específicos). La protesta musical duró de las cinco de la tarde a casi las diez de la noche, sin incidentes ni problemas (aunque el prejurásico Ocho Columnas, de los Tecos de la Universidad Autónoma de Guadalajara habló de "consumo de drogas y alcohol, y desfiguros en público"). Algunos de quienes hablaron fueron Mónica Pérez Taylor, Alfonso Islas, Gustavo Sprague, Jaime Preciado, Jorge Regalado, Rossana Reguillo y Luis Fernando Ortega, quienes dieron una muestra de la pluralidad de escritores, articulistas, académicos, investigadores, empresarios, empleados y padres de familia allí reunidos.
ESE MISMO DOMINGO, EN la mañana, otros manifestantes gozaron de mejor suerte. Eran alrededor de 150 personas que habían respondido a las excitativas hechas desde el púlpito y desde otros espacios del catolicismo militante para que protestaran por la "invasión" de bares, en lo que se ha dado en llamar la zona rosa de la cabecera municipal de Zapopan. Monjas con hábito y guardias marianos vestidos de blanco y azul formaban parte del peculiar contingente inconforme. A ellos se dirigió el presidente municipal, Macedonio Tamez (panista, desde luego) en una presunta visita sorpresa (en realidad había negociado desde un día antes los acuerdos que fueron firmados por una religiosa, un sacerdote y seis vecinos) que comenzó con citas bíblicas relacionadas con la sabiduría del rey Salomón. Los reunidos habían sido exhortados a protestar porque entre otras cosas, según les habían dicho algunos curas en la basílica de Zapopan, la presidencia municipal pretendía suspender la tradicional procesión de la Virgen de Zapopan, conocida como La generala, que llega a reunir en su fiesta central a cientos de miles de personas. Luego que el alcalde anunció el acuerdo alcanzado un día atrás (y prometido desde mucho antes al cardenal Juan Sandoval Iñiguez), para no autorizar más bares y apretar tuercas a los actuales, la protesta se disolvió, luego que la religiosa Margarita Valladolid, directora del Colegio Margil, diera gracias a Dios e invitara a los allí reunidos a ir a misa en señal de agradecimiento.
šALABADO SEA EL SEÑOR (y, en el caso rave, el señor gobernador)!
Fax: 55 45 04 73 [email protected]