Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 6 de mayo de 2002
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Sociedad y Justicia
Custodiada, sólo 2.5% de la superfice boscosa del planeta, señalan ambientalistas

Promueven certificación de bosques para frenar la acelerada deforestación mundial

El sistema no es la panacea, pero da la pauta para la explotación adecuada, indica experta

ANGELICA ENCISO L. ENVIADA

Atlanta, EU. De los bosques de México, que se estiman en 55 millones de hectáreas, cada año desaparecen 1.1 millones de hectáreas. Esto es ocasionado por incendios, plagas, enfermedades, sobrexplotación y tala ilegal. En el mundo la deforestación anual es de casi 9 millones de hectáreas y Brasil está reconocido como "campeón" en este rubro.

Ante la grave desaparición de bosques a escala mundial, que además es un factor que recrudece el cambio climático, desde hace nueve años el Consejo de Manejo Forestal (FSC, por sus siglas en inglés) y el Fondo Mundial por la Naturaleza (WWF) impulsan el proceso de certificación de áreas forestales para garantizar con un manejo adecuado su permanencia.

En el marco del Foro de Liderazgo Forestal, que se celebró en la capital de Georgia, Estados Unidos, se reunieron empresas madereras y organizaciones ambientalistas para definir los mecanismos que conduzcan a la reducción de la tala ilegal y para impulsar el manejo responsable de bosques en la elaboración de productos. Se buscó establecer compromisos para la conservación forestal con el acuerdo básico de continuar con el impulso de la certificación.

Hasta el momento se han certificado 20 millones de hectáreas del total de los bosques que se explotan en el mundo, 800 millones de hectáreas. En México 80 por ciento de la superficie forestal está en manos de ejidatarios, que han certificado hasta ahora unas 20 mil hectáreas.

La crítica situación de los bosques en el mundo se refleja en el ritmo de la deforestación y, aunque se estima que hay seis hectáreas de bosque por persona, esa cifra disminuye 12 metros cuadrados al año, según la evaluación del año pasado de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

En América Latina y Africa la desaparición de los bosques es más rápida que en Asia, donde la reducción se compensa con los programas de reforestación. En tanto, en Europa y Norteamérica la superficie forestal va en crecimiento, reportó el organismo internacional.

La certificación forestal es un sistema de manejo del bosque que a través de una "cadena de custodia" regula el proceso de explotación desde la materia prima hasta el producto final (muebles o molduras). Primero se practica una auditoría en el área forestal para determinar la población de árboles, su calidad, se define la cantidad que se puede cortar y después se hacen monitoreos para constatar la condición de la zona y corroborar el manejo adecuado.

Los productos de los bosques que son certificados por FSC llevan esta marca registrada para que los consumidores identifiquen que la madera fue obtenida de bosques manejados conforme a estándares sociales y ambientales reconocidos internacionalmente, lo cual da un sobrevalor a estos bienes.

En México la comunidad indígena Nuevo San Juan Parangaricutiro fue la primera en participar en este sistema. La empresa del ejido se fundó en 1983 con mil 229 comuneros, los cuales apoyaron que en 1996 comenzara la supervisión forestal por parte de la firma estadunidense Smartwood, explicó Ambrosio Rodríguez Echavarría, gerente de la empresa comunitaria.

A partir de ese momento la comunidad consolidó la producción de muebles y molduras de madera que se elaboran con árboles localizados en 11 mil de las 18 mil hectáreas ejidales. Ahí se emplean 900 personas y ya se abrieron mercado en grandes almacenes mexicanos.

Rodríguez detalló que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aprobó un programa de manejo por 10 años, durante los cuales se les practica una revisión para la autorización de los cortes anuales. Además se hace control de plagas, podas y mejoras. "Para evitar la migración se buscan otras fuentes de empleo, como labores de ecoturismo, para lo cual se hicieron unas cabañas y se acaba de inaugurar una ruta de ciclismo de montaña".

Este es sólo uno de los ejidos que poseen 80 por ciento de los 55.3 millones de bosques mexicanos, donde residen 13 millones de personas en extrema pobreza. Estos campesinos no cuentan con financiamiento suficiente para establecer los programas de manejo, ya que elaborarlos cuesta unos 220 mil pesos.

El plan de manejo es indispensable porque es el que rige y garantiza el funcionamiento del bosque. En él se define el programa de control de incendios, de plagas, la cultura forestal, el manejo y protección de la fauna, agregó.

Además de Michoacán, el FSC trabaja en Oaxaca, donde casi 8 mil hectáreas se encuentran en proceso de certificación de los ejidos de la Sierra Norte, en Santa Catarina e Ixtlán. En esta región 75 por ciento de los ingresos de las comunidades proviene de la explotación forestal, explicó Carolina Hoyos, de la oficina FSC de México.

Mencionó que la certificación no constituye la solución a todos los problemas de los bosques, pero sí es la pauta para el manejo y explotación adecuada, ya que para lograr una conservación eficiente se deben incluir medidas adicionales como la reforestación y la restauración.

Impulso en las comunidades indígenas

Para la WWF, los bosques de América Latina son de los más importantes del orbe, y reconoce que sobre ellos existe una gran presión. Es el caso de las zonas de caoba de Brasil, madera que tiene gran demanda internacional. Por ello en la región se impulsa el manejo forestal comunitario, indicó Chris Eliott, director de Bosques por la Vida, en la oficina internacional de la organización.

Además, es un hecho que en la región la mayor parte de la superficie forestal está en posesión de comunidades indígenas, por lo que el enfoque de trabajo aquí es diferente al aplicado en Europa, Estados Unidos y Canadá, donde es propiedad privada.

Hasta ahora el caso más relevante es Bolivia, donde hay casi un millón de hectáreas certificadas; le sigue Costa Rica, el país pionero en América Latina en adoptar este sistema. Al principio hubo resistencia tanto de los indígenas como de las empresas para la certificación, pero generalmente se ha llegado a acuerdos, señaló Nancy Vallejo, directora adjunta forestal del FSC . Destacó que un problema ha sido la falta de legislación sobre el rubro, además de las difíciles condiciones políticas de la mayor parte de las naciones.

En México, agregó, el hecho de que exista un sistema de organización social fuerte ha facilitado la labor. Actualmente se trabaja para establecer estándares nacionales de certificación forestal, además de los mecanismos para aglutinar las actividades de las pequeñas localidades que se encuentran dispersas en el campo.

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