A propósito de un fax enviado en París
Francia, país donde cantan las sirenas en un mar de tiburones
YURIRIA ITURRIAGA CORRESPONSAL
Paris, 3 de mayo. Por el fax de mi domicilio entró una carta del candidato a la presidencia de Francia, Jean-Marie Le Pen, cuando dentro de unas horas se habrá acabado el tiempo de campaña y un millón y medio de personas se manifestaron por toda Francia para evitar su eventual elección. Sería un error no leerlo ahora.
Escribe: "Después de la primera vuelta, calumnias, mentiras, insultos, caricaturas groseras, jamás la desinformación habrá alcanzado tal grado de histeria. Para provocar miedo dicen que estoy contra los jóvenes, los extranjeros, las mujeres, las empresas, los empleados públicos (...) Es en primer lugar por los que no tienen nada y los que sufren que yo combato, a la hora de la mundialización hace falta una autoridad que defienda a los más débiles y preserve el interés superior de nuestra nación sin agresividad contra nadie. Mi visión de Francia es dar a cada francés un porvenir digno y decente, quiero acabar con un sistema que fabrica el desempleo y donde es más fácil ganar dinero sin hacer nada que trabajando.
"Nuestros agricultores, pescadores, obreros y empresarios se enfrentan a una competencia desleal que los condena lenta pero infaliblemente a la desaparición. Los últimos referendums en Irlanda, Dinamarca y Suiza me dan la razón. Mi ambición para Francia es darle su libertad e independencia en una Europa de cooperación entre naciones. No es anormal ni ilegal que los franceses sean prioritarios en Francia, como los extranjeros lo son legítimamente en sus países. No soy el hombre de un clan ni de una mafia... Toda mi vida me he esforzado (...) el conglomerado heteróclito de mis adversarios se constituye de todos los responsables de la situación actual. ƑCómo esos hombres harían mañana lo que no supieron, ni pudieron, ni quisieron hacer cuando dispusieron de todos los poderes políticos económicos y mediáticos? Me rodean hombres y mujeres honestos y valientes, mis adversarios no tienen el monopolio de la competencia, su desastroso balance lo demuestra. Con usted, yo puedo cambiar las cosas, juntos tenemos la capacidad de decir no a la corrupción, a la pobreza, a la injusticia. šLa ocasión es histórica!" Firma, "un hombre libre".
Las encuestas más confiables le dan ya más de 40 por ciento. Tal vez en esta cifra incluyan a los que se niegan a responder alegando que el voto es secreto, pues sólo la nueva extrema derecha tiene recato o miedo de mostrar su preferencia, sobre todo si es de procedencia izquierdosa, que también hay quienes lo confiesan y justifican. Y el discurso de su líder se presta a ello.
Si no fuera porque algunos vimos cómo el servicio de orden de la marcha del primero de mayo, del Frente Nacional, prohibía hablar a los marchistas de nuevo cuño con los periodistas y cómo negociaba con sus bases más leales su propia marginación pudorosa del contingente. Rezago de jóvenes enfundados en cuero negro que nos permitió a algunos ser provocadora e inequívocamente saludados por brazos rígidos tendidos hacia delante y feroces rostros de terrible augurio.
Como quiera, hay suspenso de película en la elección de este domingo. Y también se toman precauciones contra la posible (Ƒjustificada?) agresividad de los votantes: se ha prohibido, so pena de multas, votar con guantes o con pinzas de ropa para tomar la boleta, o taparse la nariz o hacer gestos de asco al depositarla. Y es que, para evitar lo peor, muchos, los que tal vez sean decisivos para desviar al país del rumbo donde cantan las sirenas en el mar de los tiburones, tendrán que votar en favor de su adversario histórico: el presidente saliente Jacques Chirac.