Custodiada, sólo 2.5% de la superfice
boscosa del planeta, señalan ambientalistas
Promueven certificación de bosques para frenar
la acelerada deforestación mundial
El sistema no es la panacea, pero da la pauta para la
explotación adecuada, indica experta
ANGELICA ENCISO L. ENVIADA
Atlanta, EU. De los bosques de México, que
se estiman en 55 millones de hectáreas, cada año desaparecen
1.1 millones de hectáreas. Esto es ocasionado por incendios, plagas,
enfermedades, sobrexplotación y tala ilegal. En el mundo la deforestación
anual es de casi 9 millones de hectáreas y Brasil está reconocido
como "campeón" en este rubro.
Ante la grave desaparición de bosques a escala
mundial, que además es un factor que recrudece el cambio climático,
desde hace nueve años el Consejo de Manejo Forestal (FSC, por sus
siglas en inglés) y el Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF) impulsan
el proceso de certificación de áreas forestales para garantizar
con un manejo adecuado su permanencia.
En el marco del Foro de Liderazgo Forestal, que se celebró
en la capital de Georgia, Estados Unidos, se reunieron empresas madereras
y organizaciones ambientalistas para definir los mecanismos que conduzcan
a la reducción de la tala ilegal y para impulsar el manejo responsable
de bosques en la elaboración de productos. Se buscó establecer
compromisos para la conservación forestal con el acuerdo básico
de continuar con el impulso de la certificación.
Hasta el momento se han certificado 20 millones de hectáreas
del total de los bosques que se explotan en el mundo, 800 millones de hectáreas.
En México 80 por ciento de la superficie forestal está en
manos de ejidatarios, que han certificado hasta ahora unas 20 mil hectáreas.
La
crítica situación de los bosques en el mundo se refleja en
el ritmo de la deforestación y, aunque se estima que hay seis hectáreas
de bosque por persona, esa cifra disminuye 12 metros cuadrados al año,
según la evaluación del año pasado de la Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En América Latina y Africa la desaparición
de los bosques es más rápida que en Asia, donde la reducción
se compensa con los programas de reforestación. En tanto, en Europa
y Norteamérica la superficie forestal va en crecimiento, reportó
el organismo internacional.
La certificación forestal es un sistema de manejo
del bosque que a través de una "cadena de custodia" regula el proceso
de explotación desde la materia prima hasta el producto final (muebles
o molduras). Primero se practica una auditoría en el área
forestal para determinar la población de árboles, su calidad,
se define la cantidad que se puede cortar y después se hacen monitoreos
para constatar la condición de la zona y corroborar el manejo adecuado.
Los productos de los bosques que son certificados por
FSC llevan esta marca registrada para que los consumidores identifiquen
que la madera fue obtenida de bosques manejados conforme a estándares
sociales y ambientales reconocidos internacionalmente, lo cual da un sobrevalor
a estos bienes.
En México la comunidad indígena Nuevo San
Juan Parangaricutiro fue la primera en participar en este sistema. La empresa
del ejido se fundó en 1983 con mil 229 comuneros, los cuales apoyaron
que en 1996 comenzara la supervisión forestal por parte de la firma
estadunidense Smartwood, explicó Ambrosio Rodríguez Echavarría,
gerente de la empresa comunitaria.
A partir de ese momento la comunidad consolidó
la producción de muebles y molduras de madera que se elaboran con
árboles localizados en 11 mil de las 18 mil hectáreas ejidales.
Ahí se emplean 900 personas y ya se abrieron mercado en grandes
almacenes mexicanos.
Rodríguez detalló que la Secretaría
de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aprobó un programa
de manejo por 10 años, durante los cuales se les practica una revisión
para la autorización de los cortes anuales. Además se hace
control de plagas, podas y mejoras. "Para evitar la migración se
buscan otras fuentes de empleo, como labores de ecoturismo, para lo cual
se hicieron unas cabañas y se acaba de inaugurar una ruta de ciclismo
de montaña".
Este es sólo uno de los ejidos que poseen 80 por
ciento de los 55.3 millones de bosques mexicanos, donde residen 13 millones
de personas en extrema pobreza. Estos campesinos no cuentan con financiamiento
suficiente para establecer los programas de manejo, ya que elaborarlos
cuesta unos 220 mil pesos.
El plan de manejo es indispensable porque es el que rige
y garantiza el funcionamiento del bosque. En él se define el programa
de control de incendios, de plagas, la cultura forestal, el manejo y protección
de la fauna, agregó.
Además de Michoacán, el FSC trabaja en Oaxaca,
donde casi 8 mil hectáreas se encuentran en proceso de certificación
de los ejidos de la Sierra Norte, en Santa Catarina e Ixtlán. En
esta región 75 por ciento de los ingresos de las comunidades proviene
de la explotación forestal, explicó Carolina Hoyos, de la
oficina FSC de México.
Mencionó que la certificación no constituye
la solución a todos los problemas de los bosques, pero sí
es la pauta para el manejo y explotación adecuada, ya que para lograr
una conservación eficiente se deben incluir medidas adicionales
como la reforestación y la restauración.
Impulso en las comunidades indígenas
Para la WWF, los bosques de América Latina son
de los más importantes del orbe, y reconoce que sobre ellos existe
una gran presión. Es el caso de las zonas de caoba de Brasil, madera
que tiene gran demanda internacional. Por ello en la región se impulsa
el manejo forestal comunitario, indicó Chris Eliott, director de
Bosques por la Vida, en la oficina internacional de la organización.
Además, es un hecho que en la región la
mayor parte de la superficie forestal está en posesión de
comunidades indígenas, por lo que el enfoque de trabajo aquí
es diferente al aplicado en Europa, Estados Unidos y Canadá, donde
es propiedad privada.
Hasta ahora el caso más relevante es Bolivia, donde
hay casi un millón de hectáreas certificadas; le sigue Costa
Rica, el país pionero en América Latina en adoptar este sistema.
Al principio hubo resistencia tanto de los indígenas como de las
empresas para la certificación, pero generalmente se ha llegado
a acuerdos, señaló Nancy Vallejo, directora adjunta forestal
del FSC . Destacó que un problema ha sido la falta de legislación
sobre el rubro, además de las difíciles condiciones políticas
de la mayor parte de las naciones.
En México, agregó, el hecho de que exista
un sistema de organización social fuerte ha facilitado la labor.
Actualmente se trabaja para establecer estándares nacionales de
certificación forestal, además de los mecanismos para aglutinar
las actividades de las pequeñas localidades que se encuentran dispersas
en el campo.