La Orquesta Aragón hará dos presentaciones en el Festival del Centro Histórico
El boom de la música cubana es más comercial que artístico, asegura Rafael Lay
La irrupción de Compay Segundo en Francia y Alemania reforzó nuestra presencia, señala
Afirma que los mexicanos sí saben bailar y gustan del repertorio clásico; ''yo me maravillo, chico''
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana. El boom internacional de la música cubana es más comercial que artístico y es más europeo que otra cosa, dice Rafael Lay, director de la sexagenaria Orquesta Aragón, que está a punto de iniciar su más reciente serie de presentaciones en México. "Al final nos beneficia a todos, pero no hay que olvidar que la música cubana tiene muchos años de haber salido del país, de haber conquistado otros públicos y de haber echado raíces en otras tierras."
El actual director del grupo es hijo del legendario músico del mismo nombre, quien durante más de tres décadas encabezó esta charanga, cuya historia está unida a la de clásicos del danzón, el cha-cha-chá y el bolero como La reina Isabel, Un real de hielo, El bodeguero, La calculadora, Pare cochero, Nosotros o Noche azul.
Días antes de iniciar la gira, Lay dice a La Jornada que le gusta el público mexicano: "En México sí saben bailar, sobre todo el cha cha chá clásico, el original, el que tiene su métrica bien a tiempo, no el otro que es más soneadito. Y yo me maravillo, chico. Fuera de Cuba este es de los públicos más bailadores, el que más conoce. Le puedes poner una guaracha, como Cachita, un bolero, una pachanga, ritmos bien a tiempo, y te lo bailan muy bien. Para que veas lo que es México para la música cubana: yo fui a tu país por primera vez en el año 80; en esa etapa no se bailaba en Cuba el cha cha chá y yo lo vine a redescubrir ahí. Hasta la música del Benny, que nunca había escuchado, la escuché en México".
El contrabajista Orestes Aragón fundó la Rítmica Aragón en 1939, en su natal Cienfuegos, la tercera ciudad de Cuba, población agrícola y pesquera del litoral surcentral de la isla.
Quebrantado de salud en 1948, el lider dejó la orquesta en manos del violinista Rafael Lay, quien la rebautizó con su nombre actual. El heredero dirigió el grupo hasta su muerte, en 1982.
El segundo Lay entró entonces al quite. Dice que el público mexicano tiende al repertorio clásico, mientras el cubano está cambiando. "Aquí los muchachones, si les tocas un tema netamente tradicional, los más conservadores como que se retiran. Otros más decididos dirán: 'oye, no me toques eso'. Pero a veces hay dos o tres viejitos por allá y empiezan a pedir sus piezas. Tengo que volverme un mago para con un número poder complacer a esos veteranos, porque si les toco más de dos me compromete con la mayoría.
"Pero siempre hay una parte del público que conoce y otra, de gente más joven, que se acerca a ver qué es eso. En cada presentación nos enfrentamos al mismo dilema. Pero los temas clásicos siempre se han mantenido activos en el repertorio. Es nuestra identidad", dice este mulato de hablar sereno y pausado.
En 1954 la orquesta tuvo un momento crucial. El flautista Richard Egües se unió al grupo que encabezaba el viejo Lay. Esta fue la época de oro de la Aragón. El grupo empezó a viajar a México en 1978 y desde entonces no falla con una gira anual a ese país.
La charanga eterna
Lejos de la pasión que suelta en el centro del escenario, marcando el ritmo, atacando el violín, uniéndose a los coros, Lay es reflexivo y ecuánime en la conversación. Dice que la postulación del penúltimo disco de la Aragón, La charanga eterna, para el premio Grammy de este año, fue por sí solo un impulso enorme para la orquesta. "Aunque no ganamos, sólo la mención nos puso a jugar en las grandes ligas del disco. Eso de inmediato repercute. Ya estamos recibiendo avisos de nuevas giras. Y es que en el circuito comercial la publicidad de ese tipo cuenta mucho."
Con el sello Lusáfrica, La charanga eterna fue grabado en La Habana entre marzo y abril de 1999, al cumplirse los 60 años de la orquesta, como homenaje a su propia historia. En el disco participan como invitados el cantante congoleño Papa Wemba, Omara Portuondo, Felo Bacallao, Cheo Feliciano y el tresero Pancho Amat. Entre la explosión de novedades soneras incluye otros temas clásicos como Siboney, El paso de Encarnación y Bruca maniguá.
Lay toma distancia de la moda surgida tras el lanzamiento de la serie de Buenavista Social Club. Dice que la música cubana ya era bien conocida hace años en México, Colombia, Venezuela, Centroamérica y casi toda América Latina, así como en España y, desde luego, en los circuitos hispanos de Estados Unidos. Por eso es que el boom surge de la apertura masiva de los mercados europeos y de la readaptación o los nuevos arreglos de temas conocidos. Cuidadoso al hablar de este tema, Lay recuerda que el detonador fue la irrupción de Compay Segundo y del Cuarteto Patria en escenarios de Francia y Alemania, después del primer disco de Ry Cooder.
"Pero nos ayuda, nos impulsa a todos. Para nosotros la postulación al Grammy o la actuación que tuvimos en el Carnegie Hall de Nueva York y todo el impulso de Buenavista Social Club refuerza nuestra presencia internacional. En eso no hay duda. Y nosotros valoramos todo lo que signifique abrirnos a nuevos públicos, a nuevos mercados. Nos amplía mucho el campo de acción".
La Aragón conserva el aire de familia que le inspiró su fundador y que han mantenido con los sucesores. Lay considera que, por eso, la orquesta no se deja arrollar por la fama y el dinero. Le importa la devoción por el trabajo, el culto a la música y la cohesión de grupo.
"Ese es el secreto" de que la Aragón siga sonando fresca a sus 63 años.