MELON

Luis Angel Silva

No hace falta papel

PARA TOCAR MONTUNO no hace falta papel. Esto fue grabado por las Estrellas de "Alegre" en la década de los sesenta y en este tiempo cobra vigencia después de oír a Emanuel Dufrasne en el Centro Nacional de las Artes, así como una grabación que me proporcionó Fredy Rivera con la intervención de Neris González y Liliana Castanella, quienes participaron en el Congreso de la Rama Latinoamericana de la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular (IASPM, sus siglas en inglés). El primero, de Puerto Rico, y las niñas, cubanas, simplemente fueron más papistas que el papa, sin ánimo de ofender.

Musicólogos de ligas mayores

ANTES DE SEGUIR con el tema le recomendaré a IASPM tres musicólogos de ligas mayores: Lino Betancourt, Leonardo Acosta y Luis Rovira. Este último actualmente se encuentra en nuestra ciudad, pero por desgracia está desaprovechado por nuestras instituciones culturales que, como siempre, no quieren llegar al fondo de la olla y evitar el amiguismo.

EL SEÑOR DUFRASNE, durante su intervención, se concretó a indicarle al encargado del sonido cuándo poner y quitar los discos sin exponer con claridad sus conceptos ni explicar por qué eligió al personaje, en este caso, Pete El Conde Rodríguez, del cual no voy a opinar. Sólo mencionaré que en el aniversario vigésimoquinto de Pacheco, compartimos tarima en el Beacon Theatre de Nueva York, junto con Daniel Santos, Justo Betancourt y Héctor Casanova.

AL LLEGAR A las conclusiones de la sesión efectuada el 4 de abril, el reportero Juan José Olivares puso a Dufrasne en aprietos al preguntarle la diferencia entre son y salsa. Al ver que no daba una respuesta coherente, aproveché el momento y para, como decía Pepe Alameda, hacer graciosa huida.

La timba es otro cuento

EN CUANTO A las niñas cubanas, mi asombro fue mayúsculo. Al escuchar la grabación me doy cuenta de que ni siquiera saben que lo que ejecuta el piano en el montuno no es tumbao sino guajeo, por lo tanto su concepto de la timba es completamente erróneo.

LA TIMBA ES otro cuento. Igual que la salsa, como ritmo específico no existe, así de sencillo. Estoy de acuerdo en que todas las generaciones tienen preferencias, modas, manera de hablar, así que si les gusta la palabra timba, por mí no hay inconveniente. En cuanto a la "agresividad", nunca mejor empleada, ya que el ritmo al convertirse en ruido no cabe duda de que agrede al oído.

TENGO EN MIS manos una entrevista hecha a José Luis Cortés El Tosco (La Jornada, 23-6-98), en la que arremete contra los viejos de Buenavista, sólo que la periodista fue benévola. Este, su asere (me dijo Rovira que es con "s" y no "c"), estaba presente y escuchó al Tosco echar de su ronco pecho aún más. Se le olvida al extraordinario flautista que sin viejos no habría nuevos.

CORTES TRATA DESDE hace tiempo de quitarle respeto a la clave, lo que se nota en grabaciones de N.G. La Banda. Para mi gusto, y es opinión personal, la mejor grabación que ha hecho esa agrupación fue acompañando a Malena Burke en 1990.

Barrio marginal que todavía existe

LA TIMBA ES un barrio marginal que todavía existe, detrás de la Biblioteca Nacional José Martí, en La Habana, al cual le cantó Bienvenido Granda con la Sonora Matancera un número llamado Guaguancó pa' la Timba. Pero el término lo conocí al principio de mi trayectoria: por una parte, Llora timbero fue dedicado a Malanga; más tarde el Conjunto Casino grabó Timba timbero. Aquí en México formó parte del repertorio sonero La timba está rigurosa, que significa que la rumba estaba en el clímax. Decirle timbero a un ejecutante era motivo de respeto y admiración, no cualquiera era timbero.

Cada quien su vida

POR MI PARTE pueden seguir admirando a Paulito y su Elite, La Charanga Habanera -a los cuales sufrí en un concierto efectuado en el Auditorio Nacional- y sorprenderse con la timba, ya que, como dijo Basurto, "cada quien su vida". Para cuentos, Calleja.

ANTES DE TERMINAR, Eleggua es el Niño de Atocha y los colores de su collar son rojo y negro. Al buen entendedor, pocas palabras. Para tocar montuno no hace falta papel.