Autor de La materia del deseo, novela
publicada por Alfaguara
La generación del neoliberalismo es escéptica,
irónica y conformista: Edmundo Paz Soldán
Hugo Bánzer, único ex dictador de AL que
logró reinventarse como demócrata, expresa
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Pertenezco a una generación a la que se le ha enseñado
a tener nostalgia de lo que no ha vivido, que creció en la época
del neoliberalismo, caracterizada por ser poco heroica y que ha aprendido
a ser conformista, escéptica e irónica, contrario a lo que
ocurrió con las generaciones de los años sesenta y setenta
que tenían propuestas de cambio social, sueños, utopías
y que, si bien se equivocaron, se arriesgaban a hacer las cosas, expresa
el escritor boliviano Edmundo Paz Soldán, autor de La materia
del deseo (Alfaguara).
En
su reciente novela, Paz Soldán (Cochabamba, 1967) establece un diálogo
entre ambas generaciones, la de hace 30 o 40 años y la actual, a
partir de Pedro, profesor universitario que escapa de una relación
amorosa con una alumna (Ashley) con el pretexto de escribir un libro sobre
su padre, dirigente de izquierda que murió asesinado durante la
dictadura de Montenegro, que no es otro que el ex dictador y ex presidente
boliviano Hugo Bánzer, fallecido el domingo pasado.
Me interesaba, señala, ''contrastar qué
hizo que los sueños o proyectos de esas generaciones hayan sido
abandonados, y humanizar esa época porque, de cierta forma, a nosotros
nos han quedado los grandes posters. Quería saber qué hay
detrás de esos emblemas de hace tres o cuatro décadas".
Porque atrás de esas figuras que lucharon contra
los regímenes militares están esos personajes que no eran
menos frágiles o menos vulnerables que nosotros, capaces de equivocarse,
que en sus organizaciones también hubo corrupción, traición
y no esa parte idealizada que los convierte en héroes, agrega Paz
Soldán, profesor de literatura en la Universidad de Cornell (estado
de Nueva York).
En la novela es posible distinguir, además de la
figura de Bánzer, alusiones al asesinado dirigente Marcelo Quiroga
Santacruz, y al rey de la droga en ese país sudamericano Roberto
Suárez, que en los años ochenta ofreció pagar la deuda
externa boliviana, y de ahí en adelante numerosas referencias a
la situación actual latinoamericana, pasando por los zapatistas
hasta las marchas de campesinos cocaleros de la región del Chapare
en contra de la erradicación forzada de los plantíos de la
hoja de coca, realizada por el gobierno civil de Hugo Bánzer.
Estas pinceladas a la realidad del subcontinente son parte
de la construcción del personaje principal, Pedro, quien además
de ser docente representa a los ''expertos académicos en América
Latina que existen en las universidades estadunidenses y que opinan de
todas las cuestiones del continente sin saber cuáles son realmente
las causas de lo que pasa".
Cotidianidad y política, tramas paralelas
Paz Soldán recurre a Montenegro-Bánzer ''como
telón de fondo, de tragicomedia, porque llama la atención
que de todos los dictadores de América Latina, sólo Bánzer
logró reinventarse como demócrata, algunos dicen que por
verdadera convicción. Otros que fue gracias a un hábil trabajo
de imagen, al vender esa idea de que hay un ranking de dictadores
en el que Bánzer, comparado con Augusto Pinochet o Rafael Videla,
fue un dictador blando con pocas muertes en su haber. Eso es absurdo, porque
es suficiente una muerte para condenar a un gobierno".
La materia del deseo ''marcha en tramas paralelas
para mostrar cómo la política es parte de lo cotidiano, que
las consecuencias de las decisiones políticas son parte de la cotidianidad
tanto como una aventura sentimental, un affaire, un romance".
En la novela también se advierte cierta crítica
a las nuevas tecnologías empleadas como medio de evasión
en los personajes, tema que el autor trató también en Sueños
digitales (Alfaguara, 2000), porque ''nos hemos dejado seducir, sin
haber emprendido una reflexión crítica. Si las vamos a aceptar
reflexionemos sobre sus lados positivo y negativo".
Edmundo Paz Soldán juega, aquí, con la generación
que creyó en los sueños y la del conformismo contemporáneo.