Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 6 de mayo de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Deportes
Acontecimiento del siglo

Lumbrera Chico

Nada: la prensa "especializada", en la medida en que nadie le untó la mano, hizo el vacío al acontecimiento más importante que ha registrado la fiesta brava en México en lo que va del siglo XXI. Me refiero, desde luego, a la corrida de erales que presenciamos ocho días atrás en el embudo de Mixcoac. De cinco niños toreros y una rejoneadora adolescente, el promotor Pepe San Martín sacó una soberbia tercia de ases: Joselito Adame, Hilda Tenorio y Juanito Chávez.

Cualquiera habría esperado que, tras el éxito indudable que arrojó aquella tarde, los tres hubiesen repetido ayer en la México. Los aficionados que asistieron a su dramática y conmovedora presentación, habrían regresado sin duda llevando del brazo a mucha gente más, con lo cual, por lo menos, se habría duplicado la entrada. Pero la plaza de Insurgentes, ya se sabe, está en manos de un grupúsculo de truhanes que se sirve de ella para satisfacer los más oscuros propósitos, el último de los cuales es el de forjar afición y enriquecer la cultura popular en esta materia.

Hace poco más de un año, el Partido Verde Ecologista Mexicano y, paradójicamente, su ex aliado, el de Acción Nacional, promovieron una iniciativa de ley en la Asamblea del Distrito Federal, que pretendía prohibir el acceso de menores de edad a las plazas de toros capitalinas donde el ganado fuese lidiado a muerte. A despecho de aquella exasperada manifestación de la mojigatería panista, la corrida de los niños toreros, en la que éstos mataron a seis ejemplares de la ganadería de El Vergel, puso de relieve dónde está el futuro de nuestra tauromaquia (y del país en general).

Son los más jóvenes, las generaciones de nuevo ingreso a la vida, quienes lo poseen todo para cambiar nuestra miserable realidad. El futuro dejó atrás a las promesas que nunca cuajaron, léase Manolo Mejía o Jerónimo, que en su momento alentaron las mayores esperanzas de la afición. Hoy contamos con El Zotoluco ?la figura más lograda de estos tiempos?, y tres o cuatro matadores más que, tarde o temprano, podrán desplazarlo. Pero, con todo respeto para esos talentos, que han madurado a fuerza de perseverancia, sacrificio y valor, ninguno de ellos tiene lo que derrocharon Adame, Tenorio y Chávez: un ángel extraordinario, una clase fuera de lo común y, con ambos atributos, el don de hacerse del "toro" y del público a la vez, poniendo a éste al borde del asiento.

Qué exageración, se dirá, pretender que el descubrimiento de estos niños es lo más importante que ha sucedido, taurinamente hablando, en el brevísimo siglo XXI mexicano. Pero contéstese: dónde están los datos y los hechos que contradigan o descarten semejante hipótesis. La semana pasada, en la crónica, recordé que en 1925, ocho días después de la despedida de Rodolfo Gaona, debutó como becerrista, a los 13 años, el maestro Fermín Espinosa Armillita. Pues bien, días después de la presentación de los novilleritos en la México, en la feria de Aguascalientes se cortó la coleta Fermín Espinosa Armillita hijo, un diestro que a lo largo de su carrera derrochó inmenso valor... para usar tal nombre, habiendo sido, como fue, un torero tan mediocre.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año