Marván Laborde: técnicamente no hay objeciones, sólo el propósito de obstaculizarla
Pugna interna en el PRI mantiene atorada la reforma política del DF
Un sector del tricolor busca conservar la dependencia y el control de la ciudad al Congreso, dice
RICARDO OLAYO GUADARRAMA
La reforma política del Distrito Federal "está atorada por razones completamente ajenas a la ciudad" y, en el fondo por la división interna que hay en el PRI, estableció Ignacio Marván Laborde, quien junto al secretario de Gobierno capitalino, José Agustín Ortiz Pinchetti, coordinó los trabajos para integrar la iniciativa de ley.
Hay un sector del PRI que busca mantener el control y la dependencia del DF en el Congreso federal, y con ello mantener su influencia dentro del mismo partido, indicó Marván en entrevista.
En la pugna algunos senadores del tricolor apoyan a las legisladoras María de los Angeles Moreno y a Beatriz Paredes, y otros al presidente nacional, Roberto Madrazo.
Pero técnicamente los priístas no han mostrado objeción alguna para frenar esta reforma que, al contrario de lo que se ha dicho, profundiza las facultades de las delegaciones, trasladando al futuro estatuto constitucional el detalle para que sea legislado por la ALDF y ya no por el Congreso y sus fuerzas políticas nacionales, precisó.
Esta reforma "no tiene paternidad, pues es resultado de acuerdos construidos, no en un año, sino en una década. No se trata del estado 32, pero tampoco de una dependencia federal, entonces se necesita de una entidad federativa que tenga autonomía en su régimen interior, según sus características de capital de la República", dijo el asesor de la jefatura de Gobierno.
Para el caso de las modificaciones que ya fueron aprobadas en la Cámara de Diputados y se encuentran en revisión desde hace tiempo en el Senado, Marván dijo que tienen un límite, pues si abordan cuestiones electorales, tienen que ser votadas a favor a más tardar el 29 de septiembre, es decir, 90 días antes del inicio del año electoral correspondiente a 2003.
En tanto, para el caso de las demarcaciones, la decisión política importante se adoptó ya en 1996, cuando se legisló la elección por voto directo de los jefes delegacionales. Lo que resta nada más es "afinar su institucionalidad".
Al ser electos por sufragio, los jefes delegacionales tienen autonomía, son parte de un gobierno representativo y deben tener responsabilidades definidas. Por ello, "para ser coherentes con esa decisión política y con la autonomía, esta reforma abre la posibilidad de desarrollar la institucionalidad de las demarcaciones", apuntó.
"Evidentemente las facultades de los delegados no se desarrollan a detalle en la reforma, por la complejidad y para dar mayor libertad en el estatuto. Ahí es donde corresponde definir; deliberadamente no se especifican para que sea el estatuto en que se defina", explicó.
En caso de que el Senado apruebe la iniciativa, posteriormente se votará en las legislaturas estatales, de tal manera que la facultad de elaborar el estatuto constitucional del DF, correspondería a la Asamblea Legislativa.
Este órgano tendría esta atribución por el mandato que recibiría para elaborarlo "del constituyente permanente", es decir, del Congreso federal, precisó el asesor.
Importancia de la reforma
Otro de los aspectos importantes de la iniciativa es la "obligación del jefe de Gobierno de conformar un consejo de gobierno territorial, que implica que el Ejecutivo de la ciudad es compartido en parte, y que este consejo cumple la doble función de que los delegados puedan plantear prioridades presupuestarias en las políticas generales de la ciudad, de la delegación al centro, y que el jefe de Gobierno pueda coordinar o dar los elementos concretos de coordinación con las delegaciones".
Estos avances que se han buscado por años, se ven obstaculizados por la negativa del PRI a dictaminar la iniciativa en el Senado, en particular por el papel del senador David Jiménez.
"Técnicamente no he escuchado objeción, sino deliberado propósito de obstaculizarla". En el fondo hay "una división adentro del PRI entre quienes están conscientes de que muy difícilmente van a poder en un tiempo largo ganar en la ciudad, entonces, dicen, la única manera de tener influencia en el PRI capitalino es mantenerla atada al Congreso federal. Es lo más anacrónico, por eso no ha habido reforma en años".
No hay razones del tricolor, "es un asunto de interés de control político", pero también están los legisladores que apoyan el cambio como única posibilidad de recomposición del PRI-DF.
Aprobarla ahora implicaría que el PRI, con un número significativo de asambleístas, tuviera influencia en el estatuto constitucional, pero si se difiere, se corre el riesgo de que no tenga mucho peso en la discusión.
Pero mientras no se decidan a destrabarla, "lo mejor es que no toquen la reforma",