Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 25 de abril de 2002
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Espectáculos
El grupo argentino Brenda Angiel actuó en México

South, Wall and After realiza búsqueda en el terreno poético de la danza

MARIANA NORANDI ESPECIAL

danzaLa compañía argentina de danza aérea de Brenda Angiel se presentó este martes en el teatro Metropólitan. A pesar de que los promotores de este espectáculo realizaron una buena campaña de difusión, la asistencia no superó el 40 por ciento de la capacidad total del teatro (sin contar la parte alta del foro que permaneció cerrada). Sin embargo, es sabido que la cantidad de público no define la calidad de un show y que un espectáculo de danza en nuestro país tiene mucho menos poder de convocatoria que otro tipo de evento. Así que, con los que estábamos, cuando faltaban 15 minutos para las 9, comenzó el espectáculo llamado South, Wall and After. Esta coreografía está compuesta a partir de tres montajes que Angiel había realizado hace algunos años. El primer número pertenece a la producción denominada Otras partes, estrenada en Buenos Aires en 1997. La obra se inicia con la presencia de una pareja suspendida en el aire por medio de arneses y sogas estáticas. El cuadro, compuesto por un hombre y una mujer, ambos vestidos de negro, se desenvuelve rodeado de un ambiente intimista y romántico. A medida que transcurre la acción, los bailarines comienzan a realizar nuevos movimientos que los llevan a explorar el cuerpo del otro, logrando una escena sugestiva y portadora de emociones.

En la siguiente coreografía, los danzantes están suspendidos en el aire con cuerdas elásticas, las cuales crean mayor juego de movimiento. Los bailarines, en una atmósfera de humor, rebotan y se lanzan de unas mesas colocadas en el escenario que sirven de lugar de apoyo y de despegue. Los cuerpos de los artistas parecen marionetas. Se dejan caer, se elevan, se dejan llevar por el movimiento elástico de las sogas, se desplazan sin aparentar esfuerzo. Por momentos convierten el escenario en un espacio ingrávido, lunar. Esta técnica de utilizar cuerdas elásticas favorece la expresión sobre lugares inusuales en la danza convencional como son las piernas, el vientre o las caderas de los otros bailarines. Por otro lado, las cuerdas elásticas desaceleran el movimiento, facilitando una mejor percepción del mismo y creando una estética visual cargada de poesía. Esta parte de la obra finaliza con un número de mayor intensidad en el que el espacio se convierte en un punto de tensión, entre la libertad y la sujeción, donde los bailarines juegan a volar sin alejarse demasiado tiempo del suelo.

La segunda obra que forma parte de este espectáculo se llama De parte en parte y fue estrenada en Buenos Aires hace dos años. En ella se percibe una búsqueda hacia nuevos movimientos, y para eso se experimenta el cambio de posición del arnés. En estas coreografías el arnés pasa de estar sujeto a la cintura a estarlo a una mano, un pie o al pecho, proporcionando una nueva dinámica al movimiento del bailarín. A pesar de que estos artistas saltan, dan vueltas, se columpian y están colgados de cuerdas, el lenguaje pertenece totalmente a la danza y se mantiene muy alejado de las formas circenses del malabarismo.

La última parte corresponde a la obra South, Wall and After, estrenada y producida por el American Dance Festival en 1998 y es la parte más impactante a nivel visual. Aquí los bailarines, colgados de cuerdas estáticas, desarrollan las coreografías sobre la pared, lo cual produce en el espectador un efecto tridimensional muy interesante. Desde las butacas da la sensación de que se observa el espectáculo desde lo alto de un edificio, y que la pared donde bailan los artistas es el suelo de la calle. La pared gris, la iluminación blanca y el juego de sombras ayudan a producir este efecto visual que transforma la percepción del espectador.

Este espectáculo se desarrolla en su totalidad dentro de una atmósfera minimalista. El diseño escenográfico es completamente negro, salvo un par de mesas y una silla que aparecen en una de las escenografías. Las luces son sencillas, suaves y casi no recurren a otro color que no sea el blanco. La música no está compuesta de forma independiente sino que se adapta a este estilo, basando su sonido en una presencia dominante de la percusión.

El resultado de este show es interesante, aunque algo corto, puesto que apenas alcanza la hora de duración. En algunos momentos resulta un poco monótono pero, en general, demuestra una importante búsqueda en el terreno poético de la danza y una profunda investigación en el infinito universo del movimiento. 

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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