Ciclo sobre la actriz y el realizador en la Cineteca

Fassbinder temía que su obra perdiera vigencia: Schygulla

El amor es más frío que la muerte, largometraje abridor

La vida sólo era soportable cuando él creaba, expresa

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

El director alemán Rainer Werner Fassbinder no temía a la muerte, pero sí a que su obra ya no tuviera importancia. Hanna Schygulla, su actriz favorita, lo recuerda y habla de él, de su vida y su trabajo en el séptimo arte. Así, separar los apellidos Fassbinder-Schygulla es casi imposible.

Fassbinder, quien a sus 15 años se declaró homosexual, nació en 1946 en la ciudad de Bad Wörlshofen. Intentó estudiar cine, pero en las escuelas le decían que carecía de talento. Eso no lo detuvo y nada más con ver filmes aprendió a expresarse en el lenguaje cinematográfico. No se conformó con eso; también fue productor, actor, realizador teatral, editor, camarógrafo y compositor, y en su quehacer es patente la crítica al sistema político y social de Alemania. Son pocos los que ingresan a la lista de enfants terribles del arte. Fassbinder, fallecido en 1982 por una sobredosis de droga, es uno de ellos.

Invitada de honor

Schygulla fue la invitada de honor en el inicio del ciclo Hanna Schygulla/Fassbinder, que comenzó este martes en la Cineteca Nacional con la película El amor es más frío que la muerte (1969), la primera que filmó Fassbinder, mejor dicho, la segunda porque ''cuando pasaron los primeros días de la filmación no le gustó. Todo le parecía demasiado oscuro. Tenía que volver a empezar todo, lo que fue un desastre en ese momento porque casi no había dinero".

Hacía mucho que no veía la película, agrega la actriz, pero ''recuerdo que había mucho blanco. Es bastante luminosa a pesar del tema, y ya se pueden ver los elementos de un realizador como la huella de un paso en la nieve, o mejor hablar aquí de un paso en la arena".

Schygulla resalta la contradicción entre la luminosidad del largometraje y la historia; recuerda que ella no aceptaba el título ''porque, como todo el mundo, me imagino que el amor no es frío, es de un calor que no puede definirse. Decir que el amor es más frío que la muerte es algo difícil de aceptar, pero es verdad que muchas cosas muy frías, muy tremendas, muy destructivas se hacen en nombre del amor".

Traza en frases lo que sería la ''gran vía fassbinderiana" en la que hay un semáforo: ''El rojo es esa frase, el amor es más frío que la muerte. La luz amarilla podría ser 'el miedo come el alma, y la luz verde es lo que él siempre escribía cuando alguien le pedía un autógrafo: life it's very precius, even right now".

El filme ''es como el negativo de una fotografía mía. En esa época era una estudiante que sufría esa manera de intelectualizar las cosas. Sabía que no quería casarme, sino ser siempre libre y justamente me tocó el papel de una mujer joven que está preparada con todo para que su amor no se vaya, para poseerlo. Nunca me gustó que me posean o que pueda poseer a una persona".

La forma que tenía Fassbinder de hacer sus películas era demasiado básica y con el tiempo los ángulos y las tomas se volvieron más complicados; ''él siempre tuvo la inteligencia de aprovechar lo que todavía no sabía hacer. De convertir esa falta de saber hacer, el know how, en una fuerza, un estilo, algo único". Después de ese encuentro con Fassbinder, la actriz nunca halló a nadie tan creativo como él, quien sólo concebía la vida si creaba. ''La vida sólo era soportable cuando podía expresarla."

El ciclo Hanna Schygulla/Fassbinder terminará el domingo 21 y hoy se proyecta Effi Briest (1974); mañana, El matrimonio de María Braun (1978); el sábado La tercera generación (1979) y Lili Marleen (1980).