Forma, 43 piezas en el Museo de la Ciudad
de México
Muestra Castro Leñero relación entre
la pintura y la escultura
El artista confirma su preocupación por experimentar
MERRY MAC MASTERS
Conocido
más bien como pintor, aunque hace unos años también
se reveló también como escultor, Alberto Castro Leñero
descarta contradicciones entre los lenguajes abstracto y figurativo, porque,
a fin de cuentas, la figura y la forma son lo mismo. Sostiene que se puede
trabajar una figura como elemento casi abstracto. Lo figurativo vendría
ser lo anecdótico, que puede ser la pintura. Lo abstracto es como
la esencia de la figura que, a su vez, es como el modelo armónico
universal dentro del arte. Entonces "la figura humana es como lo referente
a la abstracción".
No obstante que Castro Leñero trabaja en forma
paralela ambos lenguajes, ha dedicado su más reciente exposición
a su propuesta abstracta. Denominada simplemente Forma, la muestra
de 43 piezas, entre pintura y escultura, se desarrolla en las amplias salas,
de techos altos, de la planta alta del Museo de la Ciudad de México,
Pino Suárez 30, Centro. De hecho, se trata de su exposición
más ambiciosa en cuanto a extensión de obra. La curaduría
es de Guadalupe Alvarez, quien también participó en el montaje
con Santigao Borja y Marcos Castro.
De entrada lo que se aprecia es ''la cocina de la pintura'',
con sus salpicados y veladuras. Respecto a los cuadros realizados con acrílico,
Castro Leñero dice trabajar en capas como si fuera obra gráfica.
La exposición también incluye un vitral presentado con otro
formato hace cuatro años en la Bienal Bidimensional realizada en
el Centro Nacional de las Artes. Ahora está trabajado de forma horizontal
integrado a la exposición a la manera de "formas libres que están
fragmentadas por elementos lineales". Sus transparencias y "efectos" como,
por ejemplo, el esgrafiado, posibilitan "muchos juegos".
En 2000, Castro Leñero mostró por vez primera
en la ciudad de México su obra escultórica en la galería
Tonalli del Centro Cultural Ollin Yoliztli. Ha seguido adelante con la
escultura. En Forma se percata en qué medida "una escultura
funciona muy bien como elemento tridimensional". Por la manera en que está
montado el conjunto de obra y, a la manera de "ecos", hay formas pictóricas
que parecen materializarse sobre el piso.
Al respecto, el entrevistado comenta: "Sí, como
que sale un poco la escultura de la pintura. Como que la pintura se va
saliendo por volúmenes, y llega un momento en que se me antoja hacerla
en otro ambiente, en la tridimensionalidad. Empecé con figuras femeninas.
Hacía pinturas muy volumétricas. Entonces comencé
a hacer estudios en cera con modelo. Así empecé a trabajar
la escultura, incluso como una especie de habitar el espacio, como juegan
dentro de eso".
Las
esculturas están hechas en madera, hierro, acero y bronce. Una,
vaciada en bronce y de nombre Tracción, se remite a una pelvis
y un par de piernas flexionadas. Para Castro Leñero, no se trata
de disfigurar el cuerpo humano, sino de hacer de ello un signo. Es decir,
"defenderme de la forma que tenemos ya prefigurada del cuerpo y hacer un
juego de líneas o movimientos, como si fuera una letra, una palabra,
que escribo con la idea de cuerpo".
Alberto Castro Leñero, con una trayectoria de más
de dos décadas, tiene un sello que lo distingue; sin embargo, la
experimentación no es ajena a su quehacer. "Hay un interés
como del formato ?dice?. Parto de cuadros anteriores, de modificaciones
del formato, para trabajar una nueva serie de piezas que tenga otra dinámica
dentro del espacio. Ya no es como el cuadro ventana, sino que es el cuadro
objeto".
En la penúltima sala, cuya idea es el mapa, combina
grandes jarrones de barro -trabajados como globos terráquios, siempre
con un continente más grande que el otro, situación que altera
las proporciones del mundo-, con cuadros tipo "figura-mapa".
No hay obra de Castro Leñero en la última
sala. Hay, en cambio, artistas invitados para demostrar que "el arte contemporáneo
es continuidad", porque, como dice el entrevistado, "el modernismo fue
una época sobre la cual seguimos trabajando". De José Clemente
Orozco está el cuadro abstracto Paisaje metafísico
(1948), así como obra escultórica de Kyoto Ota, Manuel Felguérez,
Santiago Borja, el iraní Obeis Saheb, Gabriel Macotela y Alfonso
Mena.