Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 6 de mayo de 2002
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COPAS DEL MUNDO

Contra todos los pronósticos se impuso a los húngaros, que eran claros favoritos

Alemania echa por tierra las apuestas

Hungría, que venció a Brasil y hasta terminó a golpes, perdió el único partido que no debía

AFP

Si Uruguay fue la sorpresa de 1950, Alemania dejó al mundo boquiabierto al imponerse contra todo pronóstico a los húngaros, claros favoritos, en la final del Mundial de Suiza.

Y es que los magiares las te-nían, en principio, todas consigo. Una selección de ensueño con estrellas de la talla de Sandor Kocsis, Zoltan Czibor o el gallardo capitán, Ferenc Puskas, que llevaban nada menos que cuatro años sin perder.

Así que llegaron a Suiza, elegida por haber salido indemne gracias a su neutralidad durante la Segunda Guerra Mundial, muy confiados. Por América, Uruguay y Brasil también estaban decididos a presentar batalla, el primero para defender su título y el segundo, con un equipo totalmente nuevo, para sacarse la espinita de cuatro años antes.

Treinta y ocho países jugaron la fase clasificatoria y 16 llegaron a la final. Hubo dos grandes ausentes: la URSS y Argentina. Asia contó con un representante, Corea del Sur, y por primera vez participó Turquía. Otra novedad fue que el torneo se retransmitió por televisión.

Y comenzó el festival de goles ?140 en total, una media de 5.38 por partido, récord no superado hasta la fecha?. Hungría vapuleó a Corea 9-0 y a Alemania 8-3. La abultada derrota germana se explica en parte porque su seleccionador nacional, Sepp Herberger, se reservó a sus hombres para el siguente partido, decisivo. La historia demuestra que no se equivocó.

Cataclismo en Berna

Ya en cuartos de final, los magiares se las vieron con Brasil, un encuentro vibrante ?se enfrentaban los mejores de los dos lados del Atlántico? que devino en batalla campal con insultos, patadas, puñetazos y tres expulsiones. Los húngaros acabaron ganando 4-2. Por su lado, Alemania se deshacía sin ruido de Yugoslavia (2-0), Uruguay de Inglaterra (4-2) y Austria de Suiza (7-5).

La suerte quiso que Hungría y Uruguay se enfrentaran en semifinales. El partido fue todo un espectáculo. Los húngaros tuvieron que ganar en la prórroga (4-2) después de que los charrúas marcaran dos goles en los últimos tres minutos. Los alemanes, por su parte, se desembarazaron de los austriacos sin problema (6-1).

Llovía mucho el 4 de julio en Berna, día y lugar de la final. Puskas, quien decidió jugar a pesar de su esguince de tobillo, marcó el primer tanto. Czibor el segundo. Pero los alemanes no se amilanaron. Diez minutos después, Morlock y Rahn habían empatado el encuentro. Y a cinco minutos del final, un pase perfecto del capitán, Fritz Walter, convirtió a Rahn en el gran verdugo de los magiares. Hungría perdió el único partido que no debía. Alemania festejaba el "milagro"
 

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